jueves, 4 de junio de 2020

74 d.c.: Barbaros a las puertas (2ª parte )





Viene de aquí:

  A pesar de su victoria contra los Xiongnu, el general Gong se dio cuenta de la debilidad de su posicion defensiva, y supo que no podría resistir otro asalto .Decidio trasladarse hacia el sur, a la fortaleza Shule, construida en un terreno con mejores posibilidades defensivas a lo largo de las riberas de un arroyo que garantizaba suministro constante de agua para sus soldados y los animales.

  La fortaleza también se abasteció con alimentos, armas y otros suministros, además de incorporar a varios miles de campesinos jushi para tareas auxiliares del ejército.

 Ruinas de la fortaleza de Shule.

  Cuando los xiongnu reaparecieron en julio, el general Gong y sus hombres estaban preparados. De hecho, mientras los xiongnu se desplegaban para iniciar el asalto, el general Gong salió de la fortaleza con todos sus hombres, profesionales y auxiliares, para atacar directamente al enemigo. Los nomadas, que esperaban enfrentarse a una fuerza defensora numéricamente muy inferior, se encontraron con una numerosa tropa han, que de nuevo obligó a la retirada a los nómadas xiongnu.

  Pero en pocas semanas, los xiongnu reanudaron el ataque.Tras varios asaltos fallidos sin lograr atravesar las defensas de Shule,decidieron poner sitio a la fortaleza. Su primer acto fue represar el rio que llevaba agua a la fortaleza, privando a  los defensores de tan necesario liquido. Con el ardiente calor del verano, muy pronto los defensores comenzaron a sufrir deshidratación.

  Los desesperados soldados han comenzaron a excavar pozos en el suelo de la fortaleza, de hasta 50 metros de profundidad. Los primeros intentos fueron infructuosos, y la desesperación llevó a decenas de soldados a beberse la orina de los caballos.

La caballeria ligera de la dinastia Han utilizaba caballos fergana, originarios de las estepas del Asia Central.

  Tras varios dias de excavación, finalmente encontraron un afluente subterráneo del rio, y su alegría fue tal que llenaron cubos y los vertieron sobre los atacantes cuando se concentraban junto a las murallas para iniciar un nuevo asalto.

  Los defensores esperaban la pronta llegada de refuerzos para liberar la ciudad, pero el emperador Ming murió en septiembre, y no dejo a nadie que pudiera autorizar una expedición de refuerzo.

  Para empeorar las cosas, el gobernador de Jusi se había pasado al bando xiongnu y había enviado su ejercito a unirse al de los nomadas.Los miles de auxiliares jusi que habían colaborado con el ejercito del general Geng Gong desertaron.

 Alabardero dinastia Han.

  Afortunadamente para los defensoras, una de las esposas del gobernador de Jusi era de ascendencia Han, y pudo contrabandear comida y suministros a la guarnición asediada, además de conseguir información útil sobre los xiongnu y los jusi.

  Pero, a pesar de la ayuda recibida, el hambre pronto atenazó a los defensores, que recurrieron a  hervir el cuero y los cordones de sus armaduras y las cuerdas de sus arcos, para intentar calmar el hambre.

  Al darse cuenta que los defensores carecían de alimentos, el líder de los nómadas xiongnu envió a un mensajero a la fortaleza  con una bandera blanca y con unos generosos términos para la rendición de Geng Gong y sus soldados: “Si te rindes, te nombraremos rey de Jusi y te daremos mujeres para que sean tus esposas”.


  Geng Gong aceptó negociar la rendicion de  la guarnicion.Sus soldados bajaron  con cuerdas un gran cesto para recoger al mensajero Xiongnu.Cuando el mensajero estuvo sobre la almena, y para sorpresa de todos, Geng Gong saco su espada  y mató al mensajero.

  Luego ordenó que el cadáver fuera despiezado y hervido en una gran olla situada en las almenas, a la vista de los enemigos. Después, mientras los defensores devoraban lo que quedaba del mensajero, Geng Gong subió a la almena y grito: "Esto es lo que le ocurrirá a cualquier xiongnu que llegue a mis almenas”.

  Si bien el asesinato y el “consumo” de un mensajero bajo bandera de tregua era un crimen espantoso y sin precedentes, sirvió para aliviar momentáneamente el hambre  de la guarnición y mostro a los atacantes la determinación de los defensores de continuar la lucha hasta el fin.

  Además, Geng Gong había evitado cualquier posibilidad de rendicion.El canibalismo de un enemigo dejaba un mensaje muy claro: no habria cuartel.

  La llegada del invierno represento un nuevo problema para Geng Gong y sus hombres. Se habían comido la mayor parte de su ropa y sus corazas y cascos de cuero. Si la guarnición quería sobrevivir al invierno iba a necesitar nueva equipacion.Geng Gong envió a un subordinado llamado Fan Quiang a través de las líneas enemigas para intentar llegar a la fortaleza han de Dunhuang.

  Fan Quiang logró llegar a Dunhuang, pero el comandante de la guarnición se negó a dotarle de cualquier ayuda, porque cualquier ayuda o refuerzo requería de la autorización del nuevo emperador, que aun no había sido nombrado.

 Ruinas de Dunhuang.

  En la primavera del año 76, la ya escasa guarnición de Shule se encontraba en una situación desesperada.Aunque habían mantenido la fortaleza en manos imperiales durante un año, apenas quedaban vivos  medio centenar de defensores. Peor aun, su arma más efectiva, sus ballestas, eran absolutamente inútiles, ya que sus cuerdas y tirantes de cuero habían sido cocidos y devorados.

  Y llego el fatídico día, cuando los centinelas de Shule informaron de la llegada  de un gran número de hombres a caballo que se acercaban rápidamente a la fortaleza. La desesperación de apodero de los supervivientes mientras se aprestaban a la que suponían seria su ultima batalla.

  Pero cuando se desplegaron en el parapeto recibieron una grata sorpresa. Era Fan Quiang, que había conseguido convencer al nuevo emperador  de la dinastía han, Zang DI, de la necesidad de rescatar a los hombres asediados en Shule, enviando una fuerza de relevo de 2.000 hombres, que rompió el asedio y obligo a huir a los nómadas xioungnu.

  Al día siguiente, los supervivientes del ejercito del general Geng Gong y sus libertadores iniciaron una larguísima marcha de 300 kilómetros para volver a sus hogares. En el camino tuvieron que seguir combatiendo, tanto contra algunas otras tribus nómadas, o contra el frio invierno a través de las nevadas montañas Tian San.

  Cuando llegaron al paso Yumen, solo quedaban vivos  13 de los hombres de Geng Gong, que finalmente pudieron atravesar las puertas occidentales de la gran muralla y ponerse a salvo.

  La épica defensa de  los hombres del general Geng Gong contra una fuerza enemiga muy superior en número puso en valor el comportamiento del general y su unidad.Mas de un milenio después, la hazaña inspiró al general Yue Fei a escribir un poema, para motivar a sus hombres a combatir sin descanso a los invasores nómadas Jin, descendientes de los sanguinarios Xiongnu.

“Con hambre, ansiosamente comemos la carne bárbara, con sed bebemos alegremente la sangre de los Xiongnu”.


The book of war – William Tang.
Ancient Chinese warfare – Ralph D. Sawyer.

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