viernes, 4 de diciembre de 2015

323 a.c.; Alejandro en Babilonia: Negros presagios.

Ruinas de Ecbatana.


Viene de aquí:


  A la llegada a Ecbatana, Alejandro ofreció a los dioses los sacrificios acostumbrados, además de organizar juegos atléticos. Todas las noches se organizaban fiestas con consumo ilimitado de alcohol, con la participación entusiasta de Alejandro y sus compañeros.

 El Simposium,una antigua fiesta griega basada en el consumo masivo de vino.


  Seguramente, una de estas bacanales acabo con la vida de Hefestion, camarada de armas, amigo de la infancia y amante de Alejandro. Tras unas violentas  convulsiones en el transcurso de  una de las fiestas, Hefestion fue llevado a su habitación, en donde permaneció inconsciente durante 7 dias antes de morir.

Esclavo ayudando a vomitar a un asistente al simposium.
  
 Según algunas fuentes clásicas, Hefestion habría muerto de un coma etílico, pero sus síntomas y la duración de la enfermedad (7 días, según las mismas fuentes) no concordarían con los de una crisis etílica.


  Alejandro permaneció durante tres días junto al cadáver de su amigo y amante, sin comer o dormir. Cuando su pena se atenuó, ordeno levantar en Babilonia un gran monumento destinado a servir de pira y tumba de Hefestion.El cadáver fue trasladado a Babilonia custodiado por una hiparquia entera, mandada por Perdicas, y se enviaron mensajeros al templo de Zeus-Amón en el oasis de Siwah, para preguntar a los sacerdotes del oráculo  si seria conveniente otorgar a Hefestion funerales correspondientes a un dios.


  El funeral tuvo que esperar seis meses, el tiempo que tardaron los mensajeros enviados a Siwha en volver con la respuesta del oráculo : no debía ser tratado como un dios, sino como un héroe.


  A principios del 323 a.c., Alejandro abandona Ecbatana y se dirige  a las montañas del actual Luristan (sur de los montes Zagros, aprox.) para suprimir un levantamiento de los coseos, una tribu que vivía en ciudades fortificadas de las montañas entre  las satrapías de Susiana y Media.
 

  Expertos en la guerra de guerrillas, el saqueo y el bandidaje, ningún grupo armado del ejército de Alejandro había conseguido domarlos y mantenerlos bajo control. A pesar de la nieve y el intensísimo frio, Alejandro consiguió terminar con su resistencia en la primavera de 323 a.c. En el camino de vuelta a Babilonia, Alejandro se encontró con unos enviados procedentes de Libia.


  Según Arriano, tambien aparecieron embajadores de Etruria, Lucania y Brucium (el sur de Italia, aprox.).Tambien, segun Arriano, (aunque difícil de creer) aparecieron lo que el escritor llama "escitas de Europa", es decir, galos e iberos, además de cartagineses y etíopes. Sería la primera vez que griegos y macedonios escucharan la forma de hablar de esos pueblos y su manera de vestir.


Anábasis de Alejandro, Arrriano, libro VII, capitulo XV 




  Alejandro seguia al pie de la letra las indicaciones de la geografía aristotélica y el mapa de Hecateo, y cree que el mar Caspio es un golfo del mar Exterior, al igual que el golfo Pérsico. En previsión de una nueva expedición, envía a la satrapía de Hircania (ribera sur del mar Caspio) a gran número de ingenieros y arquitectos, que debían empezar a construir una gran flota.

 Mapa de Hecateo.

  Tras franquear el rio Tigris en su ruta a Babilonia, Alejandro se encuentra  con unos adivinos caldeos, que le advierten que se abstenga de entrar en la ciudad, por que el oráculo del dios Belus les había advertido que “sería nefasto que Alejandro entrara en Babilonia en esos momentos”.


