jueves, 10 de abril de 2014

330 a.c.: Alejandro ; la muerte de Dario.



  


Tras escapar del campo de batalla de Arbela-Gaugamela, Dario se había dirigido a Ecbatana (actual Hamadan), en las montañas del Kurdistán iraní. Su primera intencion fue esperar a Alejandro allí, en las montañas, mientras sus generales reclutaban tropas en la parte más oriental del imperio persa.

  Pero cuando supo de la salida de Alejandro y su ejército de Persepolis, decidió huir a través de Hircania, una satrapía cuyos territorios montañosos se extendían sobre las costas del mar Caspio, y desde allí, pasar a Bactriana (región al norte del actual Afganistan, sur de Turkmenistán y Uzbekistan ).

 Satrapia de Hircania,aprox.

  Darío tenia la intención de practicar la táctica de tierra quemada, asolandolo todo a su paso para imposibilitar el avance del ejército macedonio.

  Cuando se encontraba a mitad de camino entre Persepolis y Ecbatana, sobre el 15 de mayo aprox., Alejandro fue informado que Darío no había conseguido reunir un ejercito suficiente para combatirlo y que en su huida se encontraba en la ciudad de Rhagae, actual Reys, cerca de Teherán), acompañado solo de 6.000 infantes y 3.000 jinetes. Y llevaba consigo el tesoro de los medos, unos 7.000 talentos de oro.

  Alejandro dudo. Sus opciones eran girar al este y dirigirse directamente hacia Rhagae, o dejar marchar momentáneamente a Dario, y tomar Ecbatana, la capital del antiguo imperio medo.

  Con un ejército tan pequeño, Dario no significaba una amenaza en ese momento. Y la captura de Ecbatana se presuponía fácil. Y ya  tendria tiempo en el otoño para continuar la persecución de Dario.Asi que se decidió por la segunda opción, y a primeros de junio entraba en Ecbatana, sin encontrar ninguna oposición.



  En Ecbatana, antes de reanudar la persecución, Alejandro aprovecho el tiempo para poner un poco de orden en su ejército.

  Los jinetes tesalios y los mercenarios griegos, que habían salido con él desde Grecia hacia 4 años, comenzaban a murmurar en su contra. Creian que se habia cumplido el objetivo de la expedicion,terminar con el imperio persa,y querían volver a su país.
   
  Alejandro les propuso dos opciones: reengancharse de nuevo en el ejercito, consiguiendo una prima especial, o volver a Grecia, con la totalidad de su sueldo, para convertirse allí en tropas de guarnicion, ya que comenzaban a oírse ruido de sables entre las polis griegas descontentas con el rey macedonio.

  Los que eligieron volver a Grecia marcharon hasta la costa del mar Negro, donde unos trirremes los llevaron a Grecia.

  Los que se quedaron en Ecbatana pasaron unas semanas de descanso. Gracias a la altitud de la ciudad, unos 2.000 metroas, el clima era fresco en verano.

  El ejercito fue después divido en dos .Parmenio se dirigió hacia Hircania, con la mayoría de las tropas.Alejandro se quedo con la caballería de los compañeors, hetairoi, los mercenario griegos y los arqueros, con el objetivo de atrapar a Dario.Antes,habia puesto a buen recaudo el tesoro conseguido en Susa y Persepolis, que dejo en Ecbatana bajo la guardia de Harpalo, su amigo desde la niñez,acompañado por una guarnición de 6.000 soldados.


  A mediados de junio, Alejandro partía hacia Rhagae, adonde llegaba a finales de mes. Pero Darío ya no estaba allí. Acababa de pasar hacia solo un par de días, e iba acompañado de algunos de sus nobles, como el general Artabazo o los sátrapas Bessos (sátrapa de Bactriana ) y Barsaentes (sátrapa de Aracosia, actual Kandahar).

  Alejandro decidió descansar en Rhagae durante cinco días. Luego, reemprendieron el camino hacia Partia, llegando al día siguiente a las Puertas Caspias,dodne acampo.

  Allí recibió la visita de varios nobles babilonios, que le informaron que varios de los acompañantes de Darío (Nabarzanes, Bessos, Barsaentes, etc) se habían unido y habían arrestado a Darío.

  Alejandro redoblo la velocidad de su marcha, llevándose con el solo a la caballería de los compañeros , parte de la caballería ligera y un pequeño grupo de infantería seleccionados por ser muy fuertes y ligeros de pies, que apenas tuvieron tiempo de coger sus armas y provisiones para dos días.

  Después de marchar toda la noche y la mañana del día siguiente, llegaron a un campamento donde los persas habían acampado la noche anterior. El contingente persa se había dividido.

  Artabazo y los mercenarios griegos que aun permanecían fieles a Darío se había separado del grupo principal persa y marchaba hacia las montañas por su cuenta, negándose a ser cómplices de Bessos y sus partidarios, los que habían traicionado a Darío y le habían arrestado.

  El grupo principal persa estaba ahora mandado directamente por Bessus, elegido para tal cargo por la caballería bactriana y las tropas del este, y se dirigía a Bactria.

  Alejandro pregunto a los habitantes de la zona si sabían de un camino más corto para dar alcance a los fugitivos. Respondieron los nativos que si existía tal camino, pero que era un atajo a través de un desierto totalmente falto de agua.

  Alejandro se dio cuenta que la infantería que le acompañaba no podría seguir el ritmo si marchaba a toda velocidad, como era su deseo. Así que hizo desmontar a parte de su caballería ligera, y monto en los caballos a la infantería.

  Alejandro salió a toda velocidad, y tras viajar más de 80 kilómetros por la noche, alcanzaron al grupo principal persa justo antes del amanecer, cerca de la actual ciudad de Damghan, en Iran.Iban sin ningún orden y sin armas, y cuando divisaron a Alejandro huyeron en todas direcciones.

  Al verlo Bessus y sus complices, que marchaban en cabeza del grupo junto al carro en el que marchaba Darío encadenado, lo apuñalaron repetidas veces y huyeron al galope.

  Así murió, a los 50 años de edad, el último de los reyes aquemenidas, a mediados de julio del año 330 a.c.




  El cadáver de Darío fue descubierto por un grupo de soldados macedonios, que avisaron inmediatamente a Alejandro. Alejandro se quito su manto de purpura y cubrió el cuerpo de Dario, le dio un beso en la frente llorando, mientras decía “te juro que yo nunca quise este final”.

  El cuerpo de Darío fue introducido en un ataúd improvisado y trasladado con una guardia de honor a Ectebana, donde fue embalsamado y más tarde enviado a Persepolis, donde se celebraron con toda dignidad y respeto sus funerales.



( Continuara...)

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