Viene de aquí:
Además de la escasez de capital humano para continuar con la guerra, la parálisis económica que asolaba España no tenía freno.
Los combates cortaban las rutas de comercio que unían los diferentes centros industriales y agrícolas. Por ejemplo, los molinos de harina de Santander que alimentaban a los mercados de las colonias americanas no recibían la cantidad de grano necesaria que había llegado siempre desde los inmensos campos de trigo de Castilla.
Para empeorar las cosas más aun, los comerciantes eran a menudo objeto de ataques directos. Los comerciantes españoles eran a menudo objeto de ataques por ser considerados afrancesados, y los “emprendedores” franceses, llegados a la península primero con el rey José y después con Napoleón, sufrian constantes ataques. Por ejemplo, durante la masacre de Valencia de los días 5 y 6 de junio de 1808, más de 400 hombres mujeres y niños de origen francés fueron asesinados por el populacho, dirigido por Baltasar Calvo, canónigo de la Colegiata de San Isidro.
Algunos hombres de negocios fueron físicamente eliminados, y las crisis de crédito comenzaron a acosar a las grandes familias de banqueros, como los hermanos Dutari, de Madrid, que vieron como sus beneficios desaparecían de la noche a la mañana.
Pero la guerra también trajo oportunidades para algunos. Por ejemplo, los navios británicos que llevaban a cabo el bloqueo naval sobre los franceses, solían hacer la vista gorda y dejaban pasar los mercantes españoles que se dirigian a America. A cambio ,claro esta, de jugosos ingresos gracias a los sobornos recibidos.
También usaban su reciente amistad con España para hacer negocios con los mercados locales. Así, el contrabando de bienes con Gibraltar desde España, que hasta 1808 alcanzaba los 30 millones de reales anuales, paso a alcanzar en 1812 los 65 millones de reales.
En la zona controlada por los franceses, por ejemplo, la industria catalana del textil no podía enviar sus prendas a América, ni podía adquirir la cantidad necesaria de materia prima, ni tampoco vender su producción en Francia.
Sin prendas de algodón catalán o brandy britanico que exportar,entre otras muchas cosas, el suministro de bienes a las colonias americanas descendió hasta el 75 %.
Los disturbios se extendían por toda la península, aunque la prensa a veces camuflaba los motines como “muestras de entusiasmo patriótico”. En Galicia , los sorteos para decidir quién marchaba a ingresar en el ejercito eran a menudo atacados violentamente por grupo de alborotadores, pagados por los nobles locales que hacían cualquier cosa para evitar que sus hijos resultaran elegidos.
En Valencia, el intento de la Junta de defensa de reducir las pagas de varios regimientos de reclutas ( cobraban más del doble de lo que se cobraba en el ejercito regular ) llevo a violentos motines. En Oviedo ,el recientemente creado regimiento de Castropol llevó lal voz cantante en el motín para protestar por la pesima calidad de la comida que se servía en los cuarteles de la ciudad.
Regimiento Castropol. |
En Madrid, la alegría por la liberación de la ciudad tras la batalla de Bailen se vio ensombrecida por los constantes saqueos, asesinatos y multitudinarias peleas que se desarrollaban en las calles. Así, el general Llamas, comandante de las tropas españolas que habían ocupado la ciudad tras la huida de los franceses, apenas pudo escapar de ser asesinado por sus propios soldados. Las tiendas de la ciudad, medio vacías tras la huida de los franceses , se vaciaron del todo cuando fueron saqueadas por el populacho, y el intendente de la ciudad Luis Vigury, fue asesinado y su cadáver arrastrado por las calles.
Avisados de tal amenaza, las personas “pudientes” decidieron en su gran mayoría, colaborar. Algunos patrocinaron corridas de toros gratuitas para la población, otros lanzaban monedas a las multitudes reunidas frente a sus casas, o costeaban la comida de los mas pobres y necesitados.
