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Además de las experimentadas
unidades gurkas que combatían contra los turcos en el frente de Oriente Medio,
nuevas unidades recién creadas viajaban a Francia a seguir la lucha contra los
alemanes.
La mañana del día 25 de
septiembre de 1915,al norte de la localidad
de Loos-En-Gohelle, al norte de Francia,el capitán Gerald Buckland del 2ª
batallón del 8º regimiento gurka, se dio cuenta repentinamente que la situación
no era la que esperaba.
Tras haber conseguido atravesar
la tierra de nadie con la primera oleada de atacantes, su compañía debía estar
situada junto con otra unidad aliada situada a su flanco derecho.
Pero allí no había nadie.Expuestos
en la vanguardia del ataque aliado, los gurkas del capitán Buckland se estaban
quedando sin munición, y era solo cuestión de
tiempo que los alemanes se apercibieran que el flanco derecho de los
gurkas estaba totalmente expuesto.
“Si un hombre dice que no tiene
miedo de morir, o está mintiendo, o es un gurka”
Esta frase es del mariscal de
campo Sam Manekshaw, un antiguo jefe de estado mayor del ejercito británico en
la India con 40 años de servicio, muchos de ellos mandando unidades gurka.
En septiembre de 1915, la guerra
en el frente occidental había llegado a un sangriento empate, con los contendientes
enfrentados a lo largo de un frente de
600 kilómetros de largo, desde el mar del Norte hasta la frontera franco-suiza.
Para finales de septiembre y principios de octubre, los comandantes aliados
esperaban romper definitivamente las líneas alemanas con dos ataques masivos,
uno por parte de los franceses en la región de las Ardenas-Champagne y otra por
parte de los britanicos, en Loos.
El mariscal John French,
comandante en jefe del B.E.F. (British Expeditionary Force) y el teniente general
Sir Douglas Haig, comandante del primer ejercito británico, iban a encarar en la
zona de Loos condiciones poco aptas para un ataque generalizado.
Al norte de Lens, una ciudad
minera de carbón situada en una zona industrializada cerca de la frontera belga
en el extremo norte de Francia, se encontraba el campo de batalla previsto por
los generales britanicos.Practicamnte plano en toda su dimensión, se veía
salpicado de pequeños y numerosos pueblos mineros, casas bajas y grandes
edificios para la transformacion de minerales en productos manufacturados.
Montañas de escoria en Loos.
Las únicas alturas que dominaban
la extensa llanura eran los enormes montones de escoria, que los alemanes
habían fortificado a conciencia, ademas de las altas columnas que indicaban la presencia de una mina de carbon,excelentes puntos de observacion desde los que se divisaba gran parte del campo de batalla.
Al difícil terreno que se iban a encontrar las tropas británicas se sumaban los informes de inteligencia, que indicaban
que los alemanes estaban construyendo unas poderosas segunda y tercera línea de
trincheras tras el frente,reforzadas con nidos de ametralladoras, blocaos y
enorme extensiones de alambradas.
La segunda línea de trincheras
alemana se encontraba fuera del alcance de la artilleria aliada, asi que deberian acompañar al asalto de la
infantería para profundizar significativamente en terreno enemigo.
Además, la artilleria británica andaba algo escasa de artilleria, solo tenía
533 cañones y obuses de todo tipo y calibre para cubrir un frente enemigo de
unos 10 kilómetros de longitud repletos
de posesiones defensivas solidas.
French y Haig expresaron sus
dudas sobre la ofensiva sobre Loos a sus superiores, solicitando en su lugar
trasladarla una veintena de kilómetros al norte, donde argumentaban que podían
tener una mejor posicion de partida para
romper la línea defensiva alemana con mayor facilidad.
Pero el secretario de estado para la guerra de Gran Bretaña, mariscal
lord Horatio Herbert Kitchener y el alto mando francés se negaron al cambio de
escenario para la ofensiva.
Para tratar de contentar a los
generales britanicos y compensarlos por el poco apropiado terreno y la falta de artillería,
el alto mando aliado decidió autorizar el uso de gas cloro sobre las trincheras
alemanas antes del previsto asalto, la primera vez que los ingleses iban a
utilizar armas químicas.
A pesar de los esfuerzos por
mantener la ofensiva en secreto, el constante movimiento de grandes contingentes
de tropas británicas y la llegada a las inmediaciones de la línea del frente de
innumerables trenes cargados de munición y provisiones termino por alertar a
los defensores alemanes.
Entre las diversos fuerzas
británicas que iba a participar en la operación se incluía el 2ª batallón del 8º regimiento gurka, uno de los 5 batallones de la brigada Garhwal de la
séptima división del cuerpo
expedicionario hindú en Francia.Estas unidades habían contenido el
ímpetu inicial de la ofensiva alemana en los primeros meses de la primera guerra
mundial en Bélgica y el norte de Francia a finales de 1914, y en esta ocasión iban
a ser utilizados para la ofensiva.
La ofensiva en Loos iba a ser también
la primera ofensiva en la que iba a intervenir el “ejercito de Kitchener”, una iniciativa
del ministerio de la guerra britanico para agrupar en una misma gran unidad a los
voluntarios de su ejercito.
Desafortunadamente, sus hombres
estaban mal entrenados y peor preparados para los rigores de la guerra, sobre
todo en comparación con las unidades del ejercito regular britanico, ya muy bien adaptadas
a las condiciones del frente occidental.
Al otro lado de la tierra de
nadie se encontraban las tropas del 6º ejército alemán bajo mando del príncipe heredero,
el príncipe Ruperto de Baviera. Habiendo trasladado gran numero de tropas al frente oriental,
los alemanes confiaban que los dos ejércitos que mantenían en el frente
occidental (3º y 6º) más 7 divisiones y tres brigadas en la reserva,fueran suficientes para
cubrir todo el frente.De hecho, en el sector de Loos, las fuerzas alemanas
estaban muy dispersas, y estaban superadas en número por sus oponentes, aunque
estos no lo sabían.
A primeros de septiembre el
general Sir Charles Anderson, comandante de la 7º división, fue ascendido a liderar la brigada hindú, que
se desplegaba a lo largo de 8 kilómetros de la línea del frente.
Para apoyar el ataque francés en Champagne-Ardenas, el cuerpo hindú tenía la orden de atacar las colinas de Haute Pommereau antes de avanzar sobre las defensas alemanas situadas al sur del
canal de Basseé.
El 21 de septiembre la artilleria
británica abrió fuego sobre toda la línea del frente alemana en el sector de Loos,
con la intención de seguir disparando
sus proyectiles hasta la mañana del día 25.
Pero el 23 de septiembre amaneció
con muy mal tiempo, lluvias torrenciales obstaculizando el movimiento de las
piezas artilleras y su visibilidad, inundando trincheras y dejando en algunas
zonas 40 cm de agua de profundidad.
Pero la infantería británica no
vio entorpecido su despliegue, y aprovechando la oscuridad se desplazaron a sus
zonas de partida,estando en sus posiciones al amanecer del día 25.
Ninguno de ellos sabía que el
bombardeo artillero, que se suponía debía durar 4 dias, solo había durado dos,
y había hecho poco daño en las defensas alemanas.
Antes del amanecer del día 25 de
septiembre, y tras comprobar los informes meteorológicos para saber si los
vientos iban a serles favorables, los británicos
confirmaron su intencion de lanzar gas de cloro, lo que comenzaron a hacer a partir de las 6 de la mañana.
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