Insurgente en Budapest. Solo tiene una pierna, pero dos armas. |
Viene de aqui:
La mañana del día 25, un sentimiento de alegría desbordaba a los insurgentes que habían conseguido sobrevivir al poder del Ejército Rojo. Porque la única cosa que unía a las diferentes facciones que combatían a los rusos era el ferviente deseo de expulsar al Ejército Rojo de territorio húngaro.
En el otro bando, las cosas eran muy diferentes. A las 9 de la mañana, Mikoyan y Suslov llegaban al cuartel general del partido comunista húngaro, en la calle Akademia. Segun los dos soviéticos,, la unión soviética se había involucrado en lo que pronto podía convertirse en una guerra abierta para intentar apuntalar al desfalleciente régimen comunista húngaro. Ambos estaban de acuerdo en tomar el control de la situación antes que fuera demasiado tarde, y el primer paso era mostrar a los comunistas húngaros quien estaba al mando.
Sede del Partido Comunista Hungaro , en la calle Akademia. |
Arno Gero, el primer ministro húngaro, iba a ser quien se iba a llevar la peor parte.
Mikoyan no perdió el tiempo, y lo primero que hizo fue acusar a Gero que todos los problemas por los que estaba pasando el régimen comunista húngaro eran responsabilidad suya. Suslov apoyo a su camarada, y pregunto a Gero cuando pensaba presentar la dimisión.
Gero trató de defenderse diciendo a los emisarios soviéticos que Kruschev le había prometido su apoyo y que su más importante mision seria mantener al partido comunista húngaro unido.
Mikoyan respondió irónicamente que , gracias a los esfuerzos de Gero, el partido ya se había derrumbado. Mikoyan y Suslov tuvieron entonces lo que buscaban, la dimisión de Gero, que fue reemplazado de inmediato como líder del PCH por Janos Kadar, otro de los líderes del partido .
Janos Kadar. |
Ante la sorpresa de los enviados soviéticos, Kadar propuso a Imre Nagy como nuevo primer ministro del país. El nombramiento se hizo efectivo de inmediato.
El nuevo primer ministro Nagy dijo a los dos enviados soviéticos que si el nuevo gobierno húngaro no tomaba rápidamente la iniciativa, no duraría mucho. Nagy había decidió hacer una "limpieza" gubernamental, sacando a la "vieja guardia” y formando un nuevo gobierno con comunistas moderados y algunos no comunistas. Pero para ello, necesitaba la aprobación de Suslov y Mikoyan.
Imre Nagy, primer ministro de Hungria en 1956. |
Los dos soviéticos estuvieron de acuerdo, pero advirtieron a Nagy que no fuera demasiado lejos. Y los compañeros de Nagy le advirtieron que seguir las indicaciones de los soviéticos no iba a satisfacer a los insurgentes.
El 26 de octubre, Mikoyan y Suslov ya tenían dudas acerca de Nagy. Aunque habían aprobado los nombres para el nuevo gobierno húngaro y el aumento de sueldo para los trabajadores húngaros, amonestaron a Nagy prohibiéndole hablar en público sobre la posibilidad de retirada del Ejercito Rojo. Además, aseguraron que si las tropas soviéticas debían retirarse de Hungría, su lugar seria sin duda ocupado por tropas estadounidenses y de la OTAN, algo que la URSS no toleraría de ninguna manera.
ISU-155, artilleria autopropulsada sovietica puesta fuera de combate en las calles de Budapest. |
La mañana del día 27 había pocos tiroteos en la ciudad.El toque de queda se suavizó, y se permitió a los civiles salir de sus casas para ir a adquirir alimentos. Como el régimen comunista había colapsado al principio del levantamiento, el sistema de distribución de alimentos del régimen también había colapsado. Afortunadamente para los ciudadanos de Budapest, los granjeros de las cercanías de la capital húngara habían sustituido al gobierno en la distribución de alimentos llevando hacia la ciudad todos los alimentos de los que disponían en sus graneros.
Ademas de alimentos, también había periódicos: algunos de los que habían apoyado al régimen comunista habían suavizado sus términos, y las nuevas publicaciones que aparecían apoyaban sin reservas a los insurgentes.
