Infantes de los regimientos "Cataluña", "Principe" y "Zamora" |
Viene de aquí:
Francisco Javier de Cabanes, posiblemente el mejor historiador y analista militar de la época, dice en su obra “Memoria acerca del modo de escribir la historia militar de la última guerra entre España y Francia” , que la mayoría de los defectos de los soldados españoles de la época podían solucionarse con tiempo, trabajo duro y un poco de suerte, pero que solucionar el asunto de la oficialidad era mucho más difícil.
Buena parte de la oficialidad del ejercito español había entrado en el ejercito en 1808, habiendo sido nombrados por las autoridades insurgentes tras el levantamiento de mayo., sin preocuparse si tenían la capacidad necesaria.
Cuando el Consejo Supremo de Guerra se encargó de examinar lo ocurrido en las derrotas del ejercito español, una de las conclusiones a las que llegó fue que parte de la oficialidad estaba compuesta por oficiales retirados antes de 1808 y vueltos a llamar tras el levantamiento, o suboficiales que habían sobrevivido a los primeros combates en las calles de las diferentes ciudades, y habían sido ascendidos a oficiales por la muerte o encarcelamiento de los mas capaces.
Los informes de mala conducta entre los oficiales eran muy frecuentes, no solo por simple incompetencia militar, también por absentismo. Muchos oficiales se inventaban cualquier pretexto para viajar a ciudades como Cadiz, Sevilla o la Coruña, para pasar largas temporadas alejados de las tropas que debían dirigir.
En el campo de batalla la cobardía de esos oficiales era frecuente, tanto que la Junta Suprema ordeno que todos los oficiales de infantería de grado superior al de teniente fueran privados de los caballos que utilizaban, para que no los pudieran utilizar para huir.
Regimiento infantería "Zaragoza". |
Los oficiales de grado superior a coronel disponían de decenas de soldados rasos a los que utilizaban como sirvientes , camareros, barberos, cocineros, etc. sacandolos de primera línea y debilitando asi las defensas.
Había excepciones, claro, pero con tantos oficiales incompetentes y cobardes,la mejora de la tropa era muy difícil de conseguir.Aunque capaces de las mayores muestras de heroísmo , los soldados españoles eran propensos a huir en cuanto la situación en el campo de batalla se complicaba. El pánico se extendía con una rapidez inusitada, y lo que empezaba siendo un simple pelotón huyendo se extendía rápidamente hasta el nivel regimental.
En la defensiva los soldados españoles actuaban correctamente, pero en laofensiva a menudo eran incapaces de llevar a cabo las más simples maniobras. Aunque las diferentes unidades avanzaban con valor y determinación contra el enemigo, en cuanto perdian la formación o se veían obligados a cambiar de avanzar en línea a formar en cuadro, el desorden y el caos era tal que era prácticamente imposible volver a tomar una formación adecuada. Y una vez emprendían la huida, no había ninguna esperanza de volver a reagruparlos.
Voluntarios infanteria ligera "Barcelona".
En los combates de infantería contra los infantes franceses, los españoles eran casi siempre superados. La falta de buenos tiradores de mosquete en los primeros días de la guerra se fue resolviendo a duras penas, pero la falta de entrenamiento y confianza daba a los tiralleurs franceses una ventaja difícil de superar.
"Tiralleurs", obra de Godfrey Engelmann.
La inferioridad de la infantería se veía además acentuada por la falta de artilleria. La pobre logística del ejercito español aseguraba que casi siempre, muy pocos cañones llegaran a tiempo al campo de batalla, y cuando llegaban, se concentraban en unos pocos lugares, lo que convertía a las baterías en objetivo preferente para la numerosa y experta artillería francesa.
Pero lo peor de todo era la escasez de caballeria, demasiado escasa incluso comparándola con el antiguo ejército borbónico español de los dos siglos anteriores. La escasa calidad de los caballos, casi siempre hambrientos, convertía cada combate entre la caballería española y francesa en una escaramuza inicial, seguida por una retirada de los jinetes españoles.
