Viene de aquí:
16 meses después del asesinato de Julio Cesar, el cónsul Pedius presento ante el senado una resolución que obligaba a este a perseguir a los asesinos.
La Lex Pedia fue aprobada el 27 de noviembre, cuando el tribuno P. Titius consiguió el voto favorable de las asambleas populares, prohibiendo que cualquier ciudadano romano ayudase de cualquier manera a los asesinos.
Iba a ser la primera ocasión en la que Agripa iba participar en política, cuando fue nombrado tribuno de la plebe y puesto al cargo de la persecución contra el líder de los conspiradores, Cayo Casio Longinos.
Pero Longinos había abandonado Roma ya hacia tiempo junto a otro de los conspiradores más importantes, Marco Junio Bruto. Agripa consiguió del senado las ordenes de arresto y el veredicto de culpabilidad contra Longinos: fue condenado in absentia y declarado fuera de la ley. Es posible que el mismo Agripa aprovechara la oportunidad y adquiriera a bajo precio algunas de las posesiones de Casio Longinos, que habían sido confiscadas tras el veredicto.
"Uniforme" de un Tribuno de la Plebe. |
Los 10 tribunos de la plebe de cada año asumían su cargo el 10 de diciembre, y tenían la autoridad para convocar a las asambleas de los plebeyos y proponer leyes que podían ser vinculantes (plebiscita). También podían convocar al senado, y proponer senatus consulta.
Seguro que el nuevo cesar, Cayo Julio Cesar Octaviano, se sintió complacido de tener como tribuno a uno de sus mejores amigos. Alli, Agripa podía vetar cualquier ley propuesta por cualquier magistrado y bloquear las decisiones de otros tribunos
Atrapar a los conspiradores y llevarlos ante la justicia romana iba a resultar una tarea hercúlea. Entre los conspiradores habían reunido no menos de 20 legiones, una poderosa flota e ingentes cantidades de oro. Así que los “vengadores de Cesar" iban a necesitar unir fuerzas.
Una de las primeras acciones como cónsul de Octavio había sido derogar el nombramiento de "enemigos del estado" a Marco Antonio, Lepido y los soldados que servian a sus órdenes. Así, Octavio escribio a Antonio ofreciéndole su ayuda si la necesitaba contra Decimo Junio Bruto en Mutina.
Denario de plata de Marco Emilio Lepido. |
Antonio replico con aspereza que trataría con Junio Bruto sin necesitar ayuda.
Pero Octavio no se fiaba de las intenciones de Antonio, y decidió marchar hacia la Galia Cisalpina al mando de 5 legiones, encontrándose con Marco Antonio y Lepido a orillas del rio Lavinius, cerca de Mutina.
Tras dos días de intensas reuniones, los tres decidieron repartirse Roma. Octavio se quedaría con África, Cerdeña y Sicilia. Antonio gobernaría la Galia, excepto Aquitania, que sería para Lepido, que además gobernaria sobre Hispania e Italia.
18 de las mas grandes y pobladas ciudades de Italia, la mayoría de las cuales habían apoyado a los conspiradores, serian divididas y entregadas como botín a los legionarios del segundo triunvirato, como un aviso a futuras ciudades rebeldes y un incentivo a los soldados para mantener su lealtad.
Establecieron una especie de comisión de seguimiento de los acuerdos a los que habían llegado, y terminaron la reunión instaurando el nombre por el que el segundo triunvirato quería ser conocido:Triumviri Rei Publicae Constituendae Consulari Potestate (tres hombres con poder consular para la constitución de la república), abreviado como III VIR RPC
Todos los acuerdos a los que llegaron los triunviros serían mas tarde legalizados por el senado el 27 de noviembre, con la aprobación de la Lex Titia.
En principio
era solo un acuerdo temporal, que solo debia durar cinco años, pero el nuevo
triunvirato, edificado sobre el poder militar, iba a hacer exactamente lo que había
pasado en el primer triunvirato, utilizarlo.
Para acrecentar la unión entre los triunviros, Octavio contrajo matrimonio con Clodia, hija de Marco Antonio.
Agripa no había sido elegido para el triunvirato, pero su absoluta cercanía con Octavio le permitía asistir a las reuniones, y su opinión era escuchada.
Todos los triunviros sabían que una nueva guerra civil por el poder en Roma seria inevitable, y no tardaría mucho en suceder. Y para mantener el triunvirato en el poder iban necesitar mucho dinero, ya que tenían 43 legiones entre los tres, pero escaso dinero para mantenerlas.
Así, siguiendo el ejemplo de Mario y Sila, los triunviros decidieron confiscar las riquezas de sus enemigos políticos. Se redactaron largas listas con los nombres de las posibles víctimas, y sus posesiones eran esquilmadas. Primero se les solicitaba entregar sus riquezas voluntariamente, con la garantia que se respetaría su vida. Pero quien se quejaba o trataba de oponerse era enviado al exilio o asesinado.
Los triunviros discutían a menudo por algunos nombres de las listas, ya que el enemigo de uno de ellos podía ser familiar o amigo de otro. Cuando se terminaron de elaborar las listas, más de 300 senadores y 2000 equites estaban en ellas.
El 24 de noviembre, los triunviros entraron en Roma a la cabeza de un gran contingente de tropas, y procedieron a confiscar todo lo que no se les había entregado voluntariamente.
Una de las primeras víctimas fue Marco Tulio Cicerón, ya de 64 años de edad, que había entrado en las listas por Marco Antonio como venganza por sus ataques verbales contra el en las filípicas.
Cicerón fue localizado en su finca de Formiae, preparando su marcha a Macedonia, el 7 de diciembre, por un destacamento de soldados liderados por el tribuno Popilio y el centurión Herenius. Sin escapatoria, Ciceron bajo de su litera, se inclino y ofreció el cuello a sus asesinos.
Hicieron falta tres golpes de espada para terminar con la desagradable labor. Las manos de Ciceron también fueron amputadas, ya que, para un orador, el movimiento de sus manos era casi tan importante como su dialéctica.
Las manos y la cabeza de Cicerón fueron llevadas a Roma, donde marco Antonio ordenó clavarlas sobre los espolones de navíos enemigos capturados que adornaban el Rostra, desde donde tantas veces Cicerón se había dirigido a la ciudadanía de Roma.
Infografia del Rostra del Foro de Roma. |
El pánico y el miedo a estar en las listas de los triunviros se expandió con rapidez por la ciudad. Para calmar la situación, el cónsul Pedius, que había recibido una copia de las listas pero que solo contenían 70 nombres, decidió tratar de detener la masacre. Emitió un edicto en el que se prohibía agregar más nombres a la lista.
El edicto del cónsul Pedius no gusto a los triunviros, y al día siguiente de su publicación, Pedius apareció asesinado. Loas triunviros siguieron adelante con el plan, y en apenas dos semanas, la tercera parte de los senadores habían ido asesinados.
Sus cadáveres aparecían insepultos por las calles, la mayoría sin cabeza, que solían aparecer clavadas en el rostra, junto a la cabeza de Ciceron. Algunos inocentes, cuyos nombres no aparecian en las listas, también fueron asesinados, en ajustes de cuentas de los asesinos por motivos económicos, casi todos, o para saldar viejas deudas.
"Muerte de Ciceron", obra de Francois Perrier. |
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