lunes, 28 de octubre de 2019

Sertorio, rebelde con causa (26 ª parte) ; Iberia-Hispania (XXII)





Viene de aquí:


  Con la excusa de que uno de sus comandantes había obtenido una resonante victoria sobre los pompeyanos,Sertorio recibió una invitación de Perpena para un banquete de celebracion. Las ocasiones en que los sertorianos tenían oportunidad para celebrar victorias no era muy común en aquellos días, así que Sertorio, que llevaba semanas protegido férreamente por su escolta,decidio asistir al convite.


  Desde el principio del agape ,el vino fluyó sin pausa, sobre todo para la escolta de Sertorio, que debian vigilar el salón en donde se celebraba la cena.Cuando los conspiradores vieron que la escolta poco podría hacer si tenía que acudir en auxilio de Sertorio, pasaron al siguiente paso del plan.


  Los banquetes “romanos” en Hispania no eran nada parecidos a las típicas bacanales romanas, y menos aun con Sertorio presente, un romano serio y de conversación escasa y a menudo cortante. Y en una tierra arrasada por la guerra y el hambre, tampoco los sertorianos querían mostrar a sus aliados hispanos unas fiestas desenfrenadas:


 “Siempre en los banquetes de Sertorio se observaba grande orden y moderación, porque no podía ni ver ni oír cosa indecente, y, estaba acostumbrado a que los demás que a ellos asistían, en sus chistes y entretenimientos, guardaran la mayor moderación y compostura”




  Para hacer enfadar a Sertorio, los conjurados aparentaron estar bebidos, y comenzaron a gritar injurias y groserías, haciendo caso omiso a Sertorio cuando les ordenó que mantuvieran la compostura y el orden. La intencion de  los conjurados era sacar a Sertorio  de la relativa seguridad de su kliné (divan ) y obligarle a entrar en una pelea, en donde algún cuchillo podría introducirse entre sus costillas sin dificultad.


  Pero Sertorio no se levantó para intervenir físicamente, y continuó llamandola calma.Eso representaba un problema para los conspiradores, por que aunque Sertorio ya tenía casi 50 años,seguia siendo un excelente soldado y mantenía una excelente forma física.


  Pero cometió un error. Harto de intentar terminar con la pelea, se dio la vuelta en su sofá, dando la espalda a los conjurados, y se recostó, dando a entender que no le importaba lo que pudiera pasar.


  Perpenna dejo caer al suelo una copa de vino, que era la señal convenida, y entonces el conspirador mas cercano a Sertorio lo apuñaló.Sertorio intento levantarse y defenderse, pero otro de los conspiradores lo cogió de ambas manos, dejándolo indefenso sin poder impedir ser apuñalado por todos y cada uno de los conspiradores.


  Era un final anunciado.La guerra contra Roma se estaba perdiendo, y la determinación del senado romano por terminar con el rebelde Sertorio había terminado con la determinacion de  los iberos y los rebeldes romanos por resistir.


  Desde la batalla de Segontia, la guerra en Hispania se había convertido en una guerra de desgaste, y la republica  romana siempre iba a tener más recursos que unas cuantas tribus iberas de un territorio devastado por tantos años de guerra y saqueo.


  Los últimos meses de Sertorio habían visto a sus tropas retroceder por toda la peninsula, siendo perseguidos solamente por las tropas de Pompeyo, ya que Metelo Pio se había dedicado a terminar con la resistencia de tribus aisladas,restaurando la "Pax Romana" por todo el este y sur.


  La única cuestión que Sertorio se había negado a contemplar es si lo derrotarían sus enemigos o lo harían sus aliados. En una guerra “personal”, el último de los comandantes de Cayo Mario se había enfrentado al senado romano heredero de Lucio Cornelio Sila, y todo lo que Sertorio podía ofrecer a los iberos que le seguían era la perspectiva de poder elegir entre ser gobernados por el mismo o por el senado romano. Y el senado romano había sido sumamente perseverante,enviando ejercito tras ejercito tras cada derrota, gastando autenticas fortunas para mantener sus ejercitos en Hispania, reteniendo en algunos casos recursos para sus generales, pero con la idea de no abandonarlos nunca.Y según se desarrollaba la guerra, y Sertorio no podía cumplir sus compromisos con las tribus iberas, le fueron abandonando.


