Viene de aquí:
A finales del verano de 1528, la
playa de Bahía de los Caballos hervía de actividad. Unos hombres manejaban la fragua,
otros cortaban madera y otros se internaban en la selva aledaña para tratar de
conseguir alimento. Entre los hombres había artesanos, carpinteros,curtidores, herreros,
etc, pero no había ningún experto en construcción naval, ya que todos los
marinos habían permanecido con la flota.
Seguramente fue el carpintero
portugués Alvar Fernándes quien se encargo del diseño de las balsas que iban a transportar
a los 250 hombres que quedaban con vida, de los 300 que habían comenzado la
ruta terrestre por Florida.
El reto que debía asumir el
carpintero Fernándes era construir una balsa capaz de flotar y maniobrar con
una carga considerable.
Los 250 expedicionarios se iban a dividir entre cinco balsas, además de agua suficiente,
todo el maíz que pudieran encontrar, algunas baratijas, ropa y algunas armas
que habían podido salvar.
Asumiendo que cada expedicionario
pesaba unos 70 kilos, la carga disponible de mercancía no debia superar los
1.500 kilos, para que cada balsa no superara las 5 toneladas de peso totalmente
cargada.
Para soportar tal carga, las modernas
balsas se construyen con materiales de una muy alta flotabilidad, como la
espuma de polietileno o el poliuretano, añadiendo además compartimientos o
cámaras de aire para aportar flotabilidad adicional.
Pero los constructores de las
balsas de la Bahía de los Caballos ni siquiera podían soñar en tales materiales,
y se veían obligados a confiar en la flotabilidad de la simple madera. Por eso,
elegir la madera adecuada era esencial. En la zona de Apalachicola existía gran
variedad de arboles, sobre todo teca y ebano, maderas de gran resistencia, pero
también de gran densidad, con gran facilidad para hundirse en el agua.
Bahia de los Caballos,Apalachicola.
Otros tipos de madera dura, como robles
o sauces, flotaban mejor, pero eran muy difíciles de cortar con las herramientas
disponibles y su alta densidad hacia muy complicado transportar los troncos
desde la selva hasta la playa.
Mucho más factible era utilizar
la muy abundante cantidad de coníferas que crecían en la región, como pinos,
cipreses y cedros, madera de menor densidad muy adecuadas para construir una balsa.
Pero la tala de la madera iba a ser un trabajo muy duro.
Según escribe el propio Cabeza de Vaca en su obra "Naufragios", cada balsa media 22 codos (unos 11 metros, aprox.), y una vez completamente cargada, sobresalía del agua apenas un jeme (la longitud que había entre el dedo pulgar y el índice de la misma mano, con ambos dedos extendidos), unos 15 cm aproximadamente.
Para construir las 5 balsas fue
necesario talar más de 150 grandes pinos. Pero no era más que el inicio del
proceso de construcción.Habai que podar las ramas, cortar a la longitud deseada
y arrastrar el tronco hasta la playa. Una vez que toda la manera necesaria
estaba en la playa, se pasó aa la cuestión de cómo sujetar y mantener los troncos unidos.
Para ello, se pasaron muchas horas trenzando fuertemente las colas y las crines
de los caballos que los expedicionarios habían consumido. Los treinta caballos
que se comieron los expedicionarios debían aportar “cuerdas” no solo para unir los troncos,
tambien para manejar las velas.
Para la mayoría de los hombres,
el viaje que les había llevado desde Sevilla a Cuba había sido su primera
experiencia marina. Muchos de los integrantes de la expedición no sabían nadar,
y les causaba una honda preocupación o incluso pánico el tomar conciencia que lo único que les iba
a separar de una muerte por ahogamiento eran unos cuantos troncos unidos por
crines de caballo. Para unir los troncos y separar lo mas posible a los
viajeros del agua, se trituraron gran cantidad de hojas de palmito, hasta
conseguir una pasta fibrosa que se utilizó como estopa para pegar los troncos.
Un griego que viajaba con la expedicion, llamado Teodoro, dio aun mas
consistencia a la mezcla añadiendo savia de pino.
La pegajosa pasta resultante se
utilizó para calafatear la parte inferior de las balsas, consiguiendo que la
entrada de agua se redujera grandemente. El peso añadido de la pasta no
contribuía a mejorara la navegabilidad de las embarcaciones, pero el efecto
sicológico de evitar la entrada de agua tranquilizó a muchos hombres y les dio confianza para
emprender la travesía.
Para los remos se utilizo madera
de ciprés convenientemente talada, y para las velas se usaron las camisas de
los expedicionarios cosidas entre sí.
Finalmente, los expedicionarios
se ocuparon del asunto de las provisiones.Conservar carne de caballo o
crustáceos era imposible, así que los expedicionarios iban a depender del maíz, los frijoles y las
calabazas que habían saqueado en los cercanas aldeas indígenas. Para transportar
el agua, los hombres de Narváez curtieron las pieles de las patas de los caballos
para hacer grandes bolsas y guardar el agua.
Tras mes y medio de duro trabajo,
las balsas estaban listas para zarpar. Solo quedaba un caballo vivo, y como no se
podía transportar, lo mataron y lo devoraron, sabiendo que tardarían mucho
tiempo en volver a comer carne.Despues, llevaron las balsas hasta el mar, las
cargaron con las provisiones y subieron en ellas. Con 50 hombres en cada balsa,
el espacio para cada uno de ellos era minimo, apenas se podían mover.
Narváez comandaba la balsa
“insignia”, acompañado por los hombres mas fuertes o mas saludables. En la segunda
balsa navegaba el clero, con fray Juan Suarez como máximo responsable de la
salud espiritual del grupo.
La tercera y cuarta balsas iba transportar
a los cuatro capitanes de la expedición: Tellez, Peñalosa, Alonso del Castillo
y Dorantes, acompañados de sus hombres.
Y en la quinta balsa, marchaba Cabeza
de Vaca, acompañado entre otros de Estebanico y el inspector de las cuentas reales Alonso de Solis.
El 22 de septiembre de 1528, las
5 balsas se hicieron a la mar.
“E ibamos tan apretados que no nos podíamos menear, y tanto puede la
necesidad que nos hizo aventurar a ir de esa manera y meternos en un mar tan trabajosa,
y sin tener conocimiento del arte del navegar ninguno de los que allí íbamos”
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