lunes, 4 de noviembre de 2024

1903 : Guerra en el techo del mundo; Invasión británica del Tíbet (3ª parte )

 

Gyantse Jong, el "Gibraltar tibetano."

Viene de aquí:

  El armisticio declarado se rompió por la impaciencia de un centinela hindú, que disparó sobre un tibetano que había salido de la  fortaleza en busca de agua. El tibetano murió, y las conversaciones entre ambos bandos se rompieron.

 Sin una resolución de la contienda a la vista, un impaciente Younghusband decidió atacar el imponente macizo del Gyantse Jong, considerado como la llave de entrada al Tíbet.

  El asalto se produjo el 6 de julio, a eso e las 4 de la tarde, y fue encabezado por el 8º de gurkas y el 1º de fusileros reales, apoyados por las ametralladoras Maxim, que disparaban justo por encima de las tropas atacantes mientras trataban de  escalar al montaña.

 

  La artilleria hizo una brecha en la muralla de  la fortaleza, y los gurkas escalaron por una pronunciada pendiente hasta la brecha ,en medio de  una lluvia de balas y grandes rocas, que los defensores tibetanos arrojaban.

  Tras dos meses de bombardeo artillero y el asalto de  los gurkas, finalmente la fortaleza cayo en manos britanicas, y su soldados y oficiales se lanzaron al saqueo de las riquezas que los templos conservaban .

  Una semana después, los británicos se pusieron en marcha en direccion a Lhasa. Los temores de que, según fueran acercándose a Lhasa, la resistencia tibetana se incrementaria , fueron infundados, y aparte de algunos ligeras escaramuzas con la curiosa caballería del ejercito tibetano, no hubo enfrentamientos  de importancia.

Caballeria tibetana.

 La ciudad prohibida de Lhasa, dominada por el majestuoso y misterioso templo-palacio del Potala fue divisada por las avanzadillas del ejército expedicionario  británico el 3 de agosto. 

Tropas britanicas entrando en Lhasa. Al fondo, el Potala.
 

  Solo cuatro días atrás, el Dalai Lama había huido. Para los británicos, el único edificio digno de ese nombre de la capital del Tibet era el Potala, de techos dorados y paredes de granito. Por lo demás, "las calles estaban sucias, y la ciudad en si era sórdida y decepcionante”, escribió Younghusband en su diario.

 

  Sórdido y decepcionante, así se podía también denominar  a la campaña britanica en el Tibet. Younghusband paso semanas tratando de conseguir un acuerdo para una paz duradera que asegurara el comercio del imperio britanico en la region ,  consiguiendo al final un acuerdo de minimos, el Tratado de Lhasa, considerado tan irrazonable que nunca iba a ser ratificado, no solo por los tibetanos, tampoco por las autoridades de Londres.

Firma del tratado de Lhasa.
 

  Mientras, los oficiales británicos se “divertían” con su pasatiempo favorito. Estaba prohibido disparar a los animales según las creencias religiosas tibetanas, así que los oficiales se volcaron en la pesca, dejando riachuelos y pequeños lagos de la zona absolutamente vacíos de peces, privando a  los tibetanos de una de sus fuentes de alimento.

  Tras firmar un tratado que no tenía ningún valor, los británicos abandonaban Lhasa el 23 de septiembre. Siguieron semanas de difíciles marchas y largas ascensiones, subiendo en ocasiones a más de 5.000 metros de altitud.

 A principios de noviembre, el cuerpo expedicionario britanico entraba en la India. El invierno se acercaba, y las tormentas de nieve que habían ralentizado su avance un año antes, enmascaraban esta vez su retirada.


 

Curzon and British imperialism in the middle east – John Fisher

Duel in the snows, the true history of the Younghusband mission to Lhasa. - Charles Allen

Bayonets to Lhasa. -  Francis Younghusband

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