Viene de aquí:
Cuando los expedicionarios divisaron
el golfo de Méjico a su llegada a la bahía de Apalachicola, llevaban
4 meses sin tener noticias de la flota. Narváez había ordenado a los pilotos
que se dirigieran al Rio de las Palmas y esperaran allí la llegada de los
expedicionarios .Pero tras unos pocos días de navegación, los pilotos se
percataron de la tremenda equivocación que habían cometido al trazar el rumbo; estaban a miles de kilómetros de Rio de las Palmas, y se dieron cuenta que
ya no iban a poder solucionar su error.
Si seguían navegando hacia el oeste, nunca volverían a ver al grupo que
marchaba por tierra.
Pero los hombres y las mujeres (10 mujeres y 90
hombres de las tripulaciones, aprox.) tenían una preocupación aun más acuciante
.Cuando el contingente terrestre se separó de la flota y se interno en tierra,
se había llevado la mayoría de las provisiones. Con lo que tenían en los barcos, apenas podrían
volver a Cuba sin morir de inanición.
Solo un golpe de suerte les salvó.
Antes de internarse en tierra firme, Narvaez había ordenando al piloto Miruelo
que regresara a Cuba, consiguiera provisiones y regresara con rapidez.
Esta vez, el piloto Miruelo
cumplió la orden con prontitud y sin extraviarse y se reunió con la flota un
par de semanas después, logrando entregar gran cantidad de provisiones para
poder comenzar la búsqueda del contingente de tierra.
La búsqueda comenzó en lo que
hoy en la bahía de Tampa.Uno de los
buques se internó en la bahía y diviso en la playa un largo poste clavado en tierra con un papel adherido.
Las tripulaciones creyeron que era un mensaje de Narvaez, y un par de
marineros se dirigió a la playa en un bote.
Los indios tocobaga cayeron sobre ellos no bien pusieron pie en tierra.Uno de los
marinos murió, y el otro, de nombre Juan Ortiz, fue tomado prisionero.
Parece que cuando Narváez y su grupo pasaron por la zona habian tratado de mala
manera a los indios e incluso habían cortado la nariz de su cacique, llamado
Hirrihigua.
El líder indígena no había
olvidado la ofensa, y cuando el buque español entró en la bahía de Tampa hizo colocar
el papel en la playa para llamar la atención
de los marineros,que cayeron en la trampa.
El marino capturado, juan Ortiz,
pasó 11 años cautivo hasta que fue rescatado por una expedición española posterior.
Parece ser que los indios no trataron bien a Juan Ortiz. En los días de celebraciones religiosas,
los indios obligaban a Juan Ortiz a
correr por medio del poblado desde el
amanecer al atardecer, y cuando bajaba el ritmo de marcha, le lanzaban flechas y
piedras. Debía pasar el día transportando agua y leña hasta el poblado, le daban
poco de comer, apenas dormía y era golpeado frecuentemente.Parece que en una ocasion trataron de quemarlo para comerselo,pero la hija del cacique y otras mujeres de la tribu lo impidieron.( ¿quizas sea ese el origen de la leyenda de Pocahontas ? )
Tras la pérdida de dos de sus
marinos en la bahía de Tampa, la flota siguió su ruta costeando en dirección norte,
pero sin encontrar el menor rastro del grupo de
tierra. Tras unos días de infructuosa búsqueda ,Carvallo, el capitán al mando
de la flota, reunió a las tripulaciones para discutir los siguientes movimientos
a seguir.
Tenían dos opciones: o continuar hacia
el norte o volver por donde habían llegado
y regresar al punto donde el grupo de tierra había desembarcado. Decidieron
elegir la vuelta, ya que estaban seguros que Narváez también se habría
percatado de su error y que Rio de las Palmas era un lugar completamente inalcanzable.
La flota llegó al punto de desembarco, y allí permaneció durante meses, a la espera,
hasta que se convencieron que el grupo de tierra había perecido y nunca volverían a ver con vida a sus integrantes.Cuando comenzaron de nuevo a quedarse sin provisiones,la flota volvió a Cuba, donde
fueron acusados de abandonar a su suerte al capitán general y gobernador Narváez
y a sus hombres.
