Viene de aquí:
Con la excusa de que uno de sus comandantes
había obtenido una resonante victoria sobre los pompeyanos,Sertorio recibió una
invitación de Perpena para un banquete de celebracion. Las ocasiones en que los sertorianos tenían oportunidad
para celebrar victorias no era muy común en aquellos días, así que Sertorio,
que llevaba semanas protegido férreamente por su escolta,decidio asistir al convite.
Desde el principio del agape ,el
vino fluyó sin pausa, sobre todo para la escolta de Sertorio, que debian vigilar el
salón en donde se celebraba la cena.Cuando los conspiradores vieron que la
escolta poco podría hacer si tenía que acudir en auxilio de Sertorio, pasaron al
siguiente paso del plan.
Los banquetes “romanos” en
Hispania no eran nada parecidos a las típicas bacanales romanas, y menos aun
con Sertorio presente, un romano serio y de conversación escasa y a menudo cortante.
Y en una tierra arrasada por la guerra y el hambre, tampoco los sertorianos querían
mostrar a sus aliados hispanos unas fiestas desenfrenadas:
“Siempre en los banquetes de Sertorio se observaba grande orden y
moderación, porque no podía ni ver ni oír cosa indecente, y, estaba
acostumbrado a que los demás que a ellos asistían, en sus chistes y
entretenimientos, guardaran la mayor moderación y compostura”
Para hacer enfadar a Sertorio,
los conjurados aparentaron estar bebidos, y comenzaron a gritar injurias y
groserías, haciendo caso omiso a Sertorio cuando les ordenó que mantuvieran la compostura
y el orden. La intencion de los
conjurados era sacar a Sertorio de la
relativa seguridad de su kliné (divan ) y obligarle a entrar en una pelea, en donde algún
cuchillo podría introducirse entre sus costillas sin dificultad.
Pero Sertorio no se levantó para
intervenir físicamente, y continuó llamando a
la calma.Eso representaba un problema para los conspiradores, por que
aunque Sertorio ya tenía casi 50 años,seguia siendo un excelente soldado y
mantenía una excelente forma física.
Pero cometió un error. Harto de
intentar terminar con la pelea, se dio la vuelta en su sofá, dando la espalda a
los conjurados, y se recostó, dando a entender que no le importaba lo que pudiera
pasar.
Perpenna dejo caer al suelo una
copa de vino, que era la señal convenida, y entonces el conspirador mas cercano
a Sertorio lo apuñaló.Sertorio intento levantarse y defenderse, pero otro de los
conspiradores lo cogió de ambas manos, dejándolo indefenso sin poder impedir
ser apuñalado por todos y cada uno de los conspiradores.
Era un final anunciado.La guerra contra Roma se estaba perdiendo, y la determinación del senado romano por terminar con el
rebelde Sertorio había terminado con la determinacion de los iberos y los rebeldes romanos por resistir.
Desde la batalla de Segontia, la
guerra en Hispania se había convertido en una guerra de desgaste, y la republica
romana siempre iba a tener más recursos que unas cuantas tribus iberas de un
territorio devastado por tantos años de guerra y saqueo.
Los últimos meses de Sertorio
habían visto a sus tropas retroceder por toda la peninsula, siendo
perseguidos solamente por las tropas de Pompeyo, ya que Metelo Pio se había dedicado
a terminar con la resistencia de tribus aisladas,restaurando la "Pax Romana" por
todo el este y sur.
La única cuestión que Sertorio se
había negado a contemplar es si lo derrotarían sus enemigos o lo harían sus aliados.
En una guerra “personal”, el último de los comandantes de Cayo Mario se había enfrentado
al senado romano heredero de Lucio Cornelio Sila, y todo lo que Sertorio podía ofrecer a los
iberos que le seguían era la perspectiva de poder elegir entre ser gobernados
por el mismo o por el senado romano. Y el senado romano había sido sumamente
perseverante,enviando ejercito tras ejercito tras cada derrota, gastando
autenticas fortunas para mantener sus ejercitos en Hispania, reteniendo en algunos
casos recursos para sus generales, pero con la idea de no abandonarlos nunca.Y según
se desarrollaba la guerra, y Sertorio no podía cumplir sus compromisos con las
tribus iberas, le fueron abandonando.
