Al principio, los trabajos de
construcción de la escollera avanzaron con rapidez, pero según se iban acercando
a la ciudadela amurallada comenzaron a recibir el lanzamiento de flechas y
jabalinas desde las murallas.Trirremes que zarpaban desde los dos puertos de la ciudadela,
el puerto de Sidon al norte y el puerto de Egipto al sur, acosaban
constantemente la construcción, haciendo el trabajo casi imposible.
Para superar las
dificultades,Alejandro mando construir al final de la escollera dos torres de
madera, recubiertas de cuero y pieles de animales mojadas, haciéndolas menos
vulnerables a los ataques con proyectiles incendiarios. Hizo colocar en lo alto
de las torres varias catapultas, para mantener lo mas alejado posible a los navios enemigos
enemigos.
Los sitiados se dieron cuenta de
que debían destruir las torres a toda costa. Prepararon una gran nave,
anteriormente utilizada para el transporte de caballos, y la llenaron de
virutas de madera, astillas, ramas y leña muy seca, además de decenas de
ánforas llenas de pez, azufre y otros líquidos inflamables.
Una vez terminados los
preparativos en el barco, los tirios esperaron la llegada del viento propicio,
en direccion a la escollera. Cuando el viento se levanto remolcaron el navio,
la bomba incendiaria flotante, hacia la escollera. En cuanto estuvo cerca,
prendieron fuego a las virutas de madera y dejaron que el viento hiciera su
trabajo.
Muy pronto, las dos torres de
madera estaban en llamas, y los soldados macedonios que intentaban apagar el
fuego eran acribillados desde las murallas de la isla.
Todo ardió en poco tiempo: las torres,
los andamios, los postes, la escollera entera, prácticamente: lo poco que quedo
fue destruido por los tirios, que cuando las torres se derrumbaron, hicieron una
salida desde la isla en pequeñas barcas e incendiaron lo poco que quedaba en
pie.
Alejandro se había dado cuenta de
que necesitaba una flota, hasta que no tuviera el control absoluto del mar
alrededor de Tiro no podría tomar la isla. Y con un contingente de caballería
se dirigió a Sidon, a buscar trirremes.
Pero antes de partir, ordenó
reconstruir la escollera, pero mas ancha que la anterior, para poder disponer
de más terreno para colocar mas torres, mas obreros, mas soldados para proteger
los trabajos, etc.
Mientras se encontraba en Sidon,
Alejandro recibió unas muy buenas noticias.Gerostrato, rey de Arados y Enilo,
rey de Biblos, habían decidió unirse al macedonio, y aportaron a su flota un
total de 80 buques de guerra. También llegaron 10 trirremes desde Rodas, y 15
desde las ciudades costeras de Cilicia.
Pero la felicidad y la sorpresa
de Alejandro fueron aun mayores cuando 120 barcos chipriotas se unieron a su
flota en Sidon.Una verdadera coalición de potencias marinas se había organizado
“espontáneamente” contra Tiro: unas para eliminar a un potente competidor comercial,
y otras porque querían estar en el lado ganador cuando Alejandro terminara con
los persas.
Mientras la flota se concentraba
en Sidon, Alejandro aprovecho el tiempo pata realizar una expedición de castigo
contra las tribus árabes del interior, que acosaban y saqueaban las poblaciones
de la costa mediterránea y las caravanas comerciales que tenían su origen en Damasco.
A su regreso a Tiro ,
Alejandro se encontró con la llegada de Cleandro, a quien había enviado a Grecia
a contratar mercenarios, habiendo conseguido 4.000 soldados del Peloponeso. Y la
escollera, ahora más ancha, estaba ya prácticamente terminada, a finales del
mes de julio de 332a.c.
Alejandro decidió lanzar sus
fuerzas al mismo tiempo. Tenía la esperanza de incitar a los tirios a un combate
naval en mar abierto.Ahora que tenia superioridad numérica en barcos, una
victoria le pondría la ciudad en bandeja.
Pero los tirios no cayeron en la trampa,
y se limitaron a proteger la entrada a sus 2 puertos. En esa zona estrecha, la
flota de Alejandro no podría desplegarse eficazmente, y perdería la ventaja de
su superioridad numérica.
