lunes, 2 de septiembre de 2024

1808 ; Napoleon : 2ª guerra peninsular (1ª parte)

 

Fortaleza de Almeida.

Viene de aquí:

  Con Portugal prácticamente asegurado ( excepto las guarniciones de Almeida y Elvas, ocupadas aun por los franceses y bajo asedio de portugueses y españoles, respectivamente ) , los británicos pusieron sus ojos en España. Los contactos con el nuevo gobierno español sito en Cádiz, habían establecido que un ejercito británico seria bienvenido a participar en las operaciones contra los franceses. Pero la llegada del  otoño había traído un cambio a la actitud británica sobre la guerra en al península iberica.

  En primer lugar, el jefe de la fuerza expedicionaria en Portugal, general Dalrymple, caído en desgracia por haber aceptado algunas cláusulas del tratado de Cintra, había sido sustituido por Sir John Moore a partir del 3 de octubre.

"Teniente general Sir John Moore", obra de Malcolm Stewart.
 

  Los diplomáticos españoles en Londres no cesaban de solicitar ayuda material para continuar la guerra contra Francia. Los britanicos solían responder tales peticiones con bastante generosidad. Por ejemplo, la Junta de defensa de Asturias había recibido del gobierno británico 9.000 camisas, 10.000 pares de zapatos, 6.000 mochilas, 26 cañones, 25.000 mosquetes, 14.000 picas, 12.000 espadas, 1.600 pistolas, 1.000 barriles de pólvora, 2 millones y medio de proyectiles para mosquete, 19.000 proyectiles de artillería y 2.500 teteras.

  En total, el dinero y el material enviado  a las diversas Juntas de defensa de toda España ascendía hasta ese momento a más de 10 millones de  libras esterlinas de la época, una cantidad muy considerable.

El 25 de mayo de 1808, la Junta de defensa del Principado de Asturias, en nombre de España y del rey ausente,declaraba la guerra a Napoleon.
 

  Pero las diferentes misiones militares británicas enviada a España habían observado un fenómeno cada vez más preocupante : las distintas juntas tendían cada vez más a preocuparse solamente de las provincias que controlaban. Asi, las levas de nuevos reclutas de cada junta a menudo se quedaban protegiendo  su zona de influencia, y no se unían  a las unidades del ejercito regular español.

  Lo mismo pasaba con la ayuda material británica. En numerosos casos, , el material se quedaba para ser usado en las provincias en las que se desembarcaba el material. Para empeorar aun mas las cosas, las juntas eran incapaces de ponerse de acuerdo en asuntos de estrategia militar, y en muchos lugares su autoridad era nula.

  Bailen había sido una gran e inesperada victoria, pero no había tenido continuación. Las autoridades  provinciales españolas estaban en desacuerdo demasiado a menudo, con el nuevo gobierno central, que apenas empezaba a tomar forma, y no habia un comandante en jefe del ejército de ningún tipo.

  Las constantes “sugerencias” del gobierno británico para que muchos generales españoles no actuasen por su cuenta y coordinasen sus acciones con los británicos caían en saco roto. Así, el gobierno britanico amenazó con retirar la ayuda material  a las juntas, y se informó a los diplomáticos españoles en  Londres que cesaría toda la ayuda hasta que no se hubiera formado un gobierno provisional en España, la Junta Suprema central.

Proclamacion de la Junta Suprema Central, en Aranjuez, el 25 de septiembre de 1808.
 

  No se sabe si la presión británica fue la responsable de conseguir  la formacion de  la Junta Suprema Central , pero la ayuda británica fue esencial en un aspecto poco conocido.

  En 1807, una división del ejercito español, la del marques de la Romana, había sido puesta a disposición de Napoleón para formar parte momentáneamente de la Grande Armee. Tras tomar parte en el asedio francés a la fortaleza sueca de Stralsund, buena parte de la división habia sido acantonada en Dinamarca, por entonces en guerra contra gran Bretaña y Suecia. Repartidos `por todo el archipiélago danés, muy lejos de sus hogares y entremezclados con considerable numero de tropas francesas, danesas y holandesas, había poco riesgo que los 14.000 hombres de la división de  la Romana pudieran causar problemas.

Granadero del regimiento de  la Princesa,integrado en la división del Marques de la Romana.
 

  El estado mayor francés había hecho considerables esfuerzos para que los soldados españoles juraran lealtad al emperador francés, pero más esfuerzos se habían hecho para que los españoles  no recibieran ninguna noticia de los acontecimientos que se sucedían en España, imponiendo la censura sobre la correspondencia.

