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Durante el año 1950, las unidades de guerrilleros del viet Minh se transformaron hasta llegar a convertirse en un ejército regular. Los soldados destinados a la infantería eran adiestrados en los campamentos de instrucción que habían establecido los chinos cerca de la frontera entre ambos países, en Nanning, mientras los artilleros salian del campo de instrucción de la artilleria china en Ching Hsi.
Unidad de morteros del Ejercito Popular de Vietnam.
Pronto aparecieron en Vietnam los primeros batallones del ejército popular en formación cerrada, armados de lanzagranadas pesados y cañones ligeros sin retroceso de procedencia norteamericana, material que poco antes había sido suministrado por los EE.UU. a los soldados del Kuomintang de Chiang Kai Chek, que habían caido en manos de los comunistas de Mao Tse Tung tras su victoria, que los había cedido a los norvietnamitas para usarlos en su lucha contra los franceses.
No tardaron mucho en aparecer también unidades de artilleria completas dotadas de piezas de origen americano de 105 mm y numerosas baterías de cohetes anticarro.
Soldados del Ejercito Popular del Vietnam a principios de 1950.Se puede distinguir a la izquierda una MP 40 de fabricacion alemana, y una ametralladora BAR de fabricacion estadounidense, a la derecha |
Giap pensaba en mantener libres para siempre las comunicaciones terrestres con China, y también en atacar la cadena de fortificaciones francesas en el norte que aun quedaban en activo, puesto que el ejército popular no era solo un nombre, sino que se habían convertido en un auténtico ejército en el sentido clásico de la expresión.
El 1 de octubre, el bien equipado ejército popular vietnamita, con 14 batallones de infantería y tres baterías de artillería, comenzó a atacar las posiciones francesas. Diez mil soldados franceses defendían ese rincón del imperio colonial francés : franceses, vietnamitas anticomunistas y la legión extranjera, en la que figuraban numerosos alemanes, veteranos de la 2ª guerra mundial.
Desde finales de 1947, el alto mando frances en Indochina había considerado esencial mantener una presencia militar continua en las zonas rurales con mayor presencia de unidades vietminh para la realizacion de ataques y difusión de propaganda.
Las discusiones sobre como lograr una presencia más completa comenzaron con la llegada del general Pierre Boyer de Latour du Moulin, nuevo comandante de las tropas francesas de indochina sur ( TFIS) en julio de 1947.
General Pierre Boyer de Latour du Moulin.
Boyer de Latour, un veterano muy condecorado en ambas guerras mundiales y ex comandante de un batallon de tiradores argelinos se había convertido en jefe de operaciones militares y civiles en la Conchinchina.
El conocimiento y la experiencia de Boyer de Latour en los combates contra los alemanes en el desierto del norte de África llevaron a la creación de un amplio sistema de búnkeres militares fortificados en las provincias del norte capaces de resistir asaltos armados, para así disuadir al enemigo de llevar a cabo más ataques.
Las tropas francesas iban a utilizar los bunkers como base para la realización de patrullas a pie, teniendo en cuenta que las fortificaciones siempre se construían cerca de poblaciones o al lado de carreteras y caminos de acceso a las zonas rurales, donde los propagandistas vietminh acostumbraban a reclutar a nuevos miembros para sus guerrillas.
En comparación con las versiones posteriores, las torres de vigilancia construidas en 1948 eran bastante rudimentarias y consistían, por lo general, en cuatro paredes de ladrillo rematadas por tejas de pizarra. Las paredes tenían entre 25 y 40 cm de espesor y se complementaban con un muro bajo que rodeaba el edificio. La entrada a la fortificación estaba ubicada al menos a dos metros sobre el nivel del suelo y el puesto de observación se encontraba a una altura de cinco a seis metros con un alero para permitir el lanzamiento de granadas. En las primeras versiones, una escalera en el exterior del edificio daba acceso a la entrada, pero las versiones posteriores fueron equipadas con escaleras internas que brindaban mayor protección.
El grosor de las paredes de las versiones construidas a partir de 1949 también se incrementó y las fortificaciones a menudo contenían paredes interiores y exteriores hechas de hormigón armado, troncos de árboles o vallas de bambú. Esta era una consideración importante ya que los guerrilleros solían colocar explosivos en la base del fuerte en un intento de debilitar su estructura. Los explosivos podían colocarse a mano o sujetándolos a largos postes hechos de bambú.