Obligadas por las circunstancias, las autoridades locales comenzaron a crear una gran variedad de fuerzas del orden rudimentarias, fuerzas policiales y patrullas contra los bandoleros, mientras un numeroso grupo de ordenanzas se dedicaba a intentar controla al populacho cuando se manifestaba.
Las arma de fuego fueron prohibidas, se informó a los padres de familia que serian responsables si los parientes a su cargo cometían algún tipo de delito. Se prohibieron las reuniones en la calle de mas de 4 personas, se ordenó a los taberneros no permitir que los clientes consumieran alcohol pasadas las 12 de la noche y que no permitieran en sus locales el juego o el consumo excesivo. Vagabundos, mendigos, vendedores ambulantes y prostitutas fueron amenazados con la prisión, trabajos forzados y la requisa de sus bienes.
Como si todas esas medidas no fueran suficientes para calmar al populacho , se “aconsejo “ que la población en general siguiera un regimen estricto de rezos y penitencia; procesiones religiosas , ceremonias y misas constantes,etc, mientras el populacho era avisado de que debía respetar la jerarquía social y adoptar una actitud deferente hacia sus superiores jerárquicos en la escala social.
Pronto se hizo obvio para las juntas que no tenían los medios para mantener el orden, y las medidas para tratar de “no molestar o provocar al populacho” empezaron a desarrollarse en diferentes zonas.
Diferentes juntas trataron de reducir el numero de reclutas elegidos para ser enviados a filas. Por ejemplo, en muchas zonas costeras , las juntas reclamaban que , dado que sus reclutas lo eran en una zona costera ,solo debian combatir en la armada,asi que debían ser convocados por ella, y no en el ejercito de tierra.
También se trataba de enviar al ejercito regular a los grupos menos populares. Por ejemplo,en Andalucía un objetivo común para los reclutadores para la milicia eran los emigrantes gallegos, que eran calificados como vagabundos, aunque estuvieran trabajando. Ademas, las juntas comenzaron a reclutar para sus necesidades propias, para defender sus localidades o ayudar a combatir a bandidos o grupos de desertores.
Así, militarmente , España presentaba un aspecto muy poco halagüeño, sobre todo para los observadores britanicos.
Aunque con poca población, León y las dos Castillas solían reclutar a buen numero de jóvenes. Mientras, la junta de Sevilla se vio obligada a ofrecer el perdón de sus delitos a bandidos, contrabandistas y desertores, siempre que se presentarán voluntarios para el ejercito.
En Cataluña se hizo un intento por levantar un ejército sobre la base de los somatenes, pero no tuvo éxito.
En noviembre, finalmente se logro reunir un ejercito de 100.000 integrantes. Pero el reclutamiento no era el único problema serio del ejercito español. La cuestion del equipamiento y los suministros era descorazonadora. Aparte de la copiosa ayuda material de los britanicos, muchos de los nuevos soldados del ejercito español no tenian armamento, o uniformes , ni siquiera calzado adecuado. Y, a poco de ingresar en sus respectivos cuarteles, el hambre severa comenzó a causar estragos entre los soldados.
Peor aún era la rivalidad entre las distintas juntas de defensa, algunas de ellas sumamente ambiciosas, como la de Sevilla, que en determinado momento soñó con anexionarse el sur de Portugal, usando para ello el ejercito del general Castaños, vencedor en Bailen, obligándolo a permanecer en Andalucía en vez de perseguir a los franceses en fuga hacia el norte.
Menos ambiciosa que la de Sevilla, la junta de Badajoz se habia negado a reconocer varios articulos de la Convencion de Sintra, y había levantado el bloqueo sobre la ciudad de Elvas, aun en manos francesas.
La junta de Granada había exigido a la de Sevilla la devolución de las tropas granadinas que habían participado en la batalla de Bailen. Las juntas de Galicia y Asturias se negaban a permitir que sus levas salieran de sus respectivas regiones, y la junta de Salamanca se negó a que sus recientes levas, el germen de un futuro ejército de Castilla, salieran siquiera de sus cuarteles.
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