La persecución de Darío no había
terminado como Alejandro esperaba. Darío había sido asesinado, y sus asesinos
se habían retirado a sus respectivas satrapías,habiendo convenido que cada uno
reclutara un ejército y más tarde, todos se encontrarían en Bactria,donde
elegirían un rey.
Alejandro no tenía ninguna intención de
dirigirse a Bactria en pleno verano, la ruta era demasiado larga, dificil y calurosa
para sus hombres, que pensaban que la guerra había terminado ya que Darío había
muerto.
Además, las tropas de Alejandro
se encontraban repartidas a lo largo de la ruta que unía Persepolis con Ecbatana. Alejandro decidió esperar a
reunir a todo el ejército en Hecatompylos (cerca de la actual ciudad iraní de Damghan),
la capital de los partos, según Diodoro de Sicilia una ciudad rica y opulenta:
“Había en abundancia de todo lo
que tiene que ver con los placeres de la vida” .
Alejandro concedió varios días de
descanso a los distintos contingentes según iban llegando, al mismo tiempo que
esperaba la llegada de los exploradores que había enviado para conocer los movimientos
de Bessos y los demás conspiradores.
A los 3 o 4 dias, los
exploradores regresaron, e informaron a Alejandro que Bessos se dirigía a Bactria, Barsaentes a Aracosia, y Nabarzanes se dirigía al norte.
Alejandro decidió dirigirse hacia
el norte, a la satrapía de Hircania, (actual provincia de Mazandaran) mas
exactamente a su capital, Zadracarta (cercanías de la actual ciudad de Gorgán,donde siglos mas tarde el imperio sasanida construiria la Serpiente Roja,el gran muro defensivo de Gorgan ), donde podría
pasar el verano con un clima más fresco, descansaría sus tropas y se prepararía para nuevos
combates.
Ruinas del Gran muro de Gorgan.
En su ruta, debía atravesar los
montes Elburz, una cadena montañosa que separaba Partia de Hircania, de unos
1000 kilómetros de longitud, relativamente estrecha (entre 50 y 120 kilometros),
pero con algunos picos que se acercaban a 6.000 metros de altitud.
Montañas Elburz,desde el sur.
La vertiente norte de la cordillera descendía suavemente hasta el mar Caspio, con una multitud
de pequeños ríos, que convertían el terreno en un extenso pantano.
Montañas Elburz desde el este.A la derecha,la zona pantanosa y el mar Caspio.
La vertiente sur estaba en mucho mejores
condiciones, con densos bosques y pocos ríos que transcurrían por extensas
llanuras .El problema aquí era que estaba habitada por los tapurios, un
belicoso pueblo de origen iranio-caucasico, tributarios del rey persa.
Alejandro dividió el ejercito en
tres columnas, fijando el punto de reunión en Zadracarta.El mismo Alejandro
tomo la ruta más difícil, al oeste, por el terreno pantanoso al norte de los montes,
llevando a sus tropas ligeras.Cratero
tomo la columna central, con 600 arqueros y 600 caballería ligera.La ruta del este,
por el terreno más fácil, estaba al mando de Erigius, con los mercenarios griegos, la caballería pesada y los carros con las provisiones.
Las siguientes jornadas transcurrieron
entre escaramuzas y emboscadas, los guerreros tapurios, perfectos conocedores
del terreno y dirigidos por oficiales persas, acosaron las dos columnas mas occidentales, las de Alejandro
y Cratero, utilizando desfiladeros y pasos de montaña.Los hipapistas de Alejandro y Cratero se enzarzaron en numerosas ocasiones con los barbaros tapurios,
haciéndolos retroceder.
Tras cuatro días de marcha,
Alejandro consiguió alcanzar la ciudad de Zadracarta, donde días después se le
unieron las otras dos columnas.
En Zadracarta, Alejandro recibió
la rendición de las autoridades persas de la satrapia. Como era su costumbre, ratificó en su
puesto al sátrapa local,Autofradates.
Alejandro se dio cuenta rápidamente
de la importancia que Hircania podía tener en el futuro como base de una flota en el
mar Caspio. Envió a Parmenion a Cadusia, en el noroeste del mar Caspio (actual Azerbayan, aprox.).
Mientras su ejército descansaba
en la ciudad, Alejandro tomo un escuadrón de caballería y a parte de sus compañeros,
un contingente de arqueros, las falanges de Ceno y Amintas y un cuerpo de
arqueros y jabalineros a caballo de reciente formación y se dedico a recorrer el litoral sur
del mar Caspio, invadiendo el territorio de los mardos, un pueblo semisalvaje,
pobres pero muy belicosos, que vivía a lo
largo de la costa. La intención de Alejandro era atrapar a los mardos entre dos
fuegos, Parmenion, llegando desde el norte y el mismo Alejandro, desde el este hacia el oeste.
La mayoría de los mardos huyo
hacia el interior de los montañas Elburz.Pero tampoco allí estuvieron seguros.
Alejandro quería dejar libre toda la costa sur del mar Caspio, y eliminar toda
posible resistencia. Persiguió sin descanso a los mardos, empujándolos hacia Parmenion, que estaba situado en el norte del territorio. Atrapados entre dos ejércitos,
los mardos fueron sometidos por completo, teniendo gran protagonismo los arqueros a caballo, ideales para el combate en el
terreno montañoso por donde discurrió la acción.
En uno de los últimos combates
contra los guerreros mardos, un grupo de ellos consiguió robar a Bucéfalo, el
caballo de Alejandro, que le había acompañado desde Macedonia.
Alejandro entro en cólera, e hizo
saber a los mardos que si no devolvían inmediatamente
a Bucefalo, cortaria todos los arboles de la región, devastaría y saquearía toda la zona y, lo que es peor, degollaría en
masa a toda la población.
Para demostrar a los mardos que no
bromeaba, comenzó por incendiar unos cuantos bosques.Aterrorizados, y
conocedores que Alejandro siempre cumplía con sus promesas, los mardos le
devolvieron el caballo y enviaron un centenar de guerreros a implorar el perdón
del rey.
Ya con Bucéfalo a su lado,
Alejandro perdono a los mardos y nombro a Autofradates,al que anteriormente había
nombrado sátrapa de Tapuria,como sátrapa también de Mardia,la tierra de los
mardos.Toda Hircania estaba ya pacificada.
Alejandro volvió a Zadracarta a
principios de octubre de 330 a.c.,y allí paso 15 días de descanso ofreciendo
sacrificios a los dioses y organizando juegos gimnásticos para sus soldados,una buena parte de ellos llevaban meses en al ciudad, perfectamente descansados y
sin nada que hacer.
La inactividad de sus soldados
menguo fuertemente su ardor guerrero. Estaban cansados de aquella vida nómada
que llevaban desde hacía seis años, dedicándose a perseguir a Darío más que a combatir.
Y comenzó a extenderse el rumor de que Alejandro estaba pensando en volver a Macedonia.
Pero era un rumor totalmente falso.
Alejandro acababa de cumplir 26 años, había conquistado un enorme imperio, pero
aun no estaba satisfecho. Quería igualar a Darío y convertirse en amo de toda
asia, las tierras que se extendían desde el mar Caspio y el océano Indico hasta
los macizos montañosos del este, la cordillera del Himalaya, de cuyas cimas algunos decían que
tocaban el cielo y constituían el extremo oriental del mundo conocido.
Su siguiente objetivo,Bactria.
(Continuara...)
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