Viene de aquí:
Abriéndose camino a duras penas entre una lluvia de flechas y superando varios barrancos, los españoles salieron finalmente a terreno abierto, donde se reagruparon.
Cortes se dio cuenta que mantener la cohesión de su formación era la clave para la supervivencia. Mientras estuvieran rodeados, cualquier avance de su infantería dejaría huecos por los que los guerreros tlaxcaltecas podían introducirse.
El único brazo móvil del ejercito de Cortes, la caballeria, llevaba más de una hora cargando una y otra vez sobre el enemigo en un cada vez más reducido espacio, con la consiguiente perdida de impulso y fuerza en el choque.
Pero, solo despues que ocho de sus líderes habían muerto, los tlaxcaltecas se retiraron, finalizando así lo que los españoles llamaron la batalla de Tehuacingo, el 2 de septiembre de 1519.
El amanecer del día 3 llego sin ningún nuevo combate, no se veía ningún enemigo en las cercanías, y los españoles pasaron el dia descansando, reparando sus armas y reponiendo sus existencias de dardos para sus ballestas.
Cortes dedico el tiempo a reflexionar. El coraje y la tenacidad demostrada por los tlaxcaltecas en la batalla los convertía en aun más deseables como aliados.Pero se habían negado en redondo a caulquier acuerdo, rechazando todos los intentos de los españoles para llegar a un acuerdo amistoso.
Cortes seguramente se preguntaba como podía superar la desconfianza y el odio que la presencia de los españoles parecia engendrar en los tlaxcaltecas. ¿ Como se podía llegar a un acuerdo utilizando la diplomacia ,y no las armas ?.
Entre los 15 guerreros hechos prisioneros el día de la batalla, había dos caciques tlaxcaltecas, y Cortes los hizo llevar ante el para interrogarlos. Habían sido bien tratados, y ante la sorpresa de Cortes, los dos líderes tlaxcaltecas no tuvieron inconveniente en hablar.
Fragmento del Lienzo de Tlaxcala.
De ellos, Cortes aprendió mucho sobre sus costumbres y el pueblo de Tlaxcala. Cada localidad tenía su propio señor, mantenido y apoyado por un sistema de dependencia feudal no muy diferente de la estructura que llevaba varios siglos en Europa.
Reunidos en consejo, los líderes de todas las localidades tlaxcaltecas elegían uno de ellos para liderar el ejercito, al que todas las localidades aportaban guerreros dependiendo de su tamaño y numero de pobladores.
En ese momento el líder de los tlaxcaltecas era Xicoténcatl, un guerrero resuelto y feroz, que era el que sostenía ante el resto de los lideres de su pueblo que los españoles eran aliados de Moctezuma, y por eso insistía en su aniquilación.
Cortés termino la reunión con los jefes fortalecido en su convicción de que los españoles debian seguir adelante y continuar con las propuestas diplomáticas, pero eliminando a todos aquellos que se opusieran a ellas.
A la mañana siguiente salió un grupo liderado por el propio Cortes. para buscar provisiones en los poblados cercanos y tomar algunos prisioneros más, para evitar que el enemigo pensara que los españoles se habían debilitado o desanimado por la resistencia encontrada.
Por la tarde, Cortes regresó al campamento, con una veintena de prisioneros más, que, sin duda, esperaban un destino horrible a manos de los españoles, según ellos, aliados de los aztecas.
Pero todos ellos fueron bien alimentados, se les regalo ropa, y los intérpretes no cesaron de hablar con ellos para que depusieran su ira y se convirtieran en amigos de los españoles.Después, Cortes ordenó que fueran liberados sin daño alguno.
También libero Cortes a los dos jefes, indicándoles que llevaron una nueva propuesta de paz a la capital tlaxcalteca. Interceptados por los centinelas, ambos jefes recién liberados fueron llevados a la presencia de Xicoténcatl, que les encomendó un nuevo mensaje para los españoles.
La pareja de jefes regreso al campamento español, y le dijeron a Cortes que Xicoténcatl había dicho que la paz llegaría solo cuando sus dioses fueran apaciguados con una ofrenda de corazones y sangre española.
Los jefes también informaron a Cortes que todas las localidades tlaxcaltecas habían enviado a sus mejores guerreros para destruir a los españoles.
El valle de Tlaxcala, con las localidades mas importantes.
Los sacerdotes españoles estuvieron esa misma noche muy ocupados, escuchando confesiones de los soldados y oficiales españoles.
Amanecía cuando cortes comenzó a reunir a su ejército. Cortes pensaba que era mejor para la moral mantener ocupados a sus hombres en vez de estar ociosos y tener tiempo para pensar en lo que les esperaba.
Se dirigió a sus soldados, con consejos mas de tipo práctico que inspiradores.Todos debían mantener la calma y obedecer las órdenes. Los artilleros debían apuntar sus cañones sobre los mas grandes grupos de enemigos, para no desperdiciar proyectiles. Algunos ballesteros y arcabuceros debían cargar mientras otros disparaban, para mantener una descarga continua para no desperdiciar munición, Los espadachines debían emplear sus armas con destrezas, preferentemente apuntando a las entrañas del enemigo. Los jinetes debían cargar a media velocidad, para en el último momento frenar a sus monturas, utilizando sus lanzas sobre la cabeza y los ojos del enemigo.
Nadie debía abandonar las filas, bajo ninguna circunstancia.No mantener las líneas cohesionadas o sucumbir al cansancio significaba morir.
Con los sombríos consejos de Cortes resonando en sus oídos, los españoles se pusieron en marcha, incluido los heridos que podían moverse, ayudados por sus camaradas. Agarraron las armas que pudieron para ayudar en el combate, sabían que la derrota significaria la muerte, ya fuera en combate o como protagonistas de sacrificios humanos si caían prisioneros.
No habían avanzado mucho cuando vieron el ejército mas grande que jamás habían visto en sus andanzas por el Nuevo Mundo.
El sol brillaba sobre las puntas de cobre de sus lanzas, mientras los colores de la obsidiana formaban ondas de luz sobre la multitud de guerreros.Todos los guerreros tlaxcaltecas gritaban acompañando al ruido de los tambores.
Cortes pudo identificar los estandartes de los principales lideres tlaxcaltecas : el estandarte personal de Xicoténcatl, una garza blanca sobre una roca; el estandarte del estado tlaxcalteca, un águila real con las alas extendidas, etc.
Según algún cronista español, el ejército tlaxcalteca contaba con entre 50.000 y 100.000 guerreros. Incluso con la estimación más baja, quizás un 10% del numero mas bajo, unos 5.000 guerreros tlaxcaltecas, la situación de los 400 españoles y un puñado de aliados indios era muy peligrosa, como un castillo de arena tratando de resistir las olas del mar.
No hubo intercambio de mensajes ni embajadas, cuando los españoles se acercaron lo suficiente y entraron en el rango de tiro de los arqueros tlaxcaltecas, recibieron una lluvia de proyectiles.
Cortes y sus hombres sufrieron las flechas hasta que alcanzaron una distancia favorable para sus armas de fuego. Las andanadas que dispararon contra las densamente pobladas filas enemigas causaron una matanza espantosa. Tanto, que los tlaxcaltecas supervivientes no podían sacar del campo de batalla a sus muertos y heridos, tan rapido eran abatidos.
(Continuara…)
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