La aventura siciliana de Atenas había terminado de forma catastrófica.
Había perdido 3000 hoplitas y 9000 tetes (infantería ligera), además de varios
miles de auxiliares. También habían perdido dos terceras partes de su flota, más
de 200 trirremes.
Para continuar la guerra con los espartanos y sus aliados
peloponesos, le quedaban alrededor de 10.000 hoplitas y un número similar de
thetes.Y unos 100 trirremes que tenían de reserva, varados en el puerto del Pireo, muchos de ellos en malas condiciones para navegar.
El problema para los atenienses era que no tenían forma de
sustituir sus perdidas humanas. Anteriormente habían contado con el apoyo de
sus aliados, pero la catástrofe de Siracusa hizo pensar a las polis griegas
aliadas de Atenas que quizás era hora de cambiar de bando.
Y la derrota ateniense había dado a los peloponesios nuevos
ímpetus para construir una gran flota, construida con dinero persa. Esparta no
cobraba tributo y tampoco tenía minas de ricos metales para financiar su flota,
así que pacto con los persas. Cuando Darío II de Persia conoció la derrota de
los atenienses en Sicilia, ordeno a los sátrapas de las regiones occidentales
del Asia menor que volvieran a exigir tributo a las ciudades jónicas. Y para
mantenerlos a raya, los sátrapas entablaron negociaciones con los espartanos.
Para perjudicar a los atenienses, los espartanos no tuvieron escrúpulos en
sacrificar a sus compatriotas de las ciudades jonias, pactando con su
tradicional enemigo persa.
Aconsejados por el traidor Alcibiades, se pusieron a disposición
de los persas a cambio de dinero. Con la nueva y poderosa flota, los espartanos
esperaban no solo dominar el mar Egeo, sino amenazar las principales rutas
comerciales atenienses con el mar Negro.
A este conflicto, básicamente marítimo, se le dio el nombre
de guerras jónicas, aunque de hecho se trataba de la tercera guerra del Peloponeso,
cuyo epicentro se había desplazado al Asia menor.
Atenas dependía del grano del mar negro, y su armada era la responsable
de la protección de sus puestos comerciales, sobre todo los que estaban
situados más allá del Helesponto (Dardanelos).
Los atenienses hicieron frente a esa nueva coalición con un
valor encomiable, mientras que la desunión y los problemas comenzaron muy
pronto en el bando contrario. Los espartanos comenzaron a tener serios
conflictos con Alcibiades, que se atrajo muchas enemistades.Sobre todo, con el
rey espartano Agis, a cuya esposa Alcibíades sedujo, jactándose además de ello.
No le movía la belleza de la reina espartana, sino la posibilidad de ver reinar
en Esparta a un bastardo suyo.
Rey Agis II de Esparta.
Así que los espartanos decidieron acabar con la vida de un
invitado tan poco fiable. Alcibíades supo lo que se tramaba y se refugió en Sardes,
junto al sátrapa Tisafernes.
Allí empezó a maquinar contra los espartanos, para
congraciarse de nuevo con los atenienses. Convenció al sátrapa Tisafernes para
que redujera la paga a los marinos de la flota espartana, y mantuvo a la flota
sin actividad durante muchos meses. Los marinos perdieron el espíritu combativo,
comenzaron a murmurar contra sus jefes y Alcibíades supo canalizar el
descontento hacia Tisafernes.
Alcibíades entro entonces en contacto con el jefe de la
flota ateniense, y le prometió atraer al bando ateniense a Tisafernes si le
perdonaban su anterior traición.
Los soldados atenienses lo proclamaron jefe por aclamación.
Bajo su mando, la flota ateniense consiguió una victoria tras otra, y obligo a
los espartanos a pedir la paz.
Pero el personaje más influyente en Atenas era tan inepto política
y estratégicamente como su predecesor Cleon.
Se llamaba Cleofon, y era fabricante de instrumentos musicales.
Era un demócrata convencido, que odiaba a Esparta y suspiraba por su destrucción
total.Neciamente, rechazo las condiciones de la paz que había propuesto Esparta,que
eran bastante favorables para Atenas. El pueblo ateniense estaba convencido que
Atenas, con Alcibíades al mando, conseguiría la victoria total.
Al principio, el desarrollo de la guerra pareció dar la razón
a Cleofon y los suyos. Alcibíades consiguió nuevas victorias y reconquisto
importantes territorios. En 408 a.c., regreso a Atenas, la ciudad que lo
condenara a muerte 7 años antes.La población lo recibió en triunfo, llamándolo salvador
de la patria. Los atenienses lo nombraron comandante supremo de las fuerzas de
mar y tierra y le confiaron la dirección
del estado. Alcibíades permaneció varios meses en Atenas, gozando de su
ilimitado poder.
