Grupo de WAAC,s sobre un camion Hallford. |
Viene de aquí:
Al principio, algunas publicaciones periodísticas no se tomaban en serio a las automovilistas.Según alguna de ellas, “el uniforme de las conductoras de la Royal Navy Services Women era inteligente y adecuado”, mientras el uniforme de las chicas de FANY "era menos bello, pero más práctico”.
Conducir para el Royal Flying Corps (antecesor de la RAF ) era quizás el destino mas prestigioso para una automovilista, mientras servir en el FANY, seguramente el destino mas peligroso, algunas veces parecía significar pertenecer a un club exclusivo, una especie de elite dentro de las conductoras de ambulancias.
Pero en todos los lugares del frente occidental en el que estas mujeres trabajaban encaraban gran peligro, y en determinadas ocasiones, la muerte.
Consideradas en su mayor parte como aventureras que trataban de inmiscuirse en el trabajo de los hombres, los requisitos para entrar, por ejemplo, en FANY, eran considerables. Debían pagar una cuota de entrada, una cuota mensual, debían costearse sus propios uniformes y la lavandería, y en algunos casos debían pagar el alquiler de las pistas de tenis en las que se entretenían en sus ratos libres o trataban de mejorar su forma física.
Conductoras delante de un Ford T.
Así que la inmensa mayoría de las aspirantes procedían de familias pudientes y adineradas. Y estaban muy bien educadas. Una de las conductoras escribía en FANY Gazette su experiencia en el depósito de vehículos de Calais, en donde hacia tanto frio que, además de usar el imprescindible líquido anticongelante, se debían arrancar cada hora todas y cada una de las 16 ambulancias disponibles, para que el motor no se congelara, y que esa tarea se le encomendaba a las conductoras FANY, cuatro de ellas cada dia. También advertían que las carreteras estaban cubiertas de hielo y que a menudo debían colocar cadenas en las ruedas, siendo muy complicado subir colinas con tanto frio y hielo.
Josephine Tennet, una conductora voluntaria perteneciente a la Cruz Roja británica, era una de las 12 conductoras asignada a una unidad de FANY de ambulancias establecida en Saint Omer, Francia, unidad siempre necesitada de expertas conductoras.
Josephine escribió una serie de cartas muy detalladas describiendo los problemas encontrados mientras conducía su ambulancia Buick.
Conductoras de ambulancia de la Cruz Roja britanica en Francia, ante una ambulancia Buick.
Como una mecánica profesional, describía perfectamente las reparaciones y el mantenimiento que debía realizar para mantener la ambulancia Buick el mayor tiempo posible en las carreteras.
Segun describe el Buick era un vehículo con un embrague de accionar muy duro, con un motor del que solo funcionaban dos cilindros hasta pasada al menos media hora de uso, un tubo de escape que se rompía con extraordinaria facilidad y una carburación muy complicada de afinar.
Los pinchazos y quedar atascados en las cunetas eran los problemas mas comunes una vez en marcha, y Josephine no olvidaba cuando tuvo 13 pinchazos en solo 6 días.
El WAAC fue renombrado QMAAC, Queen Mary Army Auxiliary Corps el 9 de abril 1918, para reconocer sus servicios durante guerra, en donde 81 integrantes de la unidad perdieron la vida.
Con el fin de la guerra y la reducción de efectivos del ejercito hasta niveles de tiempos de paz, la necesidad de mujeres para “sustituir” a los hombres desaparecio, y el QMAAC fue desmantelado a finales de septiembre de 1921.
Aunque el entusiasmo de las mujeres por participar en la 1ª guerra mundial tuvo una fuerte oposición inicial, no hubo tal oposición años después, durante los años que precedieron a la Segunda Guerra mundial, y el Servicio Territorial Auxiliar ( ATS) fue formado en 1938, y para el final de la contienda, aproximadamente 300.000 mujeres habían servido a su pais en una gran variedad de funciones no-combatientes, incluyendo conducción de camiones y como correos motorizados.
Observadas al principio con escepticismo, las mujeres voluntarias que condujeron ambulancias durante la 1ª guerra mundial demostraron sobradamente estar capacitadas para la labor exigida, consiguiendo que cesaran las criticas iniciales y que el proceso de que las mujeres fueran aceptadas en todos los aspectos y ramas de las fuerzas armadas británicas no pudiera ser frenado.
Battlefield medicine, a history of the military ambulance from napoleonic wars through world war I – Josh S. Haller.
Battlefield angels, saving lives under enemy fire – Scott McGaugh
Classic military vehicle magazine, feb. 2024
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