"La Rendicion de Bailen", obra de Jose Casado del Alisal. |
Viene de aquí:
Las consecuencias de tal desastre organizativo no iban a tardar en hacerse evidentes.
Tras la derrota francesa en Bailen, el rey José Bonaparte pensó que los diferentes contingentes españoles caerían sobre Madrid desde todos los lados, pero nada ocurrió. Asi, Madrid fue evacuada por los franceses el 1 de agosto, previo saqueo de todo lo que se pudieron llevar ,pero pasaron casi quince días hasta que las primeras tropas españolas , una división enviada desde Valencia, entrara en la ciudad.
"El rey Jose y los suyos haciendo los preparativos para abandonar Madrid.", caricatura de Thomas Rowlandson.
"El rey Jose retirandose de Madrid", caricatura de Thomas Rowlandson.
El general Castaños no llego a Madrid hasta el día 26 de agosto, encabezando otra solitaria división, ya que las otras tres que lideraba habían sido “obligadas” por la junta de Sevilla a permanecer en Andalucía.
No había un gobierno centralizado, así que hasta que no fuera nombrado era imposible que se nombrase un comandante en jefe del ejército. Para empeorar la situacion, dentro del generalato habia diferentes facciones que optaban por varios candidatos, sin ni siquiera intentar ponerse de acuerdo.
Los generales Cuesta y Blake eran enemigos desde la batalla de Medina del Rio Seco ; Palafox veía en Castaños un obstáculo para su plan de completar la "revolución" liberal que había dado comienzo con el motín en Aranjuez ; por su parte, Castaños desconfiaba de Cuesta y Palafox, y el joven duque del Infantado, Pedro de Alcántara y Álvarez de Toledo, era despreciado por todos, no solo porque brevemente hubiera estado de parte de José Bonaparte.
"Pedro de Alcantara y Alvarez de Toledo, Duque del Infantado", obra de Vicente Lopez.
Todos ellos se reunieron en una conferencia el 5 de septiembre, donde a duras penas llegaron al acuerdo de idear un plan que ponía a Blake al mando de un ejercito para atacar Vizcaya, mientras Palafox atacaría sobre Navarra, ya que se suponía que los soldados franceses no resistirían demasiado, ya que estaban muy cansados y hambrientos.
Gradualmente, los obstáculos en la ofensiva española sobre el norte fueron desapareciendo, y a finales de septiembre el ejército de Galicia, una division de Asturias bajo mando de Acevedo, el ejercito de Castilla, dos divisiones del ejército de Andalucía y otras dos de Valencia llegaban hasta el rio Ebro.
Pero otras dos divisiones del ejército de Andalucía apenas habían llegado a Madrid, y el ejército de Extremadura ni siquiera había salido aun de los limites regionales.
Regimiento de voluntarios distinguidos de Cadiz.
Así, parecía que la ofensiva se había convertido en la segunda preocupación de los españoles, detrás de la situación política.
La necesidad de un cuerpo gubernativo era algo que todos reconocían, pero no fue hasta la liberacion de Madrid que el Consejo de Castilla ( que hasta mayo había tenido un cierto carácter colaborador con los franceses ) intento postularse como gobierno para toda la nación.
Pero la mayoría del generalato, y la aristocracia optaban por una regencia, aunque no sabían a quién ofrecérsela. La mayoría de las juntas provinciales no querían dar todo el poder a una sola persona, así que decidieron la formacion de unas cortes que elegirían el gobierno.
Pero, como no había ninguna asamblea nacional, y nadie sabia muy bien como reunirla o quienes debían formar parte de ella, las juntas provinciales optaron por establecer una Junta Central, que pudiera funcionar como gobierno interino.
Se opto por reunir la junta central en alguna localización neutral, y tras unas cuantas deliberaciones, Aranjuez salió elegida. Y se decidió que cada junta provincial dispondría de dos representantes en la junta central. Pero las preguntas sin respuesta comenzaron surgir : ¿ Cual sería la relación entra la junta central y las juntas provinciales ? ; ¿ Cual seria el rol de la junta central a largo plazo? ¿Quienes estarían representados ?
Los problemas surgieron casi de inmediato. Por ejemplo, en septiembre la Junta de León envió a sus dos representantes para acudir a la sesión de la junta central. Pero, para llegar a Aranjuez desde su sede en Ponferrada, ambos representantes debían atravesar el territorio controlado por el general Cuesta, que los capturo y los aprisionó en el Alcazar de Segovia, colocando en su lugar a dos funcionarios de la cancillería de Valladolid.
Castaños acusó a Cuesta de intentar provocar un enfrentamiento militar que costaría mucha sangre, y el general Cuesta no tuvo más opción que liberar a sus prisioneros, renunciar al mando y marchar a Aranjuez a pedir disculpas por su conducta.