A mediodía de ese día 27, Nagy hacia púbico su nuevo gobierno, compuesto de comunistas ( algunos de ellos del ala estalinista del partido) y no comunistas, como Zoltan Tildy, presidente húngaro entre 1946 y 1948, Bela Kovacs y Ferenc Erdei, líder del ilegalizado partido nacional campesino.
Pero, desafortunadamente para Nagy, el anuncio de los nuevos ministros no tuvo el efecto esperado entre la población civil húngara, y menos aun entre los insurgentes, que pensaban que era muy poco lo que se iba a hacer por aumentar la libertad, y que era demasiado tarde para cualquier acuerdo si las tropas sovieticas no abandonaban Hungría de inmediato.
Los insurgentes tenían además otras cosas en que pensar ese día. A mediodía, artillería autopropulsada y carros de combate soviéticos se movían de nuevo en dirección a los cuarteles Killian y el cine Corvin.
Cuando Pal Maleter había llegado a los cuarteles Killian al principio de la revuelta había poco menos de 1.000 reclutas del cuerpo de ingenieros . Maleter había decidido distribuir a los 1000 reclutas en diferentes puntos de la ciudad, y había reunido a 200 soldados del ejercito regular húngaro, varios carros de combate y media docena de cañones de bajo calibre, reforzados por varios cientos de insurgentes del cine Corvin dispuestos a combatir como francotiradores o usando sus cocteles Molotov.
Insurgentes descansando antes de entrar en combate. |
La artilleria y los carros de combate soviético bombardearon la zona, destruyendo media docena de edificios, y después la infantería se lanzó al asalto sobre los cuarteles Killian. 20 soldados húngaros e insurgentes murieron en el combate, mientras los rusos tuvieron 12 muertos y cuatro carros de combate destruidos. Los insurgentes también consiguieron destruir un transporte de tropas soviético y apoderarse de un camion que llevaba pertrechos y municion a los soldados soviéticos.
Blindados sovieticos destruidos junto a los cuarteles Killian. |
Esa misma tarde, mientras aun resonaban los tiroteos en las cercanías del cine Corvin, Nagy se reunió con su gobierno por primera vez.
Nagy tenía claro que la vía moderada que había estado intentando seguir había fracasado. Y decidió aceptar la mayoría de las exigencias de los insurgentes, ya que quería liderar la revolución, antes que esta le pasara por encima.
A medianoche, Nagy se reunía con Suslov y Mikoyan, a los que esperaba convencer para declarar una alto el fuego. Kadar, tambien presente en la reunión, insinuó que sería buena idea disolver el AVH, conceder una amnistía general a los insurgentes y discutir el futuro de la presencia militar soviética en Hungría.
Suslov y Mikoyan dijeron a los húngaros que para el alto el fuego seria imprescindible la autorización de Kruschev.
Los enviados soviéticos evitaron decir a los húngaros que las tropas soviéticas habían decidido lanzar un ataque general sobre todos los puntos de resistencia de los insurgentes en Budapest.
Nagy solo supo del ataque a las 6
de la mañana del día 28, cuando fue despertado por su asistente, que le informo
que las tropas soviéticas estaban en sus posiciones preparados para empezar el
ataque, y que había no menos de 50
carros de combate rusos preparados, ademas de artilleria autopropulsada y un
centenarde vehicluos acorazados para transporte de tropas,
Los objetivos primarios de los soviéticos iban a ser, adema de los cuarteles Killian y el cine Corvin, las posiciones de los insurgentes en la plaza Boraros, cerca de la estación de ferrocarril oeste, y la calle Tzolto , cerca del Museo Nacional.
Los comandantes soviéticos creían firmemente que si uno de esos puntos de resistencia caía, la moral de los insurgentes se derrumbaría y la rebelión terminaría.
Tras despertar con la noticia de lo que estaban planeando los soviéticos, Nagy habló por teléfono con Andropov, embajador soviético en Hungría, con Mikoyan y finalmente con Kruschev, a quienes aseguro que dimitiria de su cargo si se producía el ataque.
Pero los comandantes soviéticos en Hungría no esperaron la respuesta de Kruschev y lanzaron su ataque, aunque solo contra el cine Corvin, en el que perdieron otros tres tanques y una docena de bajas, para retirarse después.
Cine Corvin , al fondo. |
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