Viene de aquí:
El estado mayor del ejército chino en la región militar de Shenyang reunió un escuadrón a base de unidades de elite de las guarniciones chinas en la zona, y ordenó tender una emboscada a la siguiente patrulla soviética que apareciera.
Los soldados chinos esperaron una semana, acostados día y noche sobre la fría nieve. Pero los rusos no volvieron a aparecer.Quizas no aparecieron por que esperaba la respuesta china, o por una simple casualidad, la batalla fue evitada.
Pero en Zhenbao solo un año después, la batalla no pudo evitarse.
La primavera había tardado en llegar, y la mañana del día 2 de marzo de 1969 era tan fría como cualquier amanecer de invierno, con temperaturas rondando los 30 grados centígrados bajo cero.
Las tropas soviéticas en el Lejano Oriente estaban inmersas en unas maniobras con gran participacion, un ejercicio militar en el que se estaba instruyendo a las tropas para repeler una imaginaria invasión china.
Como parte de los ejercicios, todas las unidades soviéticas participantes abandonaron las fronteras y se internaron unos 50 kilómetros en el interior de Rusia. Así, en los puestos de avanzada, en la frontera, solo quedaron pequeñas guarniciones.
Entre los soldados soviéticos que quedaron de guarnición se encontraba el sargento Yuri Babansky, que se encontraba de guardia, mirando a través de sus binoculares el rio Ussuri desde el puesto fronterizo de Nizhne-Mikhailova.
Alrededor de las 10 y 20 de la mañana, los centinelas soviéticos detectaron una patrulla de unos 30 soldados chinos en camuflaje de invierno,marchando tranquilamente a través del helado rio en dirección a la isla de Zhenbao.
Como era costumbre, los 32 guardias fronterizos del puesto de Nizhne-Mikhailova subieron a bordo de un BTR-60 y dos camiones GAZ, y fueron a encontrarse con los chinos.
Una vez en la isla, el comandante del puesto fronterizo soviético, el teniente primero Iván Strelnikov envió al sargento Babansky con una veintena de hombres para detener a la patrulla china, mientras otra docena de hombres trataría de flanquear a los chinos usando el rio.
Babansky llevó a sus hombres hasta un campo nevado, llano y sin árboles. Frente a él, en el otro lado del campo, estaba Sun Yuguo, comandante del puesto fronterizo del EPL chino.
Seguramente ambos hombres ya se conocian, tal vez en alguna de esas frecuentes peleas a puñetazos y golpes entre soviéticos y chinos.
Pero Sun Yuogo sabía que el momento de las peleas a golpes había pasado, ya que recostados en la nieve, a solo unas decenas de metros del desprevenido sargento Babansky se encontraba una compañía de comandos chinos, preparados para cerrar la trampa.
Los comandos no eran guardias fronterizos, sino tropas de las unidades de reconocimiento del ejercito de tierra chino, la elite, seleccionados de entre los mejores de tres cuerpos de ejercito diferentes de la región militar de Shenyang.
El trabajo de Sun Yuguo, como comandante de puesto fronterizo que era,habia sido atraer a los soviéticos a una trampa. Y había cumplido su misión con éxito.
Sun Yuguo se convertiria en toda una estrella mediatica. |
Al mando de los comandos chinos se encontraba Wang Guoxiang, oficial político de la compañía “Rojo 1” del 217 regimiento de infantería de la 73ª division del EPL.La compañía Rojo 1 había llegado en secreto a la isla Zhembao la noche anterior, y había pasado la noche cavando trincheras y pozos de tirador y tendiendo un cable telefónico hasta la orilla china del rio Ussuri.
Los comandos habían permanecido
en silencio toda la noche, y a cada uno de los miembros de la compañía se le
había dado un paquete con pastillas para
combatir la tos, para no hacer ni un solo ruido que pudiera delatar su presencia.
Habiendo logrado su objetivo, solo esperaban la señal de Sun Yuogo para comenzar a disparar sus rifles de asalto Tipo 56, la variante china del Ak-47 soviético.
Pero la señal llegó desde el rio, un disparo, ya que el escuadrón de Strelnikov se había topado con un numeroso grupo de comandos chinos en el rio helado, y habían comenzado a disparar.
