Viene de aqui:
La victoria de Nobunaga en la batalla de Okehazama llevo al clan Imagawa a un profundo declive, debilitando tanto su poder que no pudieron retener entre sus filas a los daimio de menor nivel, que fueron acogidos por Nobunaga.
Entre ellos se encontraba Matsudaira Motoyasu, que poseía gran cantidad de tierras y un pequeño pero potente ejercito. Motoyasu no tardaría en pasar a la historia de Japón con el nombre de Tokugawa Ieyasu. Así, en 1561, los tres hombres que forjarían un Japón unificado, ya se habian dado a conocer.
Estatua de Tokugawa Ieyasu, en el santuario de Tosho. |
Ese año 1561, Nobunaga se trasladó a la provincia de Mino, al norte de su base en Owari. Se apodero sin problema del imponente castillo de Inabayama, a 300 metros de altura sobre un valle con líneas de visión claras en todas direcciones, solo con presentarse con su ejercito frente al castillo, los soldados de Saito Tatsuoki huyeron abandonando la fortificación.
Nobunaga le cambio el nombre a castillo Gifu, y lo convirtió en su cuartel general, haciendo construir una red de castillos menores para acuartelar a su cada vez más numeroso ejército. A medida que crecía su poder, Nobunaga adorno el complejo fortificado con terrenos palaciegos cada vez mas lujosos, y el castillo siguió siendo su residencia principal hasta que finalizó la construcción del castillo Azuchi en 1579.
Castillo de Gifu. |
Con la provincia de Mino asegurada, Nobunaga marcho sobre la provincia de Omi, que le daría acceso directo a la capital Kioto. Temiendo que tomar Kioto fuera el objetivo final de Nobunaga, desde la corte imperial le enviaron varios edictos en el que se congratulaban de su éxito “ como el verdadero epitome del valor militar, bendecido por los dioses del cielo y generalísimo de todos los tiempos”.
Las cartas imperiales no eran cartas de simple cortesia. En la corte imperial tenían conocimiento de los planes de Nobunaga para marchar sobre Kioto, y colocar en el trono imperial a Ashikaga Yoshiaki, su candidato preferido, al que pensaba utilizar como un títere.
Ashikaga Yoshiaki, shogun. |
El ejercito de Nobunaga atravesó la provincia de omi sin oposición, y entraba en Kioto en 1568, atrayendo asi aun más fama por su capacidad de decision y la rapidez con la que había atacado.
Tras asegurar la posicion del nuevo shogun Yoshiaki ( que debía su nombramiento al clan Oda), Nobunaga se dirigió al norte, a la provincia de Echizen, para enfrentarse a los clanes Asukara y Azai, contando con el apoyo de las tropas de Tokugawa.
Mientras Nobunaga se encontraba asediando el castillo de Odani, una fuerza combinada de guerreros azai y asakura marchaba para tratar de romper el asedio.
La mañana del día 30 de julio de 1570 la batalla dio comienzo con los guerreros oda atacando a los azai, en el flanco derecho del campo de batalla, mientras los guerreros Tokugawa se enfrentaban a los asukara en la izquierda.
Muy pronto, la batalla se convirtió en una melé, un caos provocado básicamente por el terreno pantanoso en el que se combatia, en los márgenes del rio Anegawa. Los soldados Tokugawa lograron hacer retroceder a los asakura, para a continuación atacar el flanco de las tropas azai, que se derrumbó al tener que combatir en dos frentes.
Batalla de Anegawa. |
Los samurai de Nobunaga lograron recolectar mas de 3000 cabezas, en la primera batalla en al que Nobunaga había utilizado armas de fuego individuales, sus 500 arcabuceros.
Ya en 1573, Nobunaga terminaba con la resistencia de los clanes Asakura y Azai, tomando sus principales castillos ( Ichi jodani y Odani ) y forzando a sus líderes a cometer el seppuku, el suicidio ritual.
Seppuku. |
Nobunaga puso entonces su atencion en Ikko-Ikki, una secta budista con la que ya había tenido que lidiar años atrás.
Durante el periodo
sengeku ( mediados siglo XV a mediados siglo XVI, aprox.), habían surgido en Japón
innumerables sectas localizadas en los mas influyentes y ricos templos, como el
de Onjoji en Miidera o el templo Todaiji en Nara. Estos templos o monasterios
budistas eran los propietarios de inmensas extensiones de tierras de labranza que
lo rodeaban, y a menudo se enzarzaban en disputas por la posesión de tierras o los limites entre ellas.
