Viene de aquí:
Kellerman propuso a Wellesley, a sir Henry Burrard y a Sir Hew Dalrymple, nuevo comandante en jefe de la expedición británica en Portugal, un inmediato alto el fuego, que debería ser seguido por un tratado formal en cuanto se dieran las condiciones.
Kellerman también anuncio su disponibilidad a evacuar Portugal, pero exigió algunas contrapartidas. Dalrymple estaba entusiasmado con la posibilidad de liberar Portugal, y anuncio estar dispuesto a aceptar la propuesta francesa.
Dalrymple pregunto a Wellesley por su opinión. Los franceses habían exigido que , para firmar el armisticio, las hostilidades deberían suspenderse por 48 horas, durante las cuales las tropas francesas, civiles y colaboradores portugueses se les permitirá embarcar y navegar hacia Francia, contando con la protección de la Royal Navy.
Todos los soldados franceses hechos prisioneros por los britanicos en Portugal serian liberados, y todas las topas francesas podrían conservar sus armas, estandartes, caballos, artillería, etc.
Las fortalezas francesas en Portugal serían entregadas a los británicos, pero la flotilla del almirante Sinyavin, que llevaba patrullando el Tajo para los franceses desde el comienzo de las hostilidades en Portugal, seria considerada neutral y se le permitiría abandonar la región.
Wellesley
se negó a avalar las exigencias francesas para un armisticio.Dijo que dar a los
franceses 48 horas para retirarse era demasiado tiempo, ya que les permitirá
asegurar sus posiciones defensivas si decidían reanudar las
hostilidades. Personalmente, Wellesley creía que ningún alto el fuego debía ser
respetado hasta que no se hubieran firmado los términos por ambas partes.
Tampoco estaba de acuerdo en permitir que los franceses marcharan de Portugal con sus propiedades, sin saber cuál era el origen de esas propiedades ( en su mayor parte, riquezas escamoteadas a los portugueses ).
"Junot vomitando su botin ".Caricatura britanica.
Finalmente, Wellesley, debido a la insistencia del nuevo comandante en jefe británico, se sintió obligado a firmar los términos del armisticio.
Aunque Dalrymple tenía experiencia diplomática, la perspectiva de liberar Portugal hizo que cediera en demasía ante los franceses, que estaban sorprendidos de haber conseguido tanto de un enemigo que estaba en una posicion de fuerza sobre ellos. Dalrymple tampoco había pedido la opinión de otros aliados, ni de los portugueses que combatían a los franceses. Tampoco exigió a los franceses reparaciones por los daños causados en Portugal.
Y el colmo fue cuando se refirió a Napoleón, como "Su Majestad Imperial y Real", un título que los aliados portugueses de los britanicos se negaron a compartir y aceptar.
Kellerman volvió a Lisboa el 23 de agosto, y se la encontró en un estado tumultuoso. Los oficiales franceses y los colaboradores portugueses temían la reaccion de los lisboetas tras los últimos eventos, y buscaron refugio en fortalezas y en los barcos franceses anclados en el puerto.
Aunque la vuelta de las derrotadas tropas de Junot a Lisboa habia restaurado el orden, la policía portuguesa había tenido que ser reforzada con soldados franceses, y los navíos franceses habían sido anclados más cerca de los muelles por si debían utilizar sus cañones cargados de metralla contra alguna multitud en armas.
Los ciudadanos lisboetas comenzaron a concentrarse en la Plaza del Rossio y se dirigieron hacia la parte baja de la ciudad, y solo la rapida intervencion de los guardias del general Travot consiguió aplacar la ira de los ciudadanos.
Las dificultades para poner en marcha el armisticio comenzaron casi de inmediato.
La
primera dificultad se centraba en la situacion de la flota rusa del almirante Sinyavin.El almirante Cotton, comandante en jefe de la flota británica en el Atlantico,se negó a aceptar que el ejercito de tierra hubiera negociado con los franceses cuestiones
que involucraban a la Royal Navy sin contar con su opinion.
