Tetradracma de plata de Atalo I, rey de Pergamon.
Viene de aquí:
La mayoría de los miembros de la
liga Aquea argumentaban que, de hecho, la alianza con Macedonia era un matrimonio
de conveniencia más que una alianza de iguales, y que habían sido obligados a
entrar en tal alianza por su poderoso y belicoso vecino del norte.
Pensaban que podrá ser
beneficioso aprovechar la oferta de Roma y abandonar la alianza antes que Roma
retirara su oferta. Y cuando Roma ofreció restituir Corinto (a quien se estaban
preparando para atacar) a la liga Aquea, decidieron prestar su apoyo a los
romanos.
Templo de Apolo en Corinto.
Pero la decisión no fue unánime.
Representantes de varias ciudades-estado abandonaron la asamblea disgustados
por lo que consideraban una traicion a la causa del rey Filipo y a los principios
por los que se había regido la liga.
Megalopolis, una de esas ciudades-estado, había sido devastada por los espartanos,y sus ciudadanos habían sido reintegrados a ella
gracias al rey macedonio Antigonos II.Y la ciudad de Dimas, que había sido tomada
y saqueada por los romanos,habia sido edificada de nuevo por el rey Filipo, que había
ordenado que sus ciudadanos fueran rescatados y ayudados de todas las formas
posibles, devolviéndoles la libertad y su ciudad.
Teatro griego de Megalopolis.
La ciudad de Argos fue aun más
lejos.Los argivos, los habitantes de Argos, creían que los reyes de Macedonia
habían surgido de entre ellos, y estaban unidos a Macedonia por lazos de
amistad personal. Así que Argos abandono la liga y admitió en el interior de
sus murallas a una guarnición macedonia.El ejemplo de Argos estimuló a la ciudad de Acarnas, que decidió mantener también su
tradicional alianza con Macedonia.
Ruinas de Argos.
Pero al cónsul Flaminino no le
preocupaba ni Acarnas, que era una ciudad pequeña y lejana, ni Argos. Su máxima preocupación
estaba en Corinto.
Dado que la suerte que corriera Corinto
había sido lo que había hecho cambiar
de opinion a la liga Aquea , podia ser un golpe duro para la credibilidad del
cónsul Flaminino y la republica romana que sus legiones no fueran capaces de tomar
Corinto.
En el ataque sobre Corinto iban a participar,además de las legiones romanas y el ejercito combinado de la liga Aquea, el ejercito de Atalo rey de Pergamon, y la flota romana de Lucio Quinto,hermano del consul.
Los primeros días del asedio
fueron de una calma tensa, ya que los atacantes esperaban que los desacuerdos
entre los ciudadanos de Corinto y los macedonios de su guarnición llevaran a la
rendicion de la ciudad sin lucha.
Pero en Corinto se encontraban
cientos de desertores del ejercito romano que habían combatido anteriormente a
las órdenes de Aníbal, y no iban a rendirse, ya que conocían cual era el brutal
castigo de Roma contra los desertores a los que lograba atrapar (desde la
amputacion de ambas a manos a la fractura de los huesos de las piernas en
periodos de paz, o la pena de muerte en tiempos de guerra).
Primeros en las murallas,
primeros en las salidas y contraataques, el fanático ejemplode los desertores animó tanto a la guarnición macedonia
como a la milicia de ciudadanos de Corinto.
En el promontorio de Juno ( Hera ), en donde se encontraba el templo a la diosa, a unos 10 kilómetros de la ciudad, se disputo el combate definitivo.
Templo de la diosa Hera, en el Golfo de Corinto.
Romanos y aqueos dominaban el combate,
hasta que la flota de Corinto pudo transportar a 1500 macedonios de refuerzo al mando
de Filocles, uno de los prefectos del
rey Filipo.
La llegada del refuerzo macedonio cambio el signo de la batalla, El
rey Atalo aconsejo que debía levantarse el asedio de inmediato,pero el cónsul Flaminino insistió en seguir.
Pero cuando se apercibió que los recién llegados macedonios
se apostaban en defensa de todas las puertas que daban acceso a la ciudad, se dio
cuenta que sería difícil enfrentarles si decidían hacer una salida.Asi que Flaminino acepto la opinión del rey Atalo,se abandono el asedio y se envío de
vuelta a las tropas de la liga Aquea. El ejercito del rey Atalo embarcó en los navíos
de su flota y navego hacia el Pireo, mientras los romanos se dirigían hacia Corfú.
Filipo había estado observando
todos los movimientos ocurridos, tanto en el plano diplomático como en el
militar.Conocia también perfectamente la estructura política de Roma, y sabia
que el mando de un cónsul o procónsul romano se renovaba cada año.Y el tiempo
del cónsul Flaminino se estaba acabando.
Flaminino podía argumentar ante
el senado romano que, aunque no había conseguido su objetivo de someter a Macedonia
bajo control romano, había creado y mantenido una solida alianza que incluía a Pergamon, Atenas, Etolia y la liga Aquea.Habia podido someter a Focia y al Epiro, y su hermano Lucio, almirante
de la flota romana en el mar Egeo, había atacado Eubea con éxito. Pero Tesalia seguia bajo controil macedonio, y el corazon del reino rey Filipo V ni siquiera
había sido alcanzado por sus legiones.No se había podido conquistar la
estratégica fortaleza de Atrax, y Corinto y Argos se habían pasado al bando
macedonio.
Así que la cuestión que seguramente
se preguntaban los protagonistas de la guerra era si lo que el cónsul Flaminino
había conseguido iba a ser suficiente para garantizarle otro mandato anual,
esta vez como procónsul, para terminar con el trabajo que había iniciado.
El rey Filipo pensaba que si Flaminino no había podido conseguir su objetivo de conquistar Macedonia, seguramente
no querría que su sucesor lo consiguiera. Y que quizás estaría dispuesto a
ceder en algunos de los términos que había
impuesto en la conferencia entre ambos que había tenido lugar a orillas del rio Aous, un año antes.
Así, Filipo envió embajadores
para sondear a los romanos para entablar negociaciones de paz.
La conferencia se celebro en una pequeña
ciudad costera llamada Nicea (actual Nikaia), en el golfo de Malia , no lejos
de las Termopilas.
Golfo de Malia.
El todavía cónsul Flaminino,
junto con Aminandro, Feneas de Etolia y Aristeno,
de la liga Aquea esperaron la llegada del navío del rey Filipo para comenzar
las negociaciones.
La conferencia de paz no empezó bien.
El rey Filipo se nego a bajar de su trirreme,
ya anclado en la playa, ya que no se fiaba de la presencia del etolio Feneas, a
quien consideraba un traidor:
“Si vienes a la orilla, ambos podremos hablar y escuchar al otro con
más comodidad.”
El rey se negó a ello, por lo que
Quincio le preguntó: ¿De qué tienes miedo?
En un tono de real orgullo,
Filipo contestó: “No temo a nadie,
excepto a los dioses inmortales; pero no confío en los que te rodean, y menos
aún en los etolios”
Tito Livio, “Historia de Roma
desde su fundación”, tomo III, libro XXXII, capitulo 33 y siguientes.
Así que el rey permaneció en la
proa de su navío, y Flaminino se dispuso a exponer las condiciones que
consideraba innegociables, como punto de partida para la negociación.
Estátero de oro de Tito Quintio Flaminino.
Debería haber un estudio del porque de aquella clase romana de cónsules como flaminio, César, escipiones, luculos y demás que fueron capaces de someter reinos completos y poderosos como Grecia y Macedonia. Gracias a ellos Roma fue lo que fue
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