Comúnmente está establecido que la segunda guerra mundial comenzó cuando, a las 4,45 de la mañana del día 1 de septiembre, el buque-escuela alemán Schleswig Holstein abrió fuego contra el fuerte polaco de Westerplatte,en el puerto de Danzig.
Los planes para el ataque se habían realizado en junio, bajo el nombre en código Fall Weiss.La incorporación del corredor de Danzig en Polonia había sido parte obligada del tratado de Versalles, y llenaba de indignación a Hitler.
Hitler había dicho a sus comandantes que necesitaba una razón propagandística para comenzar la guerra. No le importaba si era plausible o no. Una vez empezada la guerra eso ya no importaría, solo importaría la victoria.Hitler intentaba evitar que Francia e Inglaterra le declararan la guerra.
El ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, bramaba todos los días desde las ondas sobre la intención de Polonia de provocar una nueva guerra, sobre el peligro que representaba Polonia para Europa, y sobre las atrocidades que las autoridades polacas practicaban sobre los polacos de origen germano.
Pero mientras Gobbels gritaba, otros ya estaban preparando una operación de bandera falsa.
En una reunión celebrada a principio de agosto en el hotel Oberschlesien, en la ciudad de Gleiwitz, cerca de la frontera polaca, los altos mandos de la policía de seguridad (SD) y la Gestapo, Reinhard Heydrich y Heinrich Muller,respectivamente,planearon una operación que sirviera de casus belii y excusa para la invasión de Polonia.
Muller y Heydrich.
El nombre en código que se le dio a la operación fue Operación Himmler, y consistía en vestir a soldados alemanes con uniformes y armas polacos y realizar distintos actos de sabotaje en localidades alemanas muy cercanas a la frontera con Polonia.Tras estos ataques, se dejarían atrás varios cadáveres vestidos con uniforme polaco, que servirían para darle más autenticidad a la historia.
El objetivo más importante de la operación era la estación de radio de Gleiwitz.Un oficial alemán que hablara polaco emitiría un inflamatorio mensaje en polaco asegurando que el ataque polaco a Alemania era inminente.
Estacion de Gleiwitz.
A esta fase de la operación se le llamo operación konserve, u operación canned goods (productos enlatados).Heydrich puso al cargo de la operación al capitán de las ss Alfred Naujocks.
Alfred Naujocks.
Naujocks se dirigió a Gleiwitz y espero allí durante 14 dias.Muller, el general de la Gestapo, fue el encargado de proporcionarle a Naujocks los cadáveres a utilizar en la operación.
Se trataba de una docena de internos del campo de concentración de Dachau, criminales por delitos comunes, a quien el médico personal de Heydrich les aplico la inyección letal. Tras morir, se les colocaron uniformes polacos y se les guardo en una cámara de congelación.
Eran los “productos enlatados”, las conservas.
El jefe del Abwehr, el servicio de espionaje alemán, el almirante Canaris, proporciono 50 uniformes polacos para la operación.
La mañana del 31 de agosto, Heidrych se comunico con Naujocks y le dio la clave secreta para dar comienzo a la operación : “la abuela ha muerto”.
A las 8 e la tarde del día 31 de agosto, mientras millón y medio de soldados alemanes se acercaban sigilosamente a la frontera germano-polaca para comenzar la invasión, Naujocks y una docena de soldados de las ss disfrazados de polacos tomaron la emisora de radio. Un agente de las ss que hablaba polaco informo que Alemania estaba ahora en manos del ejército polaco, y que había llegado la hora del ataque a los alemanes.
La emisión radiofónica termino con disparos de revolveres, que los alemanes disfrazados de polacos disparaban contra los cuerpos ya muertos de los criminales y contra un activista polaco que había sido arrestado el día anterior y había sido llevado a la estación de radio.
Otros incidentes del mismo tipo sucedieron esa misma noche. En Hochlinden, ss disfrazados de soldados polacos entraron en combate simulado con unidades del ejército alemán, ante la sorprendida vista de unidades del ejército polaco.
Periodistas extranjeros y civiles alemanes fueron llevados a los lugares donde habían ocurrido los incidentes provocados, donde pudieron ver los resultados y los cadáveres de los presuntos atacantes “polacos”.
En definitiva, la operación Himmler había tenido éxito, pero nadie se lo creyó,