El sargento Babansly se volvió en dirección a donde escuchaba los disparos, y en ese momento estallo la guerra a su alrededor, con ráfagas de armas automáticas sonando por toda la explanada nevada.
En los primeros segundos del intercambio de disparos, media docena de hombres de ambos grupos cayeron muertos o heridos. Mientras, en el rio, los chinos terminaban con el destacamento de Strelnikov, y Babansky asumió el mando de los supervivientes.
La emboscada en Zhembao llevaba ya bastante tiempo preparándose en los cuarteles generales del EPL.Los oficiales del distrito militar de la provincia de Heilongjiang habían aprobado el plan inicial el 25 de junio, y lo habían enviado para su aprobación por el departamento de planes del EPL y el ministerio de asuntos exteriores chino.
Pero la decisión final se tomaba en Beijing, en las reuniones del comité central del partido comunista chino, incluyendo a Mao, que supervisaba todos los incidentes fronterizos con la URSS.
El EPL había movilizado entonces y transportado a la zona de Zhembao a tres compañías de reconocimiento, pàra ir perfilando y entrenando la emboscada prevista.
La mañana de la emboscada, los principales comandantes del EPL se encontraban en Beijing para asistir al 9º congreso nacional del PCCh.Los tecnicos del partido establecieron una conexión telefónica directa con una suite del hotel Jingxi para que Chen Xilian, comandante de la región militar de Shenyang, pudiera recibir actualizaciones de lo que estaba ocurriendo en Zhembao.
El viceministro de relaciones exteriores tambien estaba presente,haciendo un detallado seguimiento de las actividades diplomáticas internaciones para informar directamente al primer ministro Zhu Enlai, que reportaba directamente al presidente Mao.
Al mismo tiempo, sus homólogos soviéticos también estaban haciendo numerosas llamadas telefonicas, aunque mucho mas frenéticas y confusas.
Al mediodía, el coronel Leonov,del 57º destacamento fronterizo, situado en Iman,a unos 60 kilómetros al sur de Zhembao, estaba a punto de informar que su unidad había completado con éxito el ejercicio militar que había salido a desarrollar,cuando llegaron noticias preocupantes de Nizne Mikhailova.En apenas una hora,el coronel Pleg Losik, comandante del distrito militar soviético del Lejano Oriente estaba hablando por teléfono con Alexander Kosygin, presidente del consejo de ministros del gobierno soviético, que quedo absolutamente desconcertado.
Los líderes soviéticos habían sido tomados absolutamente por sorpresa por el ataque chino. Brezhnev estaba de viaje en el extranjero, mientras el Kremlin llevaba meses preocupado por las consecuencias que pudiera tener para la economía soviética la invasión de Checoslovaquia del año anterior, así como por la próxima cumbre con Estados Unidos, actividades que requerían de una diplomacia de guante de seda en el escenario internacional.
Tras una rápida deliberación y la consulta a los altos mandos del ejército soviético, la unica instrucción que Moscú envió al coronel Losik fue la de defender la frontera nacional a toda costa, pero evitando un conflicto militar a gran escala.
Losik, un veterano de la segunda guerra mundial ,comprendió la aparentemente
paradójica orden. La batalla debia producirse en la frontera, y solo podría
utilizar unidades de la guardia fronteriza. No recibiría refuerzos del Ejercito Rojo.
Así, los únicos refuerzos que acudirían en ayuda de Babansky serian dos docenas de hombres en un BTR-60 enviados por el teniente Vitaly Bubenin, del puesto fronterizo de Kulebyakiny Sopki.
Tras dos horas de combate,Leonov dio a Babansky la orden de retirada.
En ese momento, apenas quedaba en pie una docena de soldados sovieticos. Para cubrir su retirada, Babansky llevó su BTR al flanco izquierdo chino, para atraer su fuego.
Cuando un proyectil de RPG puso fuera de combate su vehiculo, Babansky y otros tres de sus hombres se cambiaron a otro BTR abandonado, y continuaron su asalto de flanqueo, disparando las ametralladoras del vehículo hasta que se quedaron sin munición.
Los hombres del teniente Babunin aprovecharon la ocasión para terminar con el puesto de mando chino lanzando granadas de mano, y los chinos supervivientes se retiraron.
Sargento Babansky y teniente Bubenin |
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