Compuesta por representantes de la practica totalidad de juntas provinciales, la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino se ponía en marcha solemnemente en el Palacio de Aranjuez el 25 de septiembre. Rápidamente, los delegados eligieron un consejo de ministros, ,cada uno de ellos contando con un comité de 5 asesores , ademas de establecer una secretaria general y una Junta General de Guerra por separado, siendo su tarea aconsejar a la junta central en asuntos militares y coordinar los movimientos de los distintos contingentes
El manifiesto emitido el 10 de noviembre causo gran revuelo. En una parte prometía reformas, pero en otra se hablaba de restaurar el antiguo orden y la antigua constitución.Y las primeras medidas tomadas sugerían la vuelta a una agenda tradicionalista : se suspendieron la venta de propiedades eclesiásticas, se revertía la expulsión de los jesuitas en 1767 y se nombraba un nuevo Inquisidor general.
Rápidamente se formaron dos bandos; el tradicionalista, liderado por el primer presidente de la Junta Suprema Central, el marqués de Floridablanca, su secretario, Martín de Garay, y el escritor asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos, todos seguidores del absolutismo ilustrado de Carlos III y Carlos IV, a quienes se acusaba de haber estado excesivamente relacionados con Godoy, el “facilitador” que Napoleón había utilizado para terminar con la monarquía borbónica en España.
"Gaspar Melchor de Jovellanos", obra de Francisco de Goya.
En el otro lado, los “radicales” aperturistas, con el periodista Manuel José Quintana a la cabeza, buscando una “revolución liberal ( al estilo de lo que más tarde aprobarían las cortes de Cádiz ). Junto con otros junteros, de ideas liberales, formaron lo que se llamaria la junta chica. Pero sus ideas no eran siquiera apoyadas por Jovellanos, un raro exponente de educación científica, liberalismo en lo económico y partidario de la desamortización, que incluso había sido encarcelado por la Inquisición entre 1800 y 1808.
Las primeras medidas tomadas por la Junta Suprema que realmente llegaron a influir ( o al menos lo intentaron ) en el bienestar del pueblo fueron la unificación de los antiguos consejos locales en un solo cuerpo legislativo, y eliminar los impuestos a los beneficios del comercio y la industria ( alcabalas ). Además, se ordeno una quinta ( leva, alistamiento ) anual, a elegir en todo el territorio nacional, para que el ejercito llegara a tener mas de 550.000 hombres sobre las armas ; se iniciaron las gestiones para llevar a la península una gran cantidad de caballos africanos, la mayoría de Marruecos ; se decreto la formación de algo parecido a una guardia nacional, las llamadas milicias honradas, se impusieron un buen numero de contribuciones monetarias para costear los gastos de la guerra, se impulso la producción de armas y equipamiento, y se ordeno a las juntas provinciales poner en marcha un programa para conseguir, ya fuera por fabricación o por préstamo popular, todo tipo de ropa para los soldados.
El tema de la falta de uniformidad de las tropas era realmente desesperante. Se buscaba que las tropas del ejercito español no fueran tropas provenientes de sus respectivas provincias cada una con su propio uniforme, así que se buscaba dar uniformidad y que todos vistieran mas o menos igual.
Los desordenados grupos de civiles armados que habían combatido al invasor francés al principio de la guerra ya no existian, pero tampoco el antiguo ejercito borbónico, cuyos regimientos habían perdido gran cantidad de miembros, además de las bajas en combate , por las deserciones, hombres veteranos que habían sido sustituidos por reclutas sin apenas conocimiento de armas o tactica militar básica.
Por ejemplo, la division valenciana del general Llamas, cuyas tropas habían sido las primeras en entrar en Madrid en agosto, eran asi descritas por Antonio Alcalá Galiano : “llevaban los pantalones caidos, sin cinturón, capas de diversos colores, el pelo largo, grasiento y enredado, y sus sombreros con escarapelas patrióticas ie insignias de vírgenes y santos”
De las tropas gallegas, decía : “ es imposible describir la miserable apariencia de este ejército, que necesitaba absolutamente de todo, formando una mezcla de campesinos y marineros vestidos cada uno de una manera”.y el ejército de Castilla, una "masa de campesinos miserables, sin ropa adecuada, sin organización ninguna, y con pocos oficiales merecedores de ese nombre”.
Resumiendo, en todos los contingentes sobraba inexperiencia, y faltaba comida y equipamiento, y solo habia una desesperada búsqueda de caballería y artillería.
Regimiento de infanteria "Imperial" de Toledo.
(Continuara…)
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