  No fue hasta el 24 de junio que el marqués de La Romana se enteró de lo ocurrido, primero en Madrid en los primeros días del mes de mayo, y en el resto del pais los siguientes días. Cuando recibió la noticia de la proclamación de  Jose Bonaparte como rey de España , la paciencia del marqués se agoto.

Dispersión de  las unidades de la division  del Marques de la Romana por las islas del Báltico Sur.
 

  Parece que el marques fue persuadido `por un agente ingles en Dinamarca, un tal  James Robertson, monje benedictino, para que buscara la ayuda de un escuadrón naval británico que se encontraba en mision de bloqueo de los puertos belgas.

  Tras una larga y complicada planificación, la división entera se rebelo y se dirigió a un lugar seguro, a esperar la llegada de la flotilla británica. Pero no todo fue como estaba planeado, y varias unidades de la división fueron desarmadas u obligadas a rendirse por los franceses, los regimientos Asturias y Cantabria, principalmente.Mas tarde, algunos de los prisioneros formarian parte del regimiento de  infanteria Jose Bonaparte, al servicio del emperador frances. Los cuatro batallones del recien formado regimiento marcharon a Rusia formando parte de la Grande Armee.

Infanteria ligera del regimiento "Jose Bonaparte".
 

  Entre el  7 y el 11 de agosto de 1807, 9.000 soldados españoles se concentraron en la isla de Langeland, y el 21 embarcaban en los navíos de la escuadra inglesa, desembarcando en Santander el 11 de octubre.

  Mientras, en España, la victoria sobre los franceses en Bailen , había influido de mala manera.

 La mayoría de los hombres de letras, sacerdotes, funcionarios, escritores, etc. emitían cientos de proclamaciones patrioticas, panfletos, poemas, etc,  en donde el mensaje era el mismo : el heroísmo español había triunfado sobre Napoleon, conquistador del mundo. Se inventaban victorias en batallas que no habian tenido lugar, y se negaban las derrotas.

  Buena parte de la propaganda estaba en manos de una elite intelectual que había tomado el militarismo por bandera, la mayoría de ellos  contando con el favor de la administración.

  EL resultado de tal propagando fue poco afortunado. Poco entusiasmados con la posibilidad de una nueva guerra con el frances, los posibles reclutas españoles cayeron en las redes de sobornos a funcionarios para evitar ser llamados a filas.

  Por ejemplo, en Granada, el coste de la exención de la obligación de ser reclutado era de entre 300 y 400 reales. Los sobornos a  funcionarios locales o provinciales estaban a la orden del día, y quien tenía poder, dinero o influencia lograba escapar al reclutamiento, y se estima que apenas  la mitad de los hombres convocados a milicias acudían voluntariamente.

  Pero no solo el poco ardor guerrero de parte de los jóvenes españoles preocupaba a los británicos, también  la corrupción de las juntas provinciales era extraordinariamente alta. Por ejemplo, la junta de Valencia fue acusada de haber escamoteado al tesoro real más de 5 millones de reales, mientras de la junta de Córdoba se decía que ,cada noche, los funcionarios se gastaban en opíparas cenas el dinero que los campesinos y pobres de la ciudad aportaban para el ejército.

  El secretario de la junta de Galicia fue acusado de haber obtenido mas de millón y medio de reales a base de sobornos, y buena parte de las juntas había iniciado una campaña de desamortización por su cuenta, vendiendo las tierras  propiedades de la iglesia para quedarse con el dinero.

  Con los franceses momentáneamente expulsados de España y con la propaganda insistiendo en que la victoria era una conclusión previsible, las consecuencias son fáciles de predecir. Seguía habiendo voluntarios, sobre todo gracias a las sustanciosas pagas de alistamiento y a la llegada del verano, cuando había pocas tareas en las tierras de labranza, los jornaleros no tenian trabajo y se alistaban.

  Cuando a  partir de la victoria en Bailen se anunció que los hombres casados estarían exentos de ser reclutados, se produjo un extraordinario aumento de matrimonios en multitud de localidades, ya que los jóvenes se casaban rápidamente para evitar formar parte de las levas de las juntas provinciales.

  Sobre todo en Galicia, un gran numero de  hombres en edad de ser reclutados escapaba de sus hogares y se dirigía a montañas, ciudades más grandes, provincias limítrofes o incluso a otros países ( sobre todo, a Portugal ), para evitar el reclutamiento. Muchos de estos huidos terminaron por agruparse y unirse a la multitud de desertores del ejercito regular, y para sobrevivir, cometían todo tipo de tropelias, bandidos y malhechores que en muchas ocasiones eran más crueles con los españoles que lo que habian sido los franceses.


 

(Continuara…)

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