Pero durante ese tiempo, las cosas cambiaron en el este.los
espartanos habían convencido a Darío II que una victoria ateniense serviría a
los intereses persas, y que, al contrario de Atenas, Esparta reconocía la dominación persa en el Asia menor.
Moneda de plata con la efigie de Dario II.
Los espartanos confiaron el mando de sus tropas a Lisandro,
un excelente estratega. Ambicioso y astuto, todos los medios le parecían buenos,
el soborno, el engaño, la mentira, etc.
El duelo entre Alcibíades y Lisandro fue el último de la
guerra y el más espectacular. Alcibíades pretendía un enfrentamiento definitivo
en el mar.Pero, gracias al dinero persa, los espartanos podían permitirse el
lujo de esperar y dejar que los atenienses agotaran sus reservas.
Alcibíades se vio obligado a buscar fondos y suministros
para sus tropas. Condujo parte de su flota a lo largo de la costa del Asia
menor para saquear las ciudades jonias. Confió el resto de la flota a un
subordiando, prohibiéndole luchar contra los espartanos cuando estos fueran
superiores en número. Pero el subalterno de Alcibíades cayó en la trampa de Lisandro
y fue derrotado en Notion.
Alcibíades podía haber superado este revés fácilmente, pero
sus enemigos en Atenas no se lo permitiron.La autoridad de Alcibíades se basaba
en su reputación de invencibilidad. Los atenienses pensaron que si Alcibíades
no había vencido era porque no lo deseaba, y, por tanto, era un traidor
comprado por el enemigo.
Alcibíades fue exiliado de Atenas, esta vez para siempre. Su
ausencia se noto de inmediato.
En el verano de 406, toda la flota ateniense quedo atrapada
en el puerto de Lesbos. Los atenienses reaccionaron de nuevo, y rápidamente consiguieron
construir otros cien trirremes.Todso los hombres útiles embarcaron, y con la
ayuda de los pocos aliados que les quedaban consiguieron una rotunda victoria en Arginusae sobre los espartanos.
Batalla de Arginusae.
Pero los atenienses sufrieron graves pérdidas. Tras la batalla
se desencadeno una fuerte tormenta, que causo mas de mil muertos. Seis jefes de
la flota ateniense fueron citados ante el tribunal y condenados a muerte. Según
la costumbre ateniense fueron sentenciados a beber cicuta, y sus bienes fueron
confiscados por el erario público.
Los espartanos volvieron a proponer la paz, que los
atenienses rechazaron de nuevo. Lisandro llevo la guerra al Helesponto para
impedir que los atenienses recibieran trigo del mar negro, y estableció un
bloqueo sistemático para sitiar por hambre a Atenas.
Alcibíades intento, una vez más, recuperar la estima de sus conciudadanos.
Se declaro dispuesto a reclutar tropas entre sus amigos tracios para ayudar a
los atenienses, siempre que se le diera el mando. Aunque la situación era critica,
esta vez Atenas no escucho a Alcibíades.
Lisandro capturo la práctica totalidad de la flota ateniense
ceca de Egospotamos, en Tracia. Con las arcas vacias, Atenas no podía construir
ya una nueva flota. Su suerte estaba echada.
Lisandro se dirigió hacia Atenas para asestar el golpe de gracia.
No tenía prisa, la victoria era segura. Cerco la ciudad y se puso a rendirla
por hambre.Cuando los habitantes de Atenas empezaron a sufrir el hambre, Atenas
pidió la paz.
Ante la asamblea espartana, los negociadores atenienses
tuvieron que vérselas no solo con los espartanos,sino también con los corintios
y los tebanos,que odiaban a los atenienses tanto que exigieron arrasar Atenas y
vender a sus ciudadanos como esclavos.
Pero los espartanos se negaron, ya que los atenienses habían
salvado a gracia en la guerra contra los persas, y no merecían tal destino.
Los términos del tratado de paz obligaban a los atenienses a
abandonar sus posesiones más allá de sus fronteras, a destruir sus murallas y
entregar toda su flota, menos 12 de sus barcos. También debían ayudar a los
espartanos cuando fuera necesario, por mar y por tierra.
La paz se pacto con estas condiciones en el 404, y Atenas sufrió
entonces su mayor afrenta, cuando Lisandro y su ejército penetraron en la
ciudad y destruyeron los muros largos al son de las flautas.
La guerra del Peloponeso había terminado.Y Esparta habia vencido.
Que largo
ResponderEliminarResumen
EliminarYo lei todo por puro gusto
ResponderEliminarDe hecho no esta largo, esta excelente me fascina.
ResponderEliminarEsto es un buen resumen lo ley todo.
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