martes, 2 de octubre de 2018

Proyecto Azorian: ( 9ª parte); USS Halibut ( III)



 Viene de aquí:


  Con el transcurso de los dias, la falta de resultados comenzó a poner nerviosos a los técnicos y al capitán Moore.Se producían constantes reuniones y conferencias, en las que se variaban los patrones de búsqueda, la profundidad a la que era colocada la capsula, etc


  Periódicamente, los tecnicos especialistas izaban la capsula para cambiar los carretes de las cámaras fotográficas. Los carretes pasaban entonces a manos del técnico fotográfico, Billy Joe Price, que se encaminaba al cuarto de revelado, sito en la misma "cueva de murciélagos".


  Lo que Price veía en las imágenes mientras las revelaba no era realmente información de inteligencia, pero era la primera vez que un ser humano podía ver algo que estaba fuera del alcance de prácticamente toda la humanidad, en el fondo del océano mas profundo.


  Miles de imágenes en blanco y negro se revelaron en el cuarto de revelado, y como no eran documentos reservados, Price podía enseñárselos a quien quisiera.Asi, decenas de marinos del USS Halibut pudieron observar por primera vez grandes gusanos submarinos, peces con enormes ojos y extrañas aletas similares  a las alas de un murciélago, todo tipo de criaturas marinas que parecían salidas de un guion de una película de ciencia-ficción.

    
  Tras un mes de búsqueda, la moral de la tripulación comenzó  a decaer. La comida fresca se había agotado hacia semanas, y exhaustos tras siete semanas de búsqueda, el capitán Moore ordeno izar la capsula, y volver a la base de Pearl Harbor.


  En Pearl Harbor se iniciaron las labores de mantenimiento del reactor, al que le quedaba uranio solo para un corto espacio de tiempo en servicio.Asi que había que apresurarse.Moore reunió de nuevo a la tripulación tras un corto periodo de descanso, y el USS Halibut volvió a alta mar.

 USS Halibut en el dique seco de Pearl Harbor.


  Esta vez toda fue mucho más apresurado y menos planeado.La prisa por zarpar había hecho que no se cargaran diferentes clases de provisiones, y la tripulación se quedó sin leche fresca tras apenas una semana de singladura, y la poca lechuga que se cargó se termino solo dos días después. Cuando el submarino alcanzó la zona de búsqueda, ya no quedaba comida fresca, solo comida congelada, envasada y enlatada.


  Tras cuatro semanas y media sin ningún resultado, la capsula fue izada, y los carretes pasaron de nuevo a manos del especialista fotográfico Price.


  Como de costumbre,Price iba revisando las imágenes recién reveladas en orden temporal, todas muy similares.Habia visto tantas imagenes, que ya no llamaban apenas su atencion ni las que contenían alguna extraña criatura de los fondos marinos.


  Porque tampoco Price había sido informado del objetivo exacto de la mision, solo se le había informado que debía mantenerse atento a cualquier suceso u objeto inusual, y que cuando lo viera, sabría reconocerlo.


  Tras revisar el primer centenar y medio de imágenes, Price vio algo que le pareció la torreta de un submarino.El pulso de Price se desbocó al instante.


   La capsula teledirigida estaba dotada de luces estroboscópicas, que permitan tomar unas imágenes excelentes, claras y definidas, incluso a una profundidad de 5.000 metros.


  No había duda de lo que el técnico Price estaba viendo. Una sección casi intacta de la torreta de un submarino de clase desconocida, con varios periscopiso o antenas. Price siguió revisando las siguientes imagenes, y continuó viendo distintas partes del submarino, en claro contraste con el fondo oceánico: partes del timon, la campana de buceo del submarino soviético, etc.


  Cuando ordenó las imágenes, estaba claro que el submarino se habia partido en dos partes, y que el mayor trozo descansaba de costado sobre el fondo, con sus bordes parcialmente torcidos y doblados.

Representacion infografica de la posicion del K-129.
  Lo que Price estaba viendo era tan extraño e irreal, que tras varias semanas viendo miles de imágenes no fue capaz de reaccionar.


  Solo pudo reaccionar cuando vio la última imagen tomada aquel día por las cámaras de la capsula teledirigida: parte de un esqueleto humano, cubierto parcialmente con lo que parecia ser un chubasquero, jirones de un pantalón y botas, yacía en el fondo del océano Pacifico a escasos metros de los restos del submarino.

   
  Price levantó entonces el teléfono de la "cueva de los murciélagos" y llamó al puente de mando, indicando al capitán Moore que había encontrado lo que llevaban semanas buscando.


  El USS Halibut tardó tres semanas en regresar a Pearl Harbor, y mas allá del hecho que solo el capitán, el contramaestre, Price, el técnico fotográfico y los tecnicos especialistas sabían exactamente lo que se habia encontrado, toda la tripulación sabia que habían completado su misión con gran éxito.


  Al llegar al puerto, a toda la tripulación se le prohibió tener contacto alguno con familiares y amigos hasta nueva orden. En el muelle esperaba una limusina negra, de la que salieron tres oficiales navales acompañados por dos escoltas armados hasta los dientes.


  Esperaron pacientemente  hasta que el capitán Moore, el último hombre en abandonar el USS Halibut, desembarcó. Moore llevara un maletín negro, que pasó a manos de uno de  los oficiales navales, que lo esposó a su brazo izquierdo. Los tres oficiales navales volvieron a la limusina, que rápidamente  marchó hacia el aeródromo de la base aeronaval de Pearl Harborr.Alli tomaron un avion que los trasladaría a Washington DC,llevando un monton de imágenes que iban a cambiar la historia.


  El capitán Bradley, que había conocido la existencia de las imágenes apenas el fotográfico Price había informado al capitán Moore, no estaba preparado para lo que vió cuando desplego las imágenes sobre su gran mesa de su secreta oficina del Pentágono.


  El detalle de las imágenes era casi increible.Bradley podía ver que uno de  los tubos de lanzamiento de misiles del submarino soviético estaba vacío, y que había graves daños en la parte superior del casco, pero dos de los misiles R-21 podían distinguirse con claridad, presentando una increíble oportunidad para que los EEUU pusieran sus manos en algo que parecía imposible poder poseer, un ICBM  soviético prácticamente intacto con su cabeza nuclear.

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