Viene de aquí:
La caballería del ejercito revolucionario francés de finales
del siglo XVII era la unica arma manifiestamente mejorable con la que se
encontró Napoleón cuando tomo el mando.
Antes de poder enfrentarse con posibilidades
de éxito a las otras caballerías del continente
europeo iba a ser necesario un duro trabajo y una cuidadosa atención a los
detalles.
"La caballería es útil antes,
durante y después de una batalla", escribió Bonaparte en una ocasión, y el corso tenía
muy claras las cualidades que deseaba para su caballería “ la caballería necesita
practica en las maniobras y audacia en el campo de batalla; sobre todo no debe
ser dominada por un espíritu conservador que le incite a mantener lo
conquistado; debe actuar siempre de modo ofensivo, gracias a una combinacion de velocidad,
orden, formaciones cuidadosamente
mantenidas, y un uso correcto de las reservas ,pero sobre todos esos requerimientos
debe prevalecer la disciplina."
Las primeras reformas de la caballería
napoleónica consistieron en separar la caballería pesada (coraceros y carabineros)
de la caballería de línea (lanceros y dragones), y ambas separadas de la caballería
ligera (húsares y cazadores).
En la Grande Armee , cada tipo de caballeria iba a tener una tarea específica:
Coraceros, caballería pesada,
jinetes de gran fortaleza a lomos de grandes caballos, armados con espada recta
(no sables) y un par de pistolas o una carabina. Para su protección vestían
corazas y cascos de acero. En los últimos días de la Grande Armee napoleónica llegó
a haber 14 regimientos de coraceros franceses, además de un regimiento de holandeses, compuesto cada regimiento de 1040 jinetes
divididos en cuatro escuadrones de dos
compañías cada uno.
El segundo componente de la caballería
pesada eran los carabineros, de los que había dos regimientos con la misma organización y armados de la misma
manera que los coraceros, tanto que cuando los carabineros adoptaron las corazas
y los cascos de acero eran virtualmente imposibles de distinguir.
Ambos grupos de la caballeria pesada formaban la reserva, y su
rol en batalla era superar la caballeria enemiga y aprovechar los huecos que
el fuego de la artillería dejaba en las
lineas de infantería enemigas.
La caballeria de línea disponía de
unos 25 regimientos de dragones. A finales
del siglo XVIII, los dragones habían sido en realidad infantería montada, pero
en la Grande Armee se convirtieron en la caballería de choque, los protagonistas
de las cargas masivas contra la infantería enemiga. Aunque no abandonaron su forma
de combatir desmontados, sobre todo en España y en los últimos años del imperio napoleónico, cuando había gran dificultad para encontrar caballos.
Normalmente había 1.200 dragones
en cada regimiento, repartidos en cinco escuadrones, pero a partir de 1812 cada regimiento
estaba formado por 3 escuadrones a caballo y dos escuadrones a pie. Armados con
un sable, un mosquete, bayoneta y dos pistolas, se protegian con coraza y
casco de latón.
Sus misiones eran variadas, ya
que su capacidad como infantería desmontada los convertía en una tropa fácil de
utilizar en distintos terrenos y en diferentes tareas. A menudo servían como
exploradores cuando la Grande Armee estaba en marcha y solían ocuparse de proteger líneas de aprovisionamiento y comunicaciones.
Numéricamente y en términos de reputación, la mayor parte del arma a caballo del ejercito imperial francés
era la caballería ligera.
Husares,con los uniformes mas vistosos, los mas valerosos,
los preferidos por las mujeres, se exigía a estas tropas mantener en el campo de
batalla la bravura y el valor que demostraban fuera de el.
La caballeria ligera se dividía
en tres partes: entre 10 y 13 regimientos de húsares, 30 regimientos de
cazadores a caballo y los lanceros. Al principio solo había dos
regimientos de lanceros, ambos integrados
casi en su totalidad por jinetes polacos, denominados “ligeros” hasta 1809, año
en el que incorporaron la lanza a su armamento, tras haber sufrido en sus
propias carnes el buen uso que los cosacos rusos daban a sus lanzas.
Asi, Napoleon convirtió en
lanceros 3 regimientos de dragones franceses y uno de dragones alemanes. Armados
con un par de pistolas y un sable, debían entrenarse constantemente en el uso
de la lanza.
Húsares y cazadores llevaban un
equipamiento muy similar, sable, carabina y dos pistolas. Muy a menudo actuaban
juntos, con cada regimiento compuesto de entre 1.200 y 1.800 hombres, divididos normalmente
en 6 escuadrones.
Ademas de húsares, lanceros y
cazadores,habia otras unidades de caballería ligera de menor importancia como
los exploradores (eclaireurs a cheval ) agregados a la Guardia Imperial; los
gendarmes de elite, 300 jinetes seleccionados especialmente para formar la escolta
del emperador; y los mamelucos, una tropa incorporada al ejercito republicano en
1803, que mantenía sus vestimentas orientales e iban armados con una cimitarra,
pistolas y dagas, y que también formaban parte de la caballería de la guardia
imperial.
El rol que debía cumplir la
cabelleria ligera era especialmente difícil. Debían ocuparse de la mayoría de
las tareas de reconocimiento, y debían proteger los flancos.Cuando el grueso
del ejercito tomaba contacto con el enemigo, la caballería ligera debía tratar de
inmovilizar a la caballeria enemiga, con constantes ataques sorpresa sobre sus
flancos, ocupar posiciones estratégicos lo antes posible y mantenerlas tanto
como fuera posible.
Cuando la batalla terminaba debían cubrir la retirada en caso
de derrota ,y encabezar la persecución en caso de victoria, evitando que el
enemigo en retirada pudiera reagruparse.
Aparte de los dragones, las
tácticas de la caballeria francesa se basaban en la carga frontal de grandes
contingentes de caballos y jinetes, aunque la carga estaba cuidadosamente
preparada y entrenada hasta la extenuación.
Los escuadrones de caballería
avanzaban al trote hasta que cubrían un tercio de la distancia total que les
separaba de su enemigo, el objeto de la carga. Cambiaban el paso y aceleraban hasta
llegar al galope hasta que llegaban a menos de 100 metros del enemigo,momento en
el que dejaban que el caballo adquiriera su máxima velocidad.
La maniobra requería una
cuidadosa preparación, una oficialidad perfecta conocedora de las caballos y
sus limitaciones y una disciplina estricta.Si la carga se lanzaba demasiado
pronto era posible que los caballos se quedaran sin fuerzas antes de llegar al
enemigo, y la potencia de su carga sería menor. Si por el contraria la carga
se realizaba demasiado tarde, se corría el riesgo que los caballos y sus jinetes
superaran su objetivo y quedaran aislados sin poderse reagrupar.
Era extremadamente importante
asegurar que cada carga de caballería contara con el apoyo de la infantería y
la artilleria; la caballeria por si sola estaba en clara desventaja contra la
infantería enemiga, y era absolutamente inútil contra una formacion en cuadro
de una infantería bien entrenada.
Lo que podia pasar cuando la caballería
no tenía el apoyo de la artilleria fue ampliamente demostrado en Waterloo,donde las
cargas masivas de la caballería de los generales Kellerman y Milhaud sobre Quatre Bras fueron
rechazadas con grandes pérdidas y con relativa facilidad por los cuadros de
infantes británicos y sus aliados.
Infanteria britanica rechazando a la caballeria napoleonica en Quatre Bras.
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