La huida de la caballeria exponía, una y otra vez, a los flancos de la infantería española a los ataques de la caballeria francesa. EL general Francisco Copons y Navia afirmaba : "El arma del que nuestro enemigo hace mejor uso es la caballería, y es absolutamente necesario que nos enfrentemos a ella con igual fuerza. Pero, debido al estado en el que se encuentra el ejército español, eso no es posible de momento, pero es esencial hacerlo en cuanto podamos”.
La primera reunión
de la Junta General de Guerra, formada por el general Castaños, el conde de Montijo, el marqués de Castelar y el almirante
Gabriel Ciscar, confirmó el plan de campaña en el que se estaba trabajando desde principios de septiembre , que consistía básicamente en una reorganización general
del ejército.
Las tropas de Galicia, Asturias, y , cuando llegara desde el Baltico, la division de La Romana , formarían el Ejército del Oeste.
Regimiento "Guadalajara", integrado en la division de La Romana.
Los contingentes de Castaños, Llamas, Cuesta y Galluzo formarían el ejercito del centro.
Las tropas de Palafox , el general Saint March y una division de Valencia liderada por el general Arturo O’Neill formarían el ejercito de reserva, y las tropas de Cataluña, reforzadas por una división enviada desde Zaragoza y otra desde Granada, formarian el ejercito del este.
Todos estuvieron de acuerdo que todos los reclutas debían pasar primero por un periodo de instrucción en el ejercito de reserva antes de ser enviados al frente.
Pero el despliegue de estos ejercitos no iba a estar dictado por la lógica militar, sino por los incendiarios y grandilocuentes titulares de los periódicos y la precaria posicion política de la Junta Suprema Central.
Así, el ejército del oeste y el de reserva iban a estar separados por un enorme espacio, que en principio debían ocupar los todavía no llegados británicos y una división extremeña, aun por encuadrar.
Además, una sorpresiva ofensiva francesa había superado las posiciones del ejercito de Castilla en Logroño, y aniquilado a una de las divisiones andaluzas de Castaños en la batalla de Tudela.
La mala situación militar iba a empeorar aun mas. A principios de noviembre, solo dos divisiones de Extremadura mantenía el frente en el centro de la península.
Mientras, Napoleón, avergonzado y enojado por la derrota en Bailen, había decidido no evacuar su ejercito de la península como los españoles esperaban. Al contrario, comenzo a acumular tropas, unos 130.000 soldados de la Grande Armee, incluida la guardia imperial, cuatro cuerpos de ejercito y cuatro divisiones de caballería, para enviarlas a España.
Envió mensajes a Nápoles, al reino de Italia y al Confederacion del Rhin para aportar mas refuerzos, y ordeno nuevas levas de reclutas en Francia.
En el aspecto diplomático, ofreció la paz a Inglaterra siempre y cuando reconocieran a José Bonaparte como legitimo rey de España, y aseguró su retaguardia aprobando la anexión rusa de Finlandia, Moldavia y Valaquia, amenazando a Prusia y Austria con la aniquilación si se les ocurría intervenir para aprovechar las circunstancias.
Decidido a asegurar España para la “dinastía” Bonaparte, Napoleón llamo a filas a mas de 60.000 hombres de las quintas del año 1810, y otros 80.000 del 1809.
Lo que Napoleon tenia en mente para España era una campaña relámpago para barrer toda la peninsula iberica, dejando al emperador las manos libres para la tarea de derrotar al imperio británico, y dominar Europa por completo.
Numéricamente, las tropas francesas en España no iban a superar en mucho al ejercito español. La mayoría de las unidades francesas enviadas a España seguían siendo las mismas de años anteriores, pero ahora sus soldados eran veteranos en mil batallas. Los contingentes de alemanes enviados por la confederacion del Rhin se vieron “obligados “ a aceptar en sus filas a miles de reclutas franceses, pero los veteranos seguían siendo mayoría.
El grueso de las tropas francesas se iban a concentrar en Navarra y las provincias vascas, lideradas por el propio Napoleon. Organizados en 7 cuerpos de ejercito, un cuerpo de caballería y una reserva, de la que su mas importante componente era la Guardia Imperial, el ejercito frances enviado a España era mucho mejor que el anterior, derrotado en Bailen.
(Continuara…)