Viene de aquí:
La victoria musulmana en la batalla de Dathim había sido de menor importancia, pero habia alertado a las autoridades bizantinas sobre la nueva amenaza que llegaba desde el sur.
Aunque había varios factores que iban a entorpecer decisivamente la defensa del imperio bizantino:
Tanto el ejercito bizantino como el musulmán eran muy vulnerables a la volatilidad, las deserciones en masa, los motines, etc.
Las recientes guerras Ridda, con grupos locales de resistencia que se habían opuesto al primer gobierno islámico en Medina, habían demostrado la extrema fragilidad de las lealtades políticas de las tribus árabes. Seguramente, tras las guerras Ridda los líderes bizantinos desconfiaban de la lealtad de todos los árabes y vigilaban estrechamente a los contingentes árabes del ejercito, para evitar la deserción.
Al mismo tiempo, los bizantinos, que llevaban muchos siglos practicando el asesinato político de sus rivales para sembrar el caos y la disension en las filas del enemigo, habían comenzado a sufrirlo de parte de sus enemigos.
Las negociaciones entre los representantes del imperio bizantino y los líderes de las tribus árabes se convertían muy a menudo en un simple intercambio de monedas, lo que convertía a las tribus árabes en simple mercenarios, dispuestos a trabajar para el mejor postor, y no tanto en fieles aliados.
Las constantes diferencias entre diferentes grupos cristianos tampoco iban a ayudar a homogeneizar todos los grupos y unirlos frente a la amenaza del invasor.
Durante mil años, los paisajes de Siria se habian visto dominados por el legado de ciudades de origen griego.Pero en el siglo VI ya no quedaba casi nada de la herencia griega.
Los grandes templos “paganos” de Palmira y Heliópolis dominaban las ciudades, aunque apenas quedaban ya unas ruinas de ellos. En la ciudad de Gerasa, el templo de Artemisa se había utilizado para construir en su interior hornos de alfarería, usando los ladrillos de su plaza pavimentada para uso industrial, mientras el templo mismo estaba cerrado a cal y canto.
Templo de Artemisa en Gerasa (actual Jerash ). |
En el año 632, el año de la muerte del profeta Mahoma, Siria, Palestina y Egipto eran profundamente cristianas. Después de todo, en Siria se había fundado el cristianismo, y había sido en Antioquia donde los seguidores de la nueva religión se habian empezado a denominar así, cristianos.
Durante los tres primeros siglos después del nacimiento la nueva religión, el cristianismo había competido con otras religiones de la zona: Había griegos que adoraban a Zeus y Apolo y arameos que adoraban a las mismas deidades pero las llamaban Bel o Haddad, dioses que ya eran muy antiguos antes de que los israelitas llegaran a Canaan.
Templo de Bel, en Palmira. |
Pero en el siglo VI, el cristianismo
era mayoritario, ya fuera en ciudades, pueblos, montañas o desiertos. Habia
importantes comunidades judías, sobre todo en Palestina, y todavía había
regiones en las que las elites gobernantes seguían practicando el clásico
paganismo, el culto al sol y la luna,etc
El cristianismo era también la religión oficial del gobierno bizantino, y era absolutamente necesario ser cristiano para prosperar en la sociedad bizantina.
Pero los cristianos de siria estaban muy lejos de ser un grupo homogéneo y bien avenido. A principios del siglo VI habían surgido profundas diferencias entre los diferentes grupos de creyentes, y, el principal punto de discusión era la divinidad de Jesucristo; ¿era Jesucristo al mismo tiempo totalmente humano y completamente divino, o simplemente tenía una sola naturaleza divina, y en su estancia en la tierra se había limitado a tomar una apariencia humana?
Ese oscuro debate teológico despertó pasiones enormes, porque reflejaban opiniones y divisiones más amplias en la sociedad.
Simplificando mucho, había dos facciones; la primera, quienes creían que Jesucristo era divino y humano eran denominados Diofisitas, porque creían en ambas naturalezas ,o Calcedonios, porque había sido en el concilio de Calcedonia del año 451 cuando la doctrina diofisita había sido esbozada por primera vez. Este grupo estaba integrado mayoritariamente por ciudadanos de origen griego, las elites urbanas de las ciudades más importantes de Siria y Egipto.
Los monofisitas, aquellos que creían que Jesucristo solo tenía una naturaleza, la divina, eran casi todos de habla aramea, procedentes de monasterios, campamentos de tribus arabes, aldeas de campesinos,etc.
También había variaciones regionales: en Palestina, la mayoría de cristianos eran monofisitas, mientras que en el norte de Siria, cercano a la frontera con el imperio bizantino, ambos grupos tenían una presencia muy similar en número.
Las autoridades imperiales bizantinas eran diofisitas, y consideraban a los monofisitas como herejes subversivos, y los perseguían ferozmente en determinados periodos de tiempo. Esto significaba que una significativa parte de la poblacion cristiana de Siria era perseguida por el gobierno imperial, y los perseguidos no veían ninguna ventaja en apoyar a ese gobierno en contra de unos invasores externos, del que aun tenían muy pocas noticias.
Hasta mediados del siglo VI, Siria había disfrutado de un periodo de prosperidad económica y crecimiento demográfico. Por tados partes las aldeas se expandían y se cultivaban nuevas porciones de tierra. A partir de entonces, un siglo antes de la conquista musulmana, una nueva y vigorosa cepa de la peste bubónica golpeo toda el área.Era la "plaga de Justiniano".
La mortalidad aumento exponencialmente, y fue aterradora. Las ciudades, donde la población se concentraba con mayor densidad, fueron las mas afectadas, pero las aldeas también sufrieron la epidemia. Los menos afectados por la plaga fueron seguramente los nómadas del desierto, ya que la enfermedad se propagaba por las pulgas que usaban a las ratas como medio de transporte.En las ciudades de la época, las ratas eran tan comunes como lo son ahora. Pero, en los campamentos nómadas había poca comida para los humanos, apenas había ratas y no había lugares donde pudieran esconderse.
La plaga bubónica regreso con aterradora regularidad a lo largo del siglo VI y en el VII.En ausencia de estadísticas es imposible estar mas o menos seguro de las cifras y del impacto que la plaga tuvo en los niveles de poblacion de la zona.
Los historiadores estiman que la peste negra, la peste que asolo Europa occidental y oriente medio a medados del siglo XIV mato probablemente a un tercio de la población, y no hay razón para pensar que la plaga del siglo VI fuera más benigna.
Muchas de las ciudades y pueblos de la zona, que antaño habían florecido se convirtieron en aldeas vacías y ruinas en descomposición. As, cuando los conquistadores islámicos entraron en las ciudades de Siria y Palestina en las décadas del 630 y 640, caminaban por calles donde la hierba y los espinos crecían sin control, entre las columnas de antiguos templos e iglesias donde los pocos habitantes que quedaban buscaban algo que llevarse a la boca.
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