Y cuando Sertorio perdió el apoyo
de los iberos, los exiliados romanos ya no
tenían necesidad de apoyarle, y prefirieron eliminarle para dar opción a otro
de sus comandantes, Perpenna, que a pesar de haber dispuesto de cinco legiones romanas
completas había perdido batalla tras batalla contra los pompeyanos.Mientras el genio militar
de Sertorio había conseguido mantener una situación desesperada bajo cierto
control, era evidente que la mediocridad militar de Perpenna no iba a cambiar las
cosas a mejor. Los iberos, ya un tanto molestos por el transcurso de la guerra,
cuando recibieron noticias de la muerte
de Sertorio y que Perpenna quedaba al mando, comenzaron a buscar una salida negociada con Metelo o
Pompeyo.
Con su líder muerto, sus seguidores
fueron abandonado las filas del ejercito.Los romanos que habían permanecido fieles a Sertorio hasta su muerte desertaron y buscaron refugio y perdón
con Pompeyo o Metelo, y los guerreros iberos simplemente dejaban sus armas
en el suelo y volvían sus hogares, sobre
todo los lusitanos, que eran los que habían invitado a Sertorio para que
volviera a Hispania a ayudarles.Habian seguido infatigables a Sertorio en sus
andanzas por toda la península, y tenían un interés nulo en la causa de Perpenna.
La situación no mejoró con la
lectura del testamento de Sertorio, que revelaba que el principal beneficiario
del status del líder muerto iba a ser Perpenna, su asesino.Perpenna, acusado
por iberos y aliados romanos como el
asesino de su comandante en el campo de batalla, había pasado a ser también el asesino de su amigo y benefactor.
Si Perpenna quería liderar lo que
quedaba del ejercito de Sertorio debía mostrar liderazgo. Y su escolta pasó a convertirse en poco menos que un pelotón de ejecución, encargados de apalear hasta
la muerte a cualquier disidente o cualquier desertor que intentara abandonar
las filas.
Promesas de futuros ascensos y
riqueza atrajeron a su estado mayor a un
pequeño numero de romanos, mientras que algunos nobles que se postulaban para
sustituir a Perpenna a la primera derrota que tuviera (uno de ellos su propio sobrino) fueron
juzgados y ejecutados junto a varios soldados acusados de hablar mal de su
nuevo comandante en jefe.
Mientras seguía creándose
enemigos, Perpenna decidió mantenerse alejado de uno de ellos, de las legiones
de Pompeyo, que tras recibir la noticia de la muerte de Sertorio había puesto a sus
tropas en marcha directamente sobre Osca, la capital sertoriana.
Envió en la vanguardia a su
caballeria ligera, para causar el pánico y privar a Perpenna de suministros.Por
diferentes razones, ambos generales necesitaban una batalla decisiva.
Perpenna,
porque necesitaba la victoria para consolidar su propia posición, y para
mostrar a las tribus iberas que era
capaz de conseguir la victoria contra Pompeyo, algo que Sertorio no había
podido conseguir en sus últimos meses de vida.
Pompeyo necesitaba la victoria en
una batalla decisiva, porque quería terminar la guerra en Hispania definitivamente
y buscar nuevos lugares en donde conseguir mayor gloria y prestigio (por
ejemplo, en el Ponto contra Mitridates).
Pompeyo, que había respetado
siempre a Sertorio como un gran general, no tenia la misma opinión de Perpenna,
a quien despreciaba. Para Pompeyo era evidente que Perpenna no estaba
capacitado para desarrollar una campaña a la ofensiva , y por eso buscaba una batalla definitiva.
10 días después del asesinato de Sertorio, Perpenna dirigía sus tropas a campo abierto en algún lugar
indeterminado de las cercanías de Osca,esperando a Pompeyo.
Asi aparece Pompeyo en la excelente serie "Roma".
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