Alejandro respondió con un verso de Eurípides:


“El mejor adivino es el que predice solo cosas buenas”


Los adivinos caldeos insistieron:


“Alejandro, no te dirijas hacia poniente, no lleves tu ejercito por ahí; dirigete al este “


  Pero esta vez, Alejandro decidió no hacer caso de los adivinos. Sospecha que los caldeos intentan alejarlo de Babilonia para hacerse más fácilmente con los tesoros que oculta el templo de Babilonia, templo que Alejandro había ordenado demoler y construir otro encima.


  Un par de días después del encuentro con los magos caldeos, un nuevo presagio funesto vuela sobre el campamento de Alejandro.


  Uno de sus oficiales macedonios, Polodoro de Anfipolis, preocupado por su posible castigo por haber cometido una leve falta, pregunta  a uno de los adivinos griegos de Alejandro por su futuro.


  El adivino sacrifica a un animal, extrae el hígado y comprueba que le falta uno de los lobulos.Es un muy mal presagio para el oficial, que pide al adivino que realice otro sacrificio, esta vez en relación a Alejandro. El adivino sacrifica otro animal: también le falta un lóbulo al hígado.

 El rumor del mal presagio se extendió a toda velocidad por el campamento de Alejandro, que esta vez decidió desoir el consejo y continuar hacia Babilonia, a donde llegaría a principios de marzo del 323 a.c.

  Allí encuentra  al almirante Nearco, recien llegado de Fenicia, a quien le cuenta sus futuros planes; Babilonia será la base de partida para la invasión de Arabia. Alejandro pretende construir en Babilonia un gran puerto fluvial, capaz de construir y albergar mas de mil buques de guerra, además de construir cientos de almacenes y arsenales para la campaña que se avecina.


  Mientras sus ingenieros se ponían a la tarea  de construir el puerto, Alejandro decidió explorar el curso del rio Eufrates,navegando rio abajo hasta un canal situado a unos 160 kilómetros al sur de Babilonia, llamado el Palacopas,una zona pantanosa que tenia la cualidad de absorber la fuerte crecida del rio Éufrates en verano y evitar que se desbordara por sus riberas.


  Por  aquella zona ya había pasado Arquias, el segundo al mando de la flota del almirante Nearco, que había informado a Alejandro de la insalubridad de la zona pantanosa, con el agua estancada que comenzaba a oler fuertemente en cuanto comenzaba la primavera.


  Mientras navegaba por la zona, una corriente de viento se llevo la diadema dorada,simbolo de su realeza, que siempre solía llevar cuando pasaba por terreno deconocido.La diadema cayó en unos juncos, y un marinero fenicio se lanzo a rescatarla. Mientras volvía con la diadema al barco, el marinero se coloco la diadema en la cabeza, para no mojarla.

  Sin darse cuenta, haba cometido un terrible sacrilegio. Nadie además de Alejandro podía colocarse la diadema.


  Alejandro premio con un talento al fenicio por rescatar la diadema, Y, según las fuentes, después ordeno cortarle la cabeza por el sacrilegio cometido, o fue simplemente azotado.


  Tras volver a Babilonia, continuó con los preparativos para la invasión de Arabia.Paucetas llego de Persia con más de 20.000 soldados, además de un contingente compuesto de coseos y tapurios, dos de las tribus mas belicosas del norte de Persia: Filoxeno llegó con otro contingente procedente de Caria, el general Maandro  con varios miles de soldados de Lidia ,y Menidas con la caballeria, que habia sido anteriormente puesta bajo sus ordenes.


  A finales de mayo se celebran en Babilonia los funerales por Hefestion,a los que asisten numerosos enviados de todas las regiones del imperio. Se construyo un enorme catafalco de madera, de más de veinte  metros de altura, recubierto en su totalidad de telas doradas y purpuras. Por medio de un sistema de poleas, se alzo el cadáver hasta la cima, en donde fue incinerado.Despues, se incinero el mismo catafalco, mientras se sacrificaban a los dioses más de 2.000 animales.


  Finales de mayo, mucho calor en Babilonia, el rey Alejandro prefirió salir de la ciudad, y se dedico a navegar por las zonas pantanosas de las riberas del Éufrates y perfeccionar la nueva formación que iba a aplicar a su infantería para las futuras campañas.


 (Continuara…)

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