Tanto insistió el almirante Cotton, que finalmente el almirante Sinyavin acepto que sus bienes en Portugal fueran confiscados y que sus navíos fueran enviados a Inglaterra por un periodo de seis meses, y que sus oficiales y marineros fueran repatriados a Rusia.
Las protestas de sus subordinados hicieron pensar a Dalrymple que sus concesiones iniciales a los franceses habían sido excesivamente generosas, y se dispuso a aplicar nuevas restricciones al tratado.
Los británicos insistieron en la rápida transferencia de las fortalezas ocupadas por los franceses; además, la Royal navy tendría el uso de la totalidad del tajo y las aguas cercanas a Lisboa: la promesa de los ingleses de permitir que los franceses evacuaran sus caballos fue rechazada, debido a la dificultad para encontrar caballos en Portugal y la dificultad de transportar a los animales por mar.
Kellerman rechazo todos y cada uno de los términos del armisticio que los ingleses querían cambiar, y continuaba refiriéndose al armisticio original como el unico valido, exigiendo que fuera respetado.
Para el intercambio de prisioneros acordado, los franceses se negaron a liberar a los soldados españoles aprisionados en las prisiones de Lisboa, hasta que la Junta Central, el gobierno de los insurrectos españoles accediera a liberar un numero igual de soldados franceses aprisionados en cárceles españolas.
Para complicar aun mas las cosas, el general Freire se presentaba ante el alto mando británico para protestar por no haber sido tenido en cuenta en las conversaciones para el armisticio.Ciertamente, las tropas de Freire apenas habían tomado parte en las operaciones que habían obligado a Junot a pedir el armisticio, pero tampoco se le había consultado su opinión sobre quien recibiría las fortalezas que los franceses habían comenzado a evacuar, Torres Vedras, por ejemplo.
Freire estaba crecido en su moral, ya que su ejercito se veía progresivamente reforzado por levas de milicianos puestas sobre las armas por el obispo de Oporto, además del refuerzo de una brigada española bajo el mando del Marques de Valladares, enviada por la junta de defensa de Galicia.
Aunque podría haber supuesto un problema para la aprobación del armisticio, finalmente Freire se limito a protestar verbalmente, sin protagonizar ningún acto desleal con los aliados.
Finalmente, el 30 de agosto de 1808 se firmaba el convenio de Sintra, en el palacio de Queluz. El documento contenía 22 artículos y tres disposiciones adicionales.
Pero los términos eran tan favorables a los derrotados franceses, que indignaron a la Junta Suprema de Portugal, y el gobierno de Londres quedó consternado. Tanto, que los generales Wellesly, Burrard y Dalrymple fueron convocados ante la Cámara de los Comunes en Londres para dar las pertinentes explicaciones.
Tras una cuidadosa investigación de los detalles del acuerdo, la conclusión fue que, si bien los términos del acuerdo con los franceses eran justificables militarmente, presentaban graves errores de índole política , como no tener en cuenta al gobierno portugués y no informar a su propio gobierno.
Tras la investigación, los tres generales fueron absueltos, aunque solo Wellesley pudo regresar al servicio activo. Burrard y Dalrymple fueron “aconsejados” a retirarse, y nunca volvieron al servicio activo.
El teniente general Sir John Moore, comandante en jefe de las tropas británicas en la península ibérica, diría de Dalrymple : “estaba confuso, y era incapaz de encabezar un ejercito, mucho más que cualquier general que yo haya conocido. Toda su conducta entonces, y desde entonces, ha demostrado que era y es un hombre incapaz”.
"La ultima cosecha de los trilladores ingleses."Caricatura britanica.
Wellington peninsular war, battles and battlefields – Julian Paget
Wellington history of the peninsular war – Stuart Reid
A history of the peninsular war, vol. 1,1807-1809 – Charles Oman
Wellington against Junot, the first invasion of Portugal – David Buttery
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