Para apoyar sus reclamaciones, a menudo los templos reclutaban ejércitos privados formados por sohei ( monjes guerreros), piratas , samurais ronin, campesinos, etc.
Shoei. |
Cuando estos ejércitos clericales privados eran enviados contra templos rivales, las autoridades budistas preferían mirar para otro lado, sin deseo alguno de intervenir en lo que consideraban riñas por aspectos economicos y no religiosos.
Algunos de los templos eran tan poderosos que a menudo enviaban sus ejércitos privados a Kioto, a participar en desfiles y demostraciones de sus habilidades militares, presionando así a las autoridades imperiales para que se pusieran de su parte.
Pero según avanzaba el periodo sengoku y los daimio locales consolidaban su dominio sobre cada vez mas extension de territorio, convirtiéndolo en dominios hereditarios, las instituciones religiosas comenzaron a temer por sus tierras y su independencia. Y los templos más ricos y con mejores ejércitos privados eran un reclamo para cualquier ambicioso daimio. Inevitablemente, provincia tras provincia, esos ejercitos privados se convirtieron en propiedad de los señores daimio.
Una de esas sectas budistas en particular había atraído a un gran numero de japoneses pertenecientes a las clases mas bajas de la sociedad. Se trataba de Jodo Shinshu ( verdadera y pura tierra ), que enseñaba que todos los creyentes tenían el mismo valor para Buda Amida, no importaba a que clase social pertenecieran.
El budismo amida era una atractiva creencia, ya que lo único que tenían que hacer todos los adeptos para obtener la redención era recitar varias veces al día la frase Namu Amida Butsu.
Así, con tan pocos requisitos para obtener la redención, el budismo amida era perfecto para los campesinos y las clases sociales mas desfavorecidas de la sociedad nipona.
Las distintas rebeliones de los monjes guerreros de templos y monasterios contra la presion de los daimio y el crecimiento del budismo amida fue llamado entonces Ikko-Ikki, algo asi como la Liga de la Mente Unica, cuyo padre espiritual iba a ser el monje budista Rennyo, el primer líder también de la secta Jodo Shinshu.
Estatua del monje Rennyo, en Osaka. |
Fue gracias a las enseñanzas de Rennyo a mercaderes y comerciantes que la secta Jodo shinshu se extendió por todo el Japón, animando a los adeptos a la rebelión. Aunque algunos de los templos y monasterios de seguidores de la secta eran abiertamente militaristas y partidarios de la guerra, Rennyo era pacifista, predicando la no violencia y el uso de la fuerza solo en situaciones de autodefensa. Y, bajo ese termino, las rebeliones Ikko-Ikki estallaron por todo el japon, como el pueblo a la defensiva de los Daimio.
Asi, a pesar del presunto pacifismo del monje Rennyo, Ikko-ikki disfruto de un considerable éxito militar durante los primeros años de rebelión. Ya en 1486, se produjo la primera rebelión ikko-ikki para derrocar al daimio Masachika Togashi, gobernador de la provincia de Kaga. Tras asediar y tomar el castillo de Togashi y obligar al daimio al suicidio, los rebeldes tomaron el control de la provincia, y colocaron su capital y cuartel general en Kanazawa. Era la primera vez que, en Japón, un grupo de insurrectos se apoderaba de una provincia entera.
Estandarte Ikko-Ikki. |
Ya en tiempos de Nobunaga, la provincia de Kaga seguía siendo una entidad independiente, que trataba en términos de igualdad con otras provincias adyacentes. Y el poder del líder Ikko-Ikki allí era difícil de ignorar o no tener en cuenta.
Otro enclave en donde Ikko-Ikki había logrado establecerse era en el templo de Ishiyama, en Osaka, que se había convertido en el cuartel general fortificado de la secta , que aprovechaba que la ciudad de Osaka era un centro de comercio de primer nivel, y un importante centro de comunicaciones.
Otro enclave se encontraba en Nagashima, en el norte, en su templo en la costa, con el mas a su espalda y varios anchos ríos que protegían el frente.
Según el jesuita Gaspar Vilela, los adeptos a la secta no observaban ninguna regla religiosa y se negaban a adoptalas, ya que actuaban como mercenarios y no como monjes budistas. Cada día fabricaban 7 flechas, y pasaban el resto del día en prácticas y usos militares. Con su estilo de vida guerrero, donde la muerte podía llegar en cualquier instante, comían y bebían con exceso, y practicaban el saqueo y la violación cuando así lo estimaban, tanto que el padre Vilela llego a denominarlos akuso, monjes malignos.
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