  Y cuando Sertorio perdió el apoyo de los iberos, los exiliados romanos  ya no tenían necesidad de apoyarle, y prefirieron eliminarle para dar opción a otro de sus comandantes, Perpenna, que a pesar de haber dispuesto de cinco legiones romanas completas había perdido batalla tras batalla contra los pompeyanos.Mientras el genio militar de Sertorio había conseguido mantener una situación desesperada bajo cierto control, era evidente que la mediocridad militar de Perpenna no iba a cambiar las cosas a mejor. Los iberos, ya un tanto molestos por el transcurso de la guerra, cuando recibieron  noticias de la muerte de Sertorio y que Perpenna quedaba al mando, comenzaron  a buscar una salida negociada con Metelo o Pompeyo.


  Con su líder muerto, sus seguidores fueron abandonado las filas del ejercito.Los romanos que habían permanecido fieles a Sertorio hasta su muerte desertaron y buscaron refugio  y perdón  con Pompeyo o Metelo, y los guerreros iberos simplemente dejaban sus armas en el suelo y volvían  sus hogares, sobre todo los lusitanos, que eran los que habían invitado a Sertorio para que volviera a Hispania a ayudarles.Habian seguido infatigables a Sertorio en sus andanzas por toda la península, y tenían un interés nulo en la causa de Perpenna.


 La situación no mejoró con la lectura del testamento de Sertorio, que revelaba que el principal beneficiario del status del líder muerto iba a ser Perpenna, su asesino.Perpenna, acusado por  iberos y aliados romanos como el asesino de su comandante en el campo de batalla, había pasado a ser también el asesino de su amigo y benefactor.


  Si Perpenna quería liderar lo que quedaba del ejercito de Sertorio debía mostrar liderazgo. Y su escolta pasó a convertirse en poco menos que un pelotón de ejecución, encargados de apalear hasta la muerte a cualquier disidente o cualquier desertor que intentara abandonar las filas.


  Promesas de futuros ascensos y riqueza atrajeron a su estado mayor  a un pequeño numero de romanos, mientras que algunos nobles que se postulaban para sustituir a Perpenna a la primera derrota que tuviera  (uno de ellos su propio sobrino) fueron juzgados y ejecutados junto a varios soldados acusados de hablar mal de su nuevo comandante en jefe.


  Mientras seguía creándose enemigos, Perpenna decidió mantenerse alejado de uno de ellos, de las legiones de Pompeyo, que tras recibir la noticia de la muerte de Sertorio había puesto a sus tropas en marcha directamente sobre Osca, la capital sertoriana.


  Envió en la vanguardia a su caballeria ligera, para causar el pánico y privar a Perpenna de suministros.Por diferentes razones, ambos generales necesitaban una batalla decisiva. 

  Perpenna, porque necesitaba la victoria para consolidar su propia posición, y para mostrar a  las tribus iberas que era capaz de conseguir la victoria contra Pompeyo, algo que Sertorio no había podido conseguir en sus últimos meses de vida.


  Pompeyo necesitaba la victoria en una batalla decisiva, porque quería terminar la guerra en Hispania definitivamente y buscar nuevos lugares en donde conseguir mayor gloria y prestigio (por ejemplo, en el Ponto contra Mitridates).


  Pompeyo, que había respetado siempre a Sertorio como un gran general, no tenia la misma opinión de Perpenna, a quien despreciaba. Para Pompeyo era evidente que Perpenna no estaba capacitado para desarrollar una campaña a la ofensiva , y por eso buscaba una batalla  definitiva.


  10 días después del asesinato de Sertorio, Perpenna dirigía sus tropas a campo abierto en algún lugar indeterminado de las cercanías de Osca,esperando a Pompeyo.

 Asi aparece Pompeyo en la excelente serie "Roma".


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