Solo una persona tenía el interés
personal y los recursos necesarios para organizar una partida de búsqueda y rescate:Maria de Valenzuela, la
esposa de Narvaez. Vendió parte de las propiedades de su esposo
en Bayamo y adquirió dos bergantines, una tripulación suficiente para ambos
buques, suministros, armas y municiones.Lo único que no podía hacer es
capitanear ella misma la expedicion.Contrató a uno de los socios de Narváez en España, un noble llamado Hernando de Ceballos, de origen sevillano,que viajaba a menudo entre Cuba y España para velar por sus intereses y los de su socio Narvaez.
De Ceballos zarpó de Cuba con los
dos bergantines, y seguramente siguió la misma ruta que la expedición de Narvaez, llegando a la Florida sin ningun problema serio. Pero no encontró ningún rastro de los expedicionarios,
y tras varios meses de búsqueda marchó a Nueva España (seguramente en Méjico),
vendió los bergantines y se guardo en su propio bolsillo los beneficios.
De Ceballos había sumestimado el carácter
de María de Valenzuela, que había perdido a su marido y gastado gran parte de
la fortuna familiar en buscarlo, pero era una mujer tenaz y valiente.
Para tratar de recuperar su
dinero, inició un procedimiento legal contra De Ceballos,exigiendo el reintegro del valor de los bergantines.Presentó su caso ante
el Consejo de Indias, y al poco tiempo el caso llegaba a oídos del emperador Carlos.
De Ceballos trató de excusar su
poco honorable comportamiento aduciendo que había gastado más dinero
propio en la búsqueda de Narváez que lo
que había ganado con la venta de los bergantines. Pero los jueces no quedaron convencidos
con la argumentacion de Ceballos y lo condenaron a galeras.
María de Valenzuela había ganado
la batalla legal, pero fue un pequeño consuelo, ya que nunca volvió a ver a su esposo.
Mientras María de Valenzuela
gastaba su fortuna para organizar una expedicion de rescate , Narvaez y los suyos se encontraban acampados
en las marismas de la bahía de Apalachicola. Llevaban allí un mes y medio
cuando decidieron cambiar el nombre de la bahía a “Bahía de los caballos”, ya que cada tres
días sacrificaban un caballo para complementar sus cada vez mas escuálidas
reservas de frijoles, maíz y calabazas.
Narváez había decidió abandonar
la zona por mar.Necesitaban construir botes o balsas. Tenían madera de sobra, pero no
tenían herramientas para manipularla.Decidieron tratar de fundir las espuelas,
los estribos y las piezas metálicas de ballestas y arcabuces, para construir herramientas,
clavos y pernos.
Para producir el calor suficiente
para fundir el metal se les ocurrió la idea de construir una forja en seco,
usando la piel de un ciervo y madera flexible para construir un fuelle y
ahuecando troncos para usarlos como tuberías por las que circularía el aire. La
intención era construir cinco balsas con las que pudieran superar la barrera de
arrecifes de la bahía y salir al golfo de Mexico,donde esperaban ser localizados
por los buques de la flotilla.Si no eran localizados en una semana en el mar,se dirigirían navegando hacia Panuco, puesto que seguían pensando (equivocadamente
) que estaban cerca de allí.
Narváez había tomado la decisión
de intentar la salvación por mar por una razón principal. Varios de sus
hombres se habian amotinado. Los jinetes habían decidido abandonar el grupo de Narváez
y dirigirse tierra adentro por cuenta propia.Habian pensado que tendrían más posibilidades
de sobrevivir si abandonaban a los enfermos y moribundos y partían sobre sus
caballos.
Narváez había tenido conocimiento
del plan de los conspiradores, y decidió matar a los caballos para que todos los
hombres del grupo estuvieran en igualdad de condiciones, todos a pie, así nadie
caería en la tentacion de abandonar el
grupo.
Lo bueno del plan de Narváez es
que el grupo se mantendría unido y tendrían suministro constante de carne
durante unas semanas.
Lo malo es que, con las ballestas
y los arcabuces inservibles (ya que sus partes metálicas iban a ser fundidas) y
sin caballos, el potencial militar del grupo iba a quedar fuertemente mermado,
y si el grupo se veía obligado a desembarcar en algún lugar desconocido y se encontraba
con alguna tribu indígena hostil, las consecuencias podían ser funestas.
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