Los fuertes, separados por un kilómetro entre sí, generalmente estaban atendidos por entre cuatro a seis hombres, pero los puestos de observación más grandes, llamados “tours-mères” ( torres madre ) contenían mayores cantidades de hombres y estaban armados en consecuencia. En cuanto a este armamento, los hombres estaban equipados con una variedad de pistolas, rifles, ametralladoras y otras municiones, incluidas las ametralladoras Hotchkiss M1922 o el rifle de cerrojo MAS-36, un arma ampliamente utilizada por las fuerzas francesas en Indochina.
La vida de los soldados destinados en una torre de vigilancia era repetitiva y monótona. Al amanecer, se enviaba una patrulla a buscar las trampas explosivas que los guerrilleros locales habían colocado durante la noche en los alrededores. Los días se pasaban reforzando las defensas de la torre de vigilancia, limpiando las armas y manteniéndose en forma con deportes como el voleibol. Para entretenerse, se organizaban juegos de cartas y, ocasionalmente, los soldados iban a un pueblo cercano a beber un vino de arroz casero tradicional, conocido como ‘ruou de’.
A veces, los soldados cuidaban huertos de verduras instalados en el exterior. Escribir cartas también era una actividad importante. La correspondencia escrita con esposas, novias o familias permitía a los soldados en Indochina mantenerse al tanto de los acontecimientos en casa o tranquilizar a sus seres queridos. Como esta actividad contribuía en gran medida a mantener la moral, seis aviones garantizaban el envío y la entrega del correo tres veces por semana. Sin embargo, podía tardar hasta tres semanas en llegar a su destino, ya que los soldados eran trasladados a diferentes unidades o lugares.
Por la noche, los habitantes de una torre de vigilancia escuchaban el más mínimo ruido que pudiera alertar a los de guardia nocturna de la presencia de un enemigo que intentaba lanzar un ataque sorpresa. Se colocaban latas de hojalata sobre alambre de púas en el perímetro interior del recinto para ayudar a detectar el movimiento del enemigo, aunque a menudo cualquier alarma se activaba por ratas, pájaros o incluso el viento. Si se producía un ataque, normalmente ocurría durante el período de seis horas entre la puesta y la salida del sol, según las diferentes estaciones y la posición de la luna.
Los ataques solian ser repentinos. Varios cientos de asaltantes podían arrojarse contra las alambradas de púas o las vallas de bambú para crear una brecha, y luego oleadas sucesivas de Viet Minh intentarían invadir la torre de vigilancia o el recinto. Los ataques podían durar varias horas y si la defensa de una posición había tenido éxito, se podía pedir apoyo aéreo para despejar el área mediante bombardeos o ametrallando las posiciones del Viet Minh.
La mañana siguiente se dedicaba a comprobar que no se habían colocado trampas explosivas o minas alrededor del campamento. Si había hombres muertos o heridos, había que evacuarlos; si se había agotado la munición de una torre de vigilancia, había que reemplazarla.
Un ataque podía servir de pretexto para preparar una emboscada a quienes llevaban a cabo este trabajo, por lo que era necesaria una vigilancia extrema en zonas de intensa actividad del Viet Minh.
Era importante conocer con anticipación la posibilidad de un ataque, por lo que los franceses desarrollaron e implementaron sistemas de alerta temprana que les daban tiempo a las torres de vigilancia y a los recintos para prepararse. En este caso, para mantener la comunicación entre fortificaciones atacadas, un grupo de dos o tres hombres bien armados y equipados con walkie-talkies se posicionaban entre ambas a unos 500 metros de distancia.
El proyecto de construcción de fortines continuó hasta bien entrados los años 50 bajo los auspicios del general Jean de Lattre de Tassigny. De hecho, la llamada Línea De Lattre era una serie de fortificaciones e instalaciones de armamento construidas alrededor del delta del río Rojo. La línea estaba formada por unos 1.200 fortines capaces de resistir el fuego de artillería del Viet Minh que se extendía a lo largo de una distancia de mas de 350 kilometros. Estaban conectados por carreteras capaces de soportar el peso de los tanques más grandes de Francia. Un inconveniente era que este tipo de fortificación era inmóvil y el Viet Minh podía atravesar los huecos entre los recintos con bastante facilidad.
(Continuara…)