En la mañana del 26 de marzo de
1945, el teniente coronel Harold Cohen, del 10º batallón de infantería mecanizada
del ejercito USA, se encontraba en medio de una dura lucha en las cercanías
de Aschafenburg, una pequeña localidad en la ribera del rio Main, en el oeste de
Alemania.
El tercer Reich de Hitler se
derrumbaba a toda velocidad, atrapado entre las tropas anglo-americanas en el
oeste y el gigantesco ejercito soviético en el este. Pero el Tnt. Col. Cohen
y gran parte de los más altos mandos aliados sabían que su enemigo alemán era
un animal herido, todavía muy capaz de infligir enormes daños con un coraje
que nacía de su desesperación, y no iba a resultar fácil terminar con su
resistencia.
El 10º batallón de Cohen se encontraba
apoyando a los tanques Sherman del 37º batallón de tanques.Las dos unidades
formaban parte de la 4ª división acorazada, considerada por muchos
oficiales la mejor formación blindada
del Tercer ejército aliado del por entonces teniente general George S. Patton.
Tanques Sherman del 37º batallon.
En medio del estruendo del
combate en las calles de Aschaffenburg,Cohen recibió una orden de parte de su
inmediato superior, el teniente coronel Creighton Abrams : “prepare su batallón
para una misión especial de combate para el general Patton”
Dicha orden fue el principio de
una de las más controvertidas operaciones militares llevadas a cabo por los americanos
en la segunda guerra mundial y coloco una gran sombra sobre la hasta entonces
irreprochable maestría militar del general Patton.
Patton ya había tenido
anteriormente algun que otro problema por su comportamiento y su tendencia a protestar
las ordenes que recibía por parte de sus superiores, pero en la primavera de 1945 se encontraba en la
cúspide de su poder y su fama.
Un comandante brillante en el
campo de batalla, valiente y atrevido, tambien era bastante vanidoso, fanfarrón
y tenia tendencia a abusar de sus subordinados. Pero todos sus rasgos de mal
carácter le eran perdonados gracias a su maestría al dirigir sus tropas y a su
capacidad innata de sacar lo mejor de cada uno de los hombres que estaban a sus
órdenes. En los anteriores meses del año 1945, el Tercer ejército aliado de Patton había demostrado una capacidad de combate fuera de lo común, sobre todo
durante la batalla de las Ardenas. Pero, al mismo tiempo que se incrementaba la
fama de sus tropas, también se incrementaba la vanidad de Patton, que comenzó a
pensar que podría conseguir cualquier objetivo que se propusiera.
El 23 de marzo, el tercer ejército
había cruzado el Rhin, el primer ejército aliado en conseguirlo. Mientras
esperaba en la orilla del rio el paso de sus tropas, Patton se puso a escribir una carta a su
esposa.Entre los tópicos habituales, se encontraba una frase de índole totalmente
personal:
“vamos a dirigirnos directamente
a donde se encuentra John, y conseguiremos llegar antes de que le trasladen de
nuevo “
John era el yerno de Patton, el
teniente coronel John Knigth Waters, que había sido capturado por los alemanes
en Túnez en 1943 e internado en el Oflag 64 en Szubin, Polonia.
En enero de 1945, con los cañones
rusos atronando a pocos kilómetros del campo, los guardianes marcharon con los
prisioneros hacia el oeste, en un intento de alejarse del rápido avance del ejército
rojo.
La marcha de los prisioneros se
convirtió en un infierno helado. Nieve constante y una temperatura que apenas subía
de 20 grados bajo cero ,sin comida y ropa
adecuada, algunos de los prisioneros no sobrevivieron. Pero Waters si lo consiguió,
y a principios de marzo llegaba junto
con otros cientos de oficiales aliados al Oflag XIII B en las cercanías de Hammelburg, ya en Alemania.
Patton había seguido las andanzas
de su yerno gracias a las informaciones de los servicios secretos, y dos días
despues de su misiva a su esposa Beatrice, escribía de nuevo:
“Espero que en los próximos días
pueda mandar una expedición para liberar a John”
A las 10 de la mañana del día 26 de marzo, Patton llegaba al puesto de mando del coronel Abrams, acompañado de su asistente
Mayor Alexander Stiller.Tras los saludos y presentaciones de rigor, Patton fue directamente al grano:
quería enviar un grupo de combate por detrás de las líneas enemigas para
rescatar a los prisioneros aliados. Pidió un voluntario para dirigir el grupo,
y el coronel Abrams se ofreció para dirigir el grupo de combate B.
Un grupo de combate estándar estaba compuesto de entre 3.500 y 5.000 hombres altamente mecanizados, normalmente formado
por un batallón de infantería, otro de artilleria,otro de tanques, mas los
servicios médicos,unidades de ingenieros,reconocimiento, y los servicios habituales de intendencia.
Esta unidad era altamente flexible y lo suficientemente potente como para
operar independientemente del resto de las tropas.
Pero Patton se nego al ofrecimiento del coronel Abrams, el grupo de
combate B era demasiado grande para la misión.Patton necesitaba un grupo más
pequeño que pudiese infiltrarse con mayor facilidad a traves de la linea defensiva alemana.300 hombres a bordo de poco mas de 50 vehiculos era todo lo que Patton necesitaba.
Para la tarea se eligió a los
hombres del 10º batallón del AIB (Armoured Infantry Batallion ) del teniente
coronel Cohen, que eligió como comandante del contingente al capitán Abraham Baum.
Capitan Abraham Baum.
Baum tenía gran experiencia de
combate, habia desembarcado primero en Casablanca en la operación Torch en 1942,
luego había desembarcado en Normandía y participado en todas las campañas que el
general Patton había llevado a cabo a través de Francia.
Cuando Patton prometió al capitán Baum que si tenía éxito en la misión se le seria concedida de la medalla de honor,
el capitán replico fríamente “ya tengo las ordenes, señor, no necesito que me
sobornen para cumplirlas “.
Tras obtener lo que quería, Patton se volvió a su puesto de mando, dejando allí al mayor Stiller para
afinar los detalles de la operación.
Cohen, Abrams y Baum tenían una
vaga idea de la orden que tenían que cumplir. El campo de prisioneros en Hammelburg
estaba a 100 kilómetros de donde se encontraban, y 80 de esos kilómetros estaban
por detrás de las líneas alemanas.Ademas,ninguno conocía la localización exacta
del campo de prisioneros,ya que no aparecia en los mapas de los que disponian.Cuando preguntaron al mayor Stiller,su respuesta
fue que una vez que estuvieran cerca de la posible situación del campo,seguramente algún
civil alemán podría informarles.
Pero eso no era la unica dificultad. Mientras el
tercer ejercito se iba a dirigir hacia el norte,en direccion a Hamburgo, el grupo de combate de Baum se iba a dirigir hacia el este,
el territorio en donde iba a operar el 7º ejército. El mayor Stiller aseguro al
capitán Baum la total cooperación del 7º ejercito, y añadió que sería factible
contar con la cooperación aérea si era necesario.
La reunión estaba terminando,
cuando el mayor Stiller añadió de pasada que el mismo iba a marchar con el grupo.
Los oficiales se sorprendieron, Stiller era un oficial de estado mayor, no un
oficial adecuado para una operación como la que se esperaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario