viernes, 14 de marzo de 2014

330 a.c.: Alejandro,el camino a Persepolis.



  
  Adelantándose a la llegada de Alejandro a Susa, Dario había huido a la planicie persa,lo que hoy conocemos como Iran propiamente dicho, una comarca completamente desconocida para los viajeros de occidente.


  Alejandro había interrogado a los nobles persas, por ejemplo, a  Abulites, a quien había mantenido en su cargo de sátrapa. Todos le dijeron lo mismo. Con total seguridad, Dario se había refugiado en Persopolis, la capital de verano de los grandes reyes persas, ciudad fundada por Darío I en el año 513 a.c., a  unos 60 kilómetros al noroeste de la actual ciudad de Chiraz.

 Ruinas de Persepolis.


  Aunque se había sentado en el trono persa y había sido aclamado como tal, Alejandro se veía obligado a conquistar las dos capitales  aquemenidas, Persepolis y Pasargarda, y, de paso, conquistar la legendaria capital de los medos, Ecbatana, (actual Hamadan).No se sentiría realmente rey de toda Asia si no terminaba por completo con los monarcas persas.


  En los primeros días de enero de 330 a.c., Alejandro deja Susa y se dirige  a Persepolis.Su ruta pasa por el país de los uxios, algunas de cuyas tribus, las que vivian en la llanuras, ya se habían sometido  Alejandro en Susa.


  Pero las tribus uxias de las montañas eran  otra cosa. Indómitos a la dominación persa, controlaban los desfiladeros que permitían atravesar los montes Zagros ,el camino mas corto que unía Susa con Persepolis. 

 Trazado del camino Real persa,entre Susa y Persepolis.


  Toda persona que desease pasar por el desfiladero debía pagar un tributo a los uxios.Comerciantes, mercaderes, funcionarios del gobierno persa, el mismo ejército persa debía pagar un tributo.


  Los uxios de las montañas, dirigidos por Mádates,un antiguo general del ejercito persa, mandaron un mensaje a Alejandro, indicándole que no  se le permitiría pasar por los desfiladeros a no ser que pagase exactamente el mismo tributo que anteriormente había pagado el ejercito persa en su camino de Persepolis a Susa,un par de años atrás.


  Alejandro recibió a los mensajeros uxios cortésmente, y les envió de vuelta con la promesa de que en un par de días, su ejército se presentaría en la entrada del desfiladero y pagaría  a los uxios con justicia.


  Nada más abandonar los emisarios uxios el campamento de Alejandro, este convocó a su caballería de compañeros, a los hipapistas y a unos 8.000 soldados de infantería ligera.


  Al caer la noche se dirigieron hacia los desfiladeros de los montes Fars, a través de un terreno rocoso y difícil, distinto a la ruta tomada por los emisarios uxios para volver a su territorio. El ejército llego en plena noche a una aldea situada  a muy corta distancia de la entrada del desfiladero. Allí no hay más que mujeres, niños y ancianos, puesto que los hombres habian marchado hacia el desfiladero para  impedir el paso de Alejandro si intentaba romper su promesa.


  El ejército de Alejandro sorprendio a los habitantes durmiendo, y matan a todos, ancianos, mujeres y niños. Luego prenden fuego a sus cabañas, graneros y establos.


  Desde allí, se dirige  a paso ligero a los desfiladeros, intentando llegar antes que los guerreros uxios.Envia a Cratero a apostarse con los arqueros en las cimas de los montes cercanos.



  Cuando los guerreros uxios llegaron a ocupar los desfiladeros, se encontraron con la desagradable sorpresa de encontrarse al ejercito de Alejandro enfrente y, apostados en las colinas de alrededor, los arqueros de Cratero.


  Los guerreros uxios se dieron a la fuga, sin entablar siquiera combate: buena parte de ellos murió  a manos de los soldados de Alejandro que los perseguían, otros trataron de huir por las colinas, donde se toparon con la infantería ligera de Cratero.La matanza fue tremenda.


  Los supervivientes suplicaron a Alejandro la paz. En un pricipio, Alejandro estuvo tentado de exterminar por completo a la tribu. Pero sus generales pensaban que sería muy conveniente tener los pasos de las montañas protegidas por un pueblo amigo.


  Finalmente, Alejandro se convenció y dio permiso a los uxios para preservar sus aldeas y territorios, a cambio de un tributo  anual de 100 caballos, 500 bueyes y 30.000 corderos.

Y el territorio de los uxios pasó a formar parte de la satrapía de Susiana.


  Para Alejandro, la escaramuza con los uxios de las montañas había sido una pequeña piedra en el camino: lo peor estaba por llegar. La ruta que se abría ante el  por los desfiladeros era larga y estaba erizada de dificultades. Decidió dividir sus tropas: envió a Parmenion por el camino real, que unía Susa con Persepolis pasando por las ciudades de Kazerun y Chiraz, con los carros, la caballería tesalia, la infantería pesada y los mercenarios. 


  Alejandro comandaría a la infanteria macedonia, la caballería de los compañeros, los arqueros y los exploradores, acortando camino por las montañas.


  Debería recorrer más de 300 kilómetros a través de los montes Zagros,  montañas cuya altura oscilaba  entre los 2.000 y los 5.000 metros, en su mayor parte cubiertas de nieve perpetua y hielo, cuyos senderos resultaban desconocidos para los guías locales que había contratado.


  Con una temperatura que por las noches descendía a menos de 20 grados bajo cero, la empresa parecía prácticamente imposible.Pero al igual que el verano anterior había podido cruzar el desierto sirio , lo consiguió.


 A los seis días de marcha, el ejército macedonio llego a un desfiladero que los geógrafos antiguos conocían por “desfiladero de las puertas persicas”, al noroeste del actual Yasuj. Era la llave que conducía  a la llanura persa.

 Entrada  a las puertas persicas.


  Alejandro se encontró el desfiladero bloqueado por un muro de piedras, tras el cual esperaba un ejército persa de 800 jinetes y 40.000 hombres, al mando del sátrapa Ariobarzanes, totalmente decido a  impedirle el paso.


  Enfrentado a este inesperado obstáculo, Alejandro monto su campamento a una hora de marcha del desfialdero, y decidió asaltar la muralla  construida por los persas al amanecer.


  Al día siguiente, el ejercito macedonio se adentro en el desfiladero. Recibieron una autentica lluvia  de flechas, jabalinas y piedras lanzadas con hondas, mientras desde lo alto del desfiladero los persas lanzaban sobre los macedonios grandes bloques de piedra.



  Atacado de frente y por ambos flancos, Alejandro se retiro a su campamento, llevando consigo algunos prisioneros capturados.


  La situación era critica: aquel desfiladero era el único paso que llevaba hasta la llanura persa, y si no conseguía franquearlo rápidamente, la otra parte de su ejecito, mandado por Parmenion, que debía llegar a Persepolis al mismo tiempo que el, podría ser masacrado allí.No podia perder mucho tiempo.


  El futuro de la expedición iba a jugarse delante de las Puertas Pérsicas. La cuestión era como iba  a franquearlas.

(Continuara...)

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