Alejandro decidió esperar un poco
más. Colocó a la flota chipriota bloqueando la salida del puerto de Sidon, al norte,
y a la flota fenicia bloqueando el puerto de Egipto, al sur.
Las maquinas de asedio comenzaron
a colocarse en la escollera, y sobre varios barcos de transporte, que Alejandro
ordeno anclar alrededor de la ciudad, para bombardear las murallas desde todos
los lados.
Los tirios, perfectamente conscientes
de la inminencia del comienzo del bombardeo sobre sus murallas, decidieron
intentar una salida para atacar a la flota chipriota.
Se prepararon 3 quinquiremes, 3
cuatrirremes y 7 trirremes y se los doto de tripulaciones escogidas y las mejores
armas que pudieron encontrar.
Los chipriotas no estaban preparados,
fueron cogidos por sorpresa y el primer ataque causo el hundimiento de 3
quinquirremes chipriotas, incluido el del rey chipriota Nitagoras.
Alejandro se dio cuenta del peligro,
y acudió rápidamente con sus buques a bloquear la entrada al puerto sur y evitar otra salida de los barcos tirios
desde allí.
Cuando los marinos tirios
comprendieron lo que sucedia, ya era demasiado tarde para ellos, solo unas
pocas de sus naves pudieron regresar a la seguridad del puerto. Las restantes
naves fueron atrapadas entre dos fuegos, las naves chipriotas y la flota de Alejandro,
que consiguió capturar intactos un cuatrireme y un quinquerreme.
Ya no habría más salidas de la
flota de Tiro.Alejandro bloqueo por completo ambos puertos, y se dedico por completo
a la tarea de demolición de los altos muros de la ciudadela.
En el norte, los muros resistían perfectamente el ataque de las maquinas de asedio.Pero ene le sur, una parte de la muralla
comenzó a desmoronarse bajo el impacto de los proyectiles. Se hizo un primer
intento de asalto de la ciudad por la brecha, pero las tropas asaltantes fueron
rechazadas sin poder poner un pie en la muralla.
Alejandro decidió trasladar maquinas de asedio del norte hacia
el sur, para conseguir hacer la brecha mas ancha. Dos barcos que montaban
escaleras y pasarelas fueron enviados al sector, y tres días después, se
intento un nuevo asalto, usando las mejores tropas de Alejandro, los
hipaspistas, bajo el mando de Admeto y pezhetaroi, mandados por Ceno.
Al mismo tiempo, se produjeron
ataques de diversión de los barcos griegos por todo el perímetro de las murallas,
para intentar confundir a los defensores sobre cuál iba a ser realmente el
punto de la muralla donde se produciría el ataque principal.
Admeto fue el primer hombre en
poner pie en la muralla.Rapidamente, algunas de las torres que protegían la
muralla cayeron en manos de los asaltantes, lo que dio el control a los griegos
de las murallas adyacentes.Muy pronto, se combatía en el interior de la ciudad.
Los asaltantes trataban de
dirigirse hacia el norte de la isla,
donde se encontraba la ciudadela de Agenorium, construida por el legendario rey
Agenor.
Los barcos de la flota de Alejandro
entraron en ambos puertos y asaltaron las naves allí reunidas, con poca resistencia.
Cuando los pezetharoi de Cenon entraron en la ciudad, la masacre de ciudadanos
tirios se generalizo. Los macedonios estaban enfadados por la larga duración del asedio,
y porque días antes los tirios habían ahorcado a varias decenas de prisioneros
macedonios tirándolos desde lo alto de las murallas.
Más de 8000 tirios murieron en
los combates o fueron asesinados en las represalias. En el momento de la rendicion de la ciudad, se encontraban en ella cientos de peregrinos cartagineses,
que habían acudido a tiro para visitar el templo de Melkart.Alejandro les
perdono la vida y les permitió marchar, pero otros extranjeros que se
encontraban allí para el mismo propósito fueron capturados y vendidos como esclavos,
junto a los supervivientes de la ciudad